06. ❝Afligido❞

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06
Afligido
❀─────❝HUNTER❞─────❀

—... Tú ojo está sangrando.

Rápidamente, movió su mano y tallo su ojo para quitar aquél liquido carmesí el cual comenzaba a resbalar por sus mejillas.

— No es nada —Aseguró, pero era claro que nadie de los presentes creyó en aquello.

Bajo su mano, observando como el brazalete de metal negruzco tenía leves manchas de sangre, que fácilmente se podrían quitar. Chasqueo la lengua disgustada, y con una sacudida de su mano, la sangre resbaló.

— Leiko, ¿qué te sucede? Acabas de decir que no afectaba a humanos... —Se escucho la preocupada voz del pelirrojo, acallando en silenció antes hecho.

— Dije —Sonó demandante— no es nada —Una ola de molestia llegó a ella y la ganas de marcharse se hicieron presentes.

Dio un paso atrás, sintiéndose acorralada ante las miradas que los presentes le mandaban, en especial la de orbes rojos.

— Me... me voy —Leiko, quiso dar una última mirada al cazador, pero antes un mano tomó la suya, obligándola a ver hacía abajo.

La menor de los Kamado se aferraba al brazo de la rubia, con un extraña y muy parecida mirada a la de su hermano mayor, preocupada.

Su cuerpo se tenso al instante debido al contacto, quiso aventarla como reflejo, siendole imposible hacer aquello.

Y de nuevo, alguien más sostenía su otra mano, con fuerza, como si así ella no pudiera irse.

— No te puedes ir hasta que nos digas que te pasa, y aseguramos de que estés bien —La seguridad era ahora lo que predominaba la voz de Tanjiro.

La sorpresa lo invadió al ver la afligida mueca de Leiko, y a su vez un olor amargo y triste llegó a sus fosas nasales, proveniente de la rubia.

— No... —Murmuro con lentitud, y de nuevo, una jaqueca se hizo presente— Sueltenme... —Aquella demandante voz había desaparecido, cambiando por una baja y hasta cierto punto, con dolor.

Pero ninguno de los dos cedió, e incluso el agarre se hizo más fuerte.

— Yo... No... —Por un momento, él varón burdeó pensó que hablaría, una equivocación.

Jaló sus manos, en un rápido moviendo, pero sólo Tanjiro la soltó al no esperarlo. En cambio, Nesuko seguía apegada al brazalete.

Aquélla afligida mirada cambió por completo a una tosca, mientras forcejeaba con la menor.

— ¿Deberíamos hacer algo, Tamayo-Sama? —Inquirió el aprendiz de la nombrada a su lado, observando la escena.

— Dejalo así —Ella dijo.

Por más fuerza que la usuaria de la luz usará, no parecía afectar en lo más mínimo al demonio femenino.

— Tanjiro, quita a tu hermana de mi brazo, o lo haré a la fuerza —Una mirada llena de odió le heló la sangre al nombrado.

— ¡Sueltala, Nezuko! —Exclamó temiendo lo peor, las palabras no hicieron efecto, en lo absoluto.

— Tú... —Gruñó su nombre con rabia, levantando el otro brazo dispuesta a alejarla con un golpe.

Tanjiro abrió los ojos con sorpresa y preocupación, que se calmó al ver como con lentitud, ella bajaba su brazo.

No había podido siquiera tocarla, por lo que simplemente desabrocho el brazalete y la otra caía de espaldas ya que ahora nada sostenía aquel guantelete de metal.

— Tú... —Volvió a decir, dándose la vuelta para irse caminando con rapidez— Me recuerdas tanto a él... —Alcanzaron a escuchar ambos hermanos antes de verla desaparecer tras haber usado su respiración para irse.

— Leiko... —Habló afligido Tanjiro, sin saber porque sentía una opresión en el pecho.

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      Cerró los ojos, masajeando su cíen debido al dolor de cabeza que la invadía.

Avanzaba enfurecida por la montaña llena de bosque por la cual pasaba, a su vez a dolorida.

— Tú... —Escuchó detrás de ella, una voz masculina y ronca que a decir verdad, se le hacía familiar.

Dio la vuelta, encontrándose con un chico de pelo negro y ojos del mismo color. Tenía el uniforme de cazador, con encima un chaleco morado.

— ¿Te conozco? —Preguntó con tosquedad la femenina, sin recordar que lo había pisoteado con anterioridad.

— En la selección final —Dijo, un tanto cohibido pero al parecer manteniendo una faceta calmada.

— ¿Eh? —Lo observo a los ojos, poniéndolo nervioso y un tanto incomodo— Ah, eres el... Que pisotee —Lo siguió viendo, anonadada— Creciste...

Un rubor invadió al azabache, quien prefirió evitar la mirada ante su nerviosismo con el género femenino.

— U-un poco... —Tartamudeó.

Cuantos fueron sus nervios cuando sintió como la rubia tocaba su brazo y lo apretaba. Los colores rojos predominaban en su rostro ahora.

— Y ganaste bastante musculo a pesar de que a pasado menos de un mes...

Asintió con su cabeza, aún sin verla y tratando de separarse mientras retrocedía, sin embargo la otra no se detenía.

— Increíble, en definitiva no son falsos... —Comentó con intriga, sin dejar de tocar su brazo sin una pizca de vergüenza ante sus actos—. ¿Cómo has logrado hacer eso? ¿Qué entrenamiento tuviste éste tiempo? —Interrogó, soltándolo.

— Yo... —Sus nervios le impedían mirarla y seguir hablando.

— Ha estado entrenado conmigo —Leiko dirigió su mirada al nuevo, un hombre que aparentaba tener ceguera y bastante alto y corpulento.

Ella lo miró asombrada, pensando en cuanto tiempo habría tardado en verse así.

— ¿Eres un pilar?

— Mi nombre es Hamejima Gyomei —Se presentó—. He estado ayudando a Genya-Kun con su entrenamiento.

— Debe ser increíblemente tortuoso como para que... ¿Genya? —Él asintió, sin aún mirarla— haya ganada tanta masa muscular e incluso aumento su estatura en muy poco tiempo...

Sonrió llena de arrogancia, olvidando el dolor en su cabeza y el porque con anterioridad había estado enojada, enfurecida.

— Mi nombre es Leiko —Fue hasta entonces que el azabache menor la pudo ver, olvidando tan sólo un poco su nerviosismo —. Hamejima-San, entreneme hasta que mi próxima misión llegué.

 Hamejima-San, entreneme hasta que mi próxima misión llegué

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The Hunter ||「Kimetsu no Yaiba」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora