Proyecto Globalización || Rusia x Inglaterra

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Resumen: El poder geopolítico ha recaído durante gran parte del siglo largo y el siglo corto en manos de Rusia. Un repaso a su historia como la superpotencia del bloque oriental, cuando el rival notorio a su poder terrestre era una isla de Europa, con el poder naval, murmurando un nombre y un deseo. Rusia x Inglaterra.

Regalo para Veropyon.

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PROYECTO GLOBALIZACIÓN

Desde una de las más altas torres del Kremlin, Rusia admira el paisaje invernal que cubre sus campos. El invierno ha sido crudo, se dice, tal vez es uno de los más fuertes de los últimos diez años. El zar, sentado tras él, ahora nombrado oficialmente emperador desde que habían decidido llamar al reino de Rusia bajo el intimidante pseudónimo "imperio ruso", le hace un comentario a cerca del clima que azota las ciudades. La chimenea del castillo sigue humeante y caliente, hace al menos dos semanas que el fuego no se ha apagado y sin embargo, Rusia siente que ni su abrigo de piel de oso, su bufanda o botas de cuero son suficientes para entrar absolutamente en calor. Tal vez nunca en su vida lo logrará del todo, ni aunque el verano dure décadas seguidas, ni aunque pasee por países tropicales. El frío lo ha curtido desde pequeño, cuando aún era un montón de pueblos remotos entre sí, tan rurales como aislados.

Hace muy pocos días había tenido que admitir la derrota frente a una liga de naciones europeas, además de otro sujeto que decía ser similar a él, un imperio. La guerra de Crimea había terminado y Rusia tampoco se sentía particularmente feliz de eso, sin esperarse jamás que no sería la primera derrota a la que se vería sometido. Sin embargo la derrota no fue aplastante ni absoluta para Inglaterra, quien mayor afán expansionista presentaba en el continente. Para Rusia jamás dejaría de ser curioso cómo es que una isla miserable sin más que hierro en su poder (y mucho desarrollo industrial, cabe destacar) pudo haber expandido sus dominios fuera de sus fronteras marítimas. Rusia siempre defendería que el poder terrestre era muchísimo más eficaz que el poder naval, pero a esas alturas, comenzaba a preguntarse qué tan cierto era ese dogma.

Con permanente seriedad en su blanca tez, el zar hace ademán de levantarse. Rusia gira para la correspondiente despedida, como dictaba la costumbre. Inclinándose hacia adelante, se ve solo en la sala. El tiempo ha pasado, su poder es absoluto. Rusia sabe perfectamente bien cómo el terror cohesiona. Iván el Terrible se lo enseñó con duras lecciones.

Ha sido un siglo difícil, reflexiona en silencio. Los imperios se tambalean, otros se fortalecen. Muchos pueblos han caído en la desgracia y el anonimato para subyugarse y, pese a todo, lograr sobrevivir. Ya pronto vendrá un nuevo siglo y la bienvenida que espera darle no se comparará jamás con lo que el propio siglo les deparará a ellos.

Allá afuera, hacia Occidente, Inglaterra se expande hacia todas partes. No se le ha hecho tan difícil como Rusia pensaba, considerando lo despiadado que el mar puede llegar a ser. Es mejor navegante de lo que cualquiera pudo haberse esperado y varios en Europa lo saben. Tal vez es España el que mejor fe puede dar de eso. Pero las colonias han alzado la voz y los ojos ambiciosos de los europeos se han volcado hacia otra parte, hacia el sur, donde África descansa de mundo exterior y del hombre blanco.

Hasta el momento, oficialmente, Rusia está satisfecho con ser el país más grande del mundo, más que la isla británica y su expansión naval.

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El inicio del siglo XX trajo consigo la tensión que en todas partes se respiraba, cuando el siglo XIX aún caminaba entre las fronteras. Inglaterra mira sus propias manos curtidas por la brisa marina y se pregunta hacia dónde debe dirigirse el poder ahora. América ya lo ha perdido absolutamente, así como sucedió con España y Francia y hacia el sur, el gran continente africano parece todavía lleno de maravillas por descubrir.

APH: FragmentosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora