Lastimado y cansado, lo aguanto solo

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Pasaron dos semanas desde que enterramos el cuerpo de Axel en una fosa común, fué triste, pero tuvimos que hacerlo.

Tuve que explicarle a Grecia lo que pasó..., ella no recibió bien la noticia..., pensó por un momento que yo me volví loco...

Decidí huir de aquel lugar, sin antes, reuní la mayor cantidad de suplementos que pude, para dejar en ceros a Grecia.

Antes de irme ella me detuvo para hablar conmigo.

-¿Y ahora a donde irás Gabriel?-

-Iré al sur, allá debe de haber mejor calidad de vida que en la ciudad-.

-Necesitarás más provisiones-.

-Creo que tendré que robar algo...-

-Gabriel, solo vete, no puedo perdonarte por matar y robarle a mas gente-

-Púdrete Grecia, no sé por que en un momento creí en ti-

Partía del lugar sin pensarlo dos veces, con una prótesis que me ayudaría a mantener objetos con ambos brazos.

Avancé lejos de ella, y por fin, dejé de ver su rostro.

Seguía pensando en los coyotes del yermo, ellos buscando ahora mi cabeza, llamándome "El Imperdonable".

Me encontraba algo molesto, sabía que no fue buena elección Grecia..., no fue fácil decirle la verdad, pero tarde que temprano tenía que salir, así que decidí huir de ella, antes de que dudara más de mi.

Mi rumbo era el sur de México, iba en búsqueda de un nuevo futuro, por que el mío, estaba completamente arruinado.

A mitad de camino rumbo al sur, el carro se detiene por falta de gasolina, adolorido, cansado y hartado, era lo que parecía ser mi rumbo final.

Pasaron dos días, y para sorpresa mía, no encontré mas gasolina, me encontraba en medio de la nada.

La parte restante de mi brazo izquierdo sufría de un dolor intenso, parte de mis nervios habían sido mal cosidos, era una hemorragia interna, necesitaba un médico urgentemente, sentía mi brazo arder, sangre recorrer el interior de mis huesos, cada minuto en el yermo era el infierno.

-Vaya suerte la mía-. Exclamé

-Si tan solo me hubiera ido con mi familia en el día cero, hubiera tenido un destino más digno-.

Empezé a llorar, por que sabía que ellos no sobrevivieron

Cerca de mi hogar había una planta de energía propulsada por carbón, el carbón emite más radiación, al no tener el control por el día cero, la radiación afectó a los hogares cercanos, y con ellos... a mi familia.

Habían pasado 3 meses desde que me quedé varado en la nada, con señas de descuidado personal, cabello más largo, barba en crecimiento, un brazo cicatrizado, era tiempo de seguir a pie.

Abandoné el carro a primera hora del primer día de invierno, y por ello, tuve que destruirlo.

Partí hacia el sur de México, eran posibles meses de caminata hacía un nuevo lugar para llamarlo, hogar.

Debía tener cuidado, ya que no podía hacer nada sin mi brazo, lo único que puedo hacer, es caminar, cueste lo que cueste.

Lastimado y cansado, yo aguantaré hasta el final...




El imperdonableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora