Capítulo 13

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Carraspeó gravemente.

-A lo mejor entre la noche se lastimó con algo, debería revisar con qué fue.-Cambió la expresión a otra más normal y siguió mirando hacia enfrente-¿Le gustaría llegar a un lugar para que sea curado?

-sí, creo que es necesario-suspiré.

Mi mente volaba de todo lo que estaba sucediendo, ya no sabía que era verdad o mentira. Mi estado mental comenzaba a colapsar.

No estoy bien y está bien no estarlo. Tengo que atenderme con urgencia y parar por unos momentos, hacerlo por mí, por mi propia salud.

Viendo mi herida decidí posponer mis planes para otro momento, todavía faltaba unos meses más para la decisión final, así que tenía que reponerme y estar más que al cien, necesitaba un respiro.

-Miguel...sé que es tarde para decirte esto, pero es urgente volver al castillo.- mantuve la visión en la ventana porque ya no quería torturarme más pensando en posibles teorías.

-Pero si ya casi llegamos... ¿Está seguro que quiere regresar?

-Completamente seguro.

Dicho esto, dobló en una calle para regresar.
Yo estaba consciente que sería más tiempo de viaje, pero no soportaría seguir con esto, podría terminar conmigo mismo en cualquier momento.

...

Horas después nos paramos en una gasolinera para cargar combustible ya que sería un recorrido más largo. Por lo que baje por cosas para curarme la herida y otras que ocuparíamos en el camino.
Caminaba por los pasillos nuevamente como ayer, despacio, pero me sentía más decaído.

Minutos más tarde, ya ni siquiera prestaba atención a lo que tenía enfrente de mí, hasta que de un momento a otro, me encontré con un curioso espejo. Uno de los que tanto vendían en ese supermercado pequeño. Mi rostro fue reflejado en el peculiar artefacto. Me notaba demacrado; con unas bolsas abajo de mis ojos presenciando las ojeras, había una que otra marca de todo lo que había pasado plasmada en mi cara, mis labios estaban secos y partidos, me daba lástima. Mis mejillas se tornaron rojas ya que tenía un sentimiento de pena al mirarme ahí. Apenas notaba que mi camisa estaba ligeramente manchada de sangre de la herida que me había hecho en la madrugada con una cosa dudosa. En mi otro brazo también se mostraban marcas, por obvias razones.

No podía ser rey demostrando este aspecto. En mí se reflejaba inseguridad, descuido, desconfianza, entre muchas cosas más. Por lo que me hacía ver que mi decisión al regresarme había sido más que la correcta.

Dejé eso aún lado y seguí escogiendo mis cosas. Terminé y volví al auto.

Mientras avanzábamos comencé a curar mis heridas, concentrándome en ellas sin intentar pensar en otra cosa, causando en tardarme más en curarlas. Hasta que escuché que me hablaba.

-¿Disculpa? No escuché, andaba reflexionando unas cosas-seguí poniéndome alcohol en la herida con sutileza.

-Le preguntaba que si gusta que pusiera algo en la radio, para que no se sienta así, mal. Cómo usted guste majestad.

-Por mí está excelente, gracias Miguel.

Asintió con la cabeza y prendió la radio. Se escucharon varios sonidos extraños hasta que logró acomodarle en una sintonía. Pusieron una canción que sabía perfectamente el nombre de ella. Creep de RadioHead, sonaba en la radio. Por lo que la comencé a cantar inconscientemente pero se tornaba en un susurro. Disfruté cada segundo de la canción, había pasado un poco de tiempo con ese gusto de cantar sin preocupación de algo. Se terminó y en seguida anunciaron que iban a transmitir la entrevista con la reina de Alemania.

Los Gemelos Erlich Donde viven las historias. Descúbrelo ahora