Capítulo XIV

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Louis dio otra vuelta sobre sí mismo, mirándose por última vez antes de que decidiera dar por terminada su revisión con una fragancia a rosas que le sentaba muy bien.

Roció sobre sus muñecas, en su cuello y en la tela que le cubría el pecho. Inhaló el dulce aroma y su omega se regocijó, emanando sus propias feromonas haciendo que se combinaran en un olor azucarado que lo rodeó de pies a cabeza, fijando muy bien en su dermis acaramelada.

Estaba listo, enfundado en el vestido azul cielo con arandelas en los hombros y un listón que remarcaba la línea de su cintura y el comienzo de su pancita respingona. Le caía levemente encima de la rodilla, quedándole más corto de la parte de atrás por sus caderas anchas. Sus piecitos se sentían cómodos dentro de unos zapatos de suelo; su cuello estaba adornado por una cadena delgada de oro —quizá lo más valioso que tenía después de su bebé—.

Había maquillado sus ojos con una ligera capa de rímel, sus mejillas con chapitas rosas y sus labios de un rojo que le hacía justicia al natural que poseía. Sonrió a sí mismo.

Estaba emocionado, no iba a mentirse diciéndose que no. El hecho de tener una noche como antes de embarazarse, como antes de llegar a esa casa... lo hacía sentir muy feliz. Podría pasar la noche viendo a otras personas y escuchar el rumor de las conversaciones y risas ajenas que lo harían sentir acompañado.

Incluso podría bailar un rato con Niall, eso si no se sentía cansado por su creciente embarazo. De todos modos, si no bailaban, aun lo tenía alegre y parlanchín para reírse toda la noche. Estaba seguro que aburrirse era algo que jamás pasaría teniéndolo de compañía.

Alisó el vestido sobre sus piernas y tomó la perilla, girándola para salir al sofá y esperar a Harry mientras tanto.

Para su sorpresa, el más alto ya estaba en el lugar donde pretendía esperarlo, con un atuendo que lo hacía lucir irreconocible.

Llevaba una camisa más ceñida que las que solía usar para trabajar, más elegante también. El pantalón negro estaba sujeto a su cintura por unos tirantes que se abrazaban alrededor de sus pectorales, marcando la línea del musculo trabajado a través de la tela. Su cabello estaba peinado hacia atrás, pero los rizos del frente la caían alrededor. Sus manos estaban unidas, sus codos sobre sus rodillas y los orbes verdes penetrantes fijos en su rostro que lo miraba perplejo.

Louis tenía que admitir que Harry era un hombre muy apuesto, pero justo en ese instante, con su vestimenta pulcra y el olor varonil de su colonia inundándole las fosas nasales, su omega lo miraba sumamente guapo.

Por alguna razón se sintió pequeño y encogió sus hombros naturalmente, recargándose en la puerta que hubo cerrado en cuanto sus ojos conectaron con el hombre delante de él. Tragó saliva e inclinó un poco su rostro, inseguro de que toda su atención estuviera sobre él.

—¿Estás listo? —Preguntó el alfa, sin quitarle los ojos del rostro.

—Lo estoy. —Se balanceó hacia delante, como un niño pequeño—. ¿Emma vendrá o pasaremos por ella?

—Pasaremos por ella. —Se levantó del sofá. El omega sintió que estaba más alto—. Vámonos entonces.

—P-pero y Niall —Se apresuró a mencionar—. Él me dijo que estaría aquí a las 21:00 para que nos vayamos juntos.

—Faltan diez minutos. —Señaló el ojiverde, mirando el reloj.

—Entonces debe estar por llegar.

—Bien.

El más alto se dejó caer en el sofá nuevamente, Louis se sentó en el individual que estaba a su izquierda. La casa estaba en completo silencio, solo se lograba escuchar el segundero trazando la circunferencia hasta recorrer un minuto y comenzar de nuevo.

The war is blue || L.S. (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora