Louis estaba tan sonrojado que estaba seguro que, de poner la mano sobre alguna de sus mejillas, hubiera sentido el picor del calor quemando suavemente su dermis.
Tragó saliva y bajó la mirada a la bolsa que colgaba entre sus manos, sintiendo el calor escurrirse de su rostro hasta las partes más bajas de su cuerpo. Un pequeño espasmo ocurrió dentro de sí y se alojó en su entrepierna, provocando que su omega reaccionara en un olor tan dulce que hasta el mismo se mareó.
—¿Qué ocurre? —Harry lo tomó del mentón, alzando su rostro lentamente.
—Y-yo... —Su voz se estancó—. Lo siento, no esperaba ver algo así. —Tragó saliva nuevamente—. ¿D-dónde conseguiste esto?
—Estaba en el maniquí de la bisutería, te vi observándolo antes de que entraras a comprar el estambre. —Se colocó detrás de su cuerpo, abrazándolo por la espalda—. Te gustan, ¿no es así?
—Me pareció bonito...
—Pero te gustan. —Afirmó, con su mentón sobre su hombro—. Lo digo porque he notado que los usas.
Louis se giró debajo del cuerpo del mayor, enfrentándolo cara a cara. Su ceño se frunció levemente, pero el rubor que maquillaba sus pómulos seguía presente como prueba de su vergüenza.
—¿Cómo sabes que uso de esos? —Su voz salió en un hilito.
—Bueno —Lo tomó por la cintura, inclinándose a su oído—. Digamos que esas batas que usas no son tan gruesas como crees.
—Oh... —Fue todo lo que pudo decir, sintiendo la boca seca repentinamente.
—Algunas veces se clareaban mucho, bonito. Y yo solo me quedaba pensando si tú no te dabas cuenta de eso. —Hizo una pausa—. O si tampoco notabas lo duro que me ponías al verte paseándote así.
El menor se sintió escurrir entre sus brazos, derritiéndose sobre su piel y dejando una sensación caliente que se expandió dolorosamente por todo su cuerpo. De pies a cabeza, su omega cosquilleaba ansioso y emocionado, esperando el siguiente paso antes de disponerse a perderse entre las manos fuertes y decididas del alfa. Entre cerró los ojos y disfrutó su cercanía, respirando con dificultad cuando se inclinó a su nuca e inhaló profundo, tanto como le fue posible como si no quisiera dejar rastro de su aroma ni en él mismo.
—¿Entonces qué dices? —Acarició su espalda baja con sus dedos apretando la piel alrededor—. ¿Me dejarás verte, Lou?
El ojiazul asintió, obteniendo tres besos perfectamente situados en el lado derecho de su rostro. Los labios quemaron sobre su mandíbula, después en su mejilla y finalizó en su sien. Cuando Harry se separó, le sonrió suave pero sus ojos parecían peligrosos por lo negros que estaban. No había verde, solo una profunda oscuridad que atravesaba su alma como si estuviera viendo al mismísimo alfa de su acompañante.
Su corazón comenzó a latir rápido e incrementaba con cada movimiento del más alto, con cada roce y cercanía, con cada mirada y relamer de los labios gruesos y rojos; besables. Tragó saliva, sintiendo los nervios anticiparse en su vientre bajo como un nudo tibio y estorboso.
Llevó las manos a los botones de su camisa, una que le quedaba demasiado suelta para ser considerada de él. Desabrochó un par bajo la atenta mirada, pero lo detuvo cuando apenas iba por el segundo, captando su atención de inmediato.
—No aquí, omega. —Besó su hombro desnudo—. ¿Por qué no vas a tu habitación y yo te espero en el sofá?
El menor asintió a su petición, perdiéndose en la voz ronca antes de pasar por su lado.
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The war is blue || L.S. (Omegaverse)
FanfictionCuando Mick Styles se va a la guerra, es irreversible el hecho de que haya dejado a su novio encinta y que, debido a las circunstancias de la situación, Anne Styles quiera encomendar a su primogénito Harry a hacerse cargo de un omega y de un hijo qu...