Capítulo XVI

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El rizado lo atrajo por la cintura hasta que quedo delante de él. Tomó sus manos y las puso sobre sus hombros; una vez colocadas, se jactó de descansar las suyas en la parte baja de su espalda.

Se balancearon de izquierda a derecha un momento antes de recobrar el equilibrio, la música siendo testigo de sus primeros pasos de baile juntos. Harry lo miraba fijamente, pero el menor aun seguía tratando de ver sus pies a través de su barriga de casi seis meses. La sonrisa que se dibujó en su rostro fue dirigida al suelo, pero el alfa se las arregló para notarla gracias a las arruguitas en las esquinas de sus ojos.

—¿De dónde sacaste ese tocadiscos? —Subió la mirada, sonriéndole.

—Lo tomé prestado.

—¿De dónde?

—Del muelle. —Rió—. Mi jefe lo tiene en su despacho, pero nunca lo usa.

—¿Fuiste al muelle a buscarlo? —Harry asintió—. ¿En qué momento?

—En el momento en el que seguías dormido. —Se encogió de hombros—. Alrededor de las cuatro de la mañana.

—¿Qué hacías despierto a esa hora? —Se sorprendió.

—No podía dormir.

Se mantuvieron en silencio, bailando suavemente de un lado a otro al compás de la música. Era una melodía lenta, donde los instrumentos de viento que sonaban al fondo daban el toque que necesitaban en esos momentos. Louis cerró los ojos, dejándose mecer entre los brazos que lo sostenían, entre las manos que aferraban la tela de su ropa.

La canción era tan suave y la voz que cantaba era desconocida para sus oídos, pero lo suficientemente relajante para hacerlo recargar su cabeza en el pecho del mayor. El ojiverde, al notar esto, recargó su propio rostro en los lacios castaños, inhalando fuerte el aroma de su champú.

El balanceo de sus cuerpos y la tranquilidad que se palpaba lo hicieron sentirse en paz por un par de minutos. Su omega yacía pacífico en su interior, silbando la canción y exhalando feromonas dulces que hicieron efecto en el alfa, quien también comenzó a segregar su propio aroma característico.

—¿Por qué no podías dormir? —Le preguntó en voz baja, aun con los ojos cerrados sobre su pecho.

—Porque estaba pensando en lo que dijiste.

Louis levantó su cabeza para mirarlo, dándose cuenta de que él ya llevaba rato viéndolo. Como si hubiese sido parte de un plan, ambos pararon de mecerse al mismo tiempo. El castaño deslizó las manos fuera de la nuca de Harry, pero él jamás soltó su cintura.

El ojiazul hizo un gesto con la cabeza hacia el sofá, el más alto lo siguió sentándose a su lado.

—Creo que necesitamos hablar. —Comenzó Louis, colocando las manos sobre su regazo—. Antes de, ya sabes... seguir con esto.

—¿Entonces si quieres esto?

—Es lo que quiero hablar.

—Está bien —Se removió para sentarse más firme—. Te escucho.

—Bueno, primero que nada, ¿qué le voy a decir a Michael cuando regrese?

—No sabemos si va a regresar. —Se encogió de hombros.

—En dado caso que regrese... —Se aclaró la garganta—. ¿Cómo le explicaré que tengo algo contigo?

—Yo no creo que tengas que explicarle nada. —Tomó su mano—. Él fue quien te dejó y ni siquiera te dejó explicaciones.

—Sí, pero estoy teniendo un bebé que también es hijo suyo. —Cerró los ojos—. Yo no quiero que me vayan a quitar a mi bebé por adulterio o me den una custodia donde solo pueda verlo unos cuantos días al mes.

The war is blue || L.S. (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora