El ver caer el cuerpo inerte de Jennifer me hizo llenar de un coraje y una tristeza inmensurable, todo parecía ser en cámara lenta, ví pasar mi vida junto a ella en un segundo.
Apenas su cuerpo cayó al suelo me fuí sobre el gatillero y le dí un puñetazo en la nariz, sentí como uno de mis dedos se rompió de la fuerza que di con el golpe.
Los policías me sujetaron de los brazos, mientras Cobra se tocaba la nariz sangrante evidentemente rota.
Se ajustó el guante negro que llevaba y sin mediar palabra me devolvió el golpe, no podía defenderme, luché con todas mis fuerzas pero era inútil, me tenían bien sujeta.
-Muy valiente con una mujer sujeta de los brazos ¿Verdad? -dije.
-No te preocupes carroña, te haré reunirte con la puta de tu amiga pronto, no sin antes haberte hecho lamentar haberme tocado la cara.
De reojo pude ver el cuerpo inerte de Jennifer ensangrentado, una furia me lleno de fuerzas y me liberé de los oficiales, me fuí sobre aquel desgraciado mientras de mi bolsillo sacaba el cuchillo que había tomado anteriormente.
Ante la mirada atónita de los oficiales que trataron de alcanzarme y a Cobra dando un paso hacia atrás pude enterrarlo en su rostro, pude clavarlo en su mejilla, mi idea era en el ojo pero fallé, a pesar de eso le abrí de tal forma la mejilla que podían verse los dientes llenos de sangre a través del hueco que había hecho en su pómulo.
Exhalé frustrada, mi intento de vengar a Jennifer falló por centímetros, sentí nuevamente el agarre de los oficiales y el puño del asesino golpeando mi rostro con mayor fuerza de forma tan contundente que ví todo borroso después de aquello.
-Ésta maldita mujer -dijo lleno de coraje -Te mandaré a los fosos más profundos del infierno perra infeliz, ¡nadie te reconocerá después de lo que haré con tu cuerpo!
Apuntó su arma hacia mí y jaló del gatillo pero increíblemente no disparaba, el arma se había encasquillado.
-¡Debe ser una maldita broma! -jalaba el gatillo inútilmente entre su desesperación -si no te mato con mi arma será con mis puños.
-Date prisa entonces cobarde imbécil -dije con una sonrisa convencida que moriría enseguida de eso, ya había lastimado mucho su orgullo.
Cobra no vaciló, empezó a golpearme como si no hubiese mañana, mis ojos empezaron a ver todo en color rojo debido a la sangre que los bañaba, me dejaron caer al suelo, ya no tenía fuerzas para tratar de liberarme, incluso en el suelo sentí sus patadas en mi estómago y abdomen, oí costillas romperse, solo oía porque ya no sentía dolor.
Justo cuando mi mirada se apagaba apareció una figura detrás del matón posando su mano en el hombro.
-Creo que la chica ya tuvo suficiente y creo también que el jefe te había advertido sobre tus ejecuciones personales -dijo aquel hombre que llevaba un collarín de sacerdote, anteojos pequeños y un tono de voz amable.
-Estas en problemas imbécil -Dije con la boca hinchada y sangrante, acto seguido me desmayé.
Desperté en un hospital, o eso pensé hasta que me di cuenta que era la enfermería de la prisión femenil, quise moverme pero mi brazo estaba esposado a la camilla, me dolía todo el cuerpo y decidí no esforzarme por escapar, me venía bien el descanso.
La enfermera vió que había despertado y enseguida se me acercó.
-Vaya si que te dieron una buena paliza, en cuanto te recuperes te asignarán una celda -dijo mientras me limpiaba algo de sangre de la cabeza.
No le contesté, solo quería aprovechar la paz que tenía para descansar y en silencio llorar la muerte de Jennifer, el día que saliese de aquí me aseguraré de cobrar venganza, eso lo tenía muy claro.
De pronto dos oficiales se acercaron y tras verme despierta se dirigieron hacia mí, la enfermera protestó diciendo que yo aún estaba débil y debía recuperarme pero ellos la ignoraron y tras liberarme de la camilla me llevaron con ellos entre empujones y jalones.
-¿Qué? ¿El señorito morado aún se quiere deshacer de mi? -dije a los oficiales que no respondieron, sabía que ese tal Cobra estaba detrás de ésto, solo me llevaron a una celda que tenía al menos a otras tres reclusas.
-Aqui hay nueva carne buitres, háganla sentirse como si estuviera en casa -acto seguido me empujó a la celda y la cerró con fuerza.
Todas se me quedaban viendo pero nadie decía nada, decidí ignorar la tensión que había en el lugar y me dirigí a la cama que estaba sola.
Apenas me había sentado cuando una de ellas protestó.
-¡Esa cama es mía! -dijo mientras se incorporaba y me encaraba, las demás se acercaban a mis costados.
-¿Por qué? ¿Necesitas dos camas para tu gordo y enorme trasero? -dije envalentonada tratando de disimular que mis labios estaban secos del nerviosismo.
-¿Te crees muy valiente eh? En está celda yo mando y se hace lo que yo digo cuando yo digo -decía eso mientras me empujaba cada vez que hablaba, algo que me molestaba cada vez más.
-Detente ahora mismo vaca gorda, deja de empujarme -dije mientras apretaba los puños, la ira acumulada por lo de Jennifer y lo que me sucedía ahí me estaba llevando a un nivel de enojo que no había sentido antes.
-¿Y si no quiero? ¿Eh? ¿Que vas a hacer eh? -decía mientras me empujaba más y más hasta hacerme topar con la pared.
-¡Entonces haré esto! -dije al tiempo que le golpeé en el cuello, lo cual provocó que se hiciera hacia atrás tomándose el lugar del golpe, las otras dos quisieron acercarse y le di una patada a una de ellas en la rodilla fracturándosela, la otra sufrió un golpe en la mandíbula que la dejó noqueada.
Las demás reclusas hacían ruido desde sus celdas gritando, aplaudiendo y alardeando sobre la pelea, los guardias ignoraban el asunto probablemente pensando que era yo quien estaba recibiendo una paliza.
Sujeté a la que había tomado la posición de liderazgo en el la celda por el cuello haciendo presión lo más que podía.
-Voy a dormir en dónde se me de la gana ¡Está claro! -Dije mientras le apretaba con fuerza casi asfixiándola a lo cual ella contestó asintiendo mientras su cara estaba más roja que un tomate.
La solté y mientras una imploraba por un médico, otra inconsciente y la última trataba de recobrar el aire, yo me recostaba en mi cama.
-¡Cállense déjenme dormir! -dije mientras me acomodaba en mi cama.
Buenas noches Kovareicht.
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Gattuso
ActionTrish Stratus es una chica criada en las calles de la ciudad de Kovareicht que vive una desgracia tras otra. Cuando la luz de su futuro se ve más opaca, aparece en su vida el enigmático jefe de la mafia Francesco Gatusso, quien ve en ella potencial...