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Gattuso aquella noche tras levantarme el pulgar en señal de aprobación, ingresó a su despacho a esperar la hora supongo, estoy segura que él esperaba ese dinero depositado antes de la medianoche, una de las sirvientas me señaló una casa de huéspedes en una esquina de la propiedad, me comentó que dormiría en la habitación 13 y que ésta ya tenía lo que yo necesitara. 

No puedo quejarme, el tamaño de la habitacion era de 5 metros cuadrados, no era mucho para alguien que se considerara de gustos finos, pero para mí, que viví entre cosas desagradables durante mucho tiempo, me pareció perfecta. Para mi sorpresa en los cajones del mueble había al menos 4 cambios de ropa y de calzado y un celular, me sorprendió la exactitud con la que supieron mis medidas, aunque supuse que el sacerdote les dijo.

Me dispuse a darme al fin un baño con la privacidad que anhelaba, sin que un guardia me espiara o una rival intentara apuñalarme, posterior a eso me puse un conjunto de blusa y pantalón negro y salía  a fumar un cigarro, hace mucho que no me daba ese gusto, éste trabajo de chofer no parecía que me fuera a dar rápidamente el impulso que necesitaba para poder ganarme rápido la confianza del italiano.

Cuando pensaba sobre que hacer al respecto y caminaba por el jardín, escuché esa voz conocida que me provocaba ira, caminé con cautela agachada, pegando mi cuerpo a la pared que encontré mas cerca, escuché esa risa, ahí estaba cerca de mi el desgraciado de Cobra, me puse prácticamente agachándome al nivel del suelo y desde un orificio, pude verlo a el y a otro que no distinguía bien por la oscuridad.

—¿Te enteraste Charlie? Gattuso parece que perdió la paciencia con  Roy Dooley, y por supuesto me asignó a mi el trabajo de...persuadirlo —dijo en un tono burlón— Así que pronto sabrás de otro buen trabajo hecho por el gran Cobra, persuadir es mi mejor trabajo.

—No lo dudo, te encanta dejar un recuerdo imborrable en tus trabajos —dijo el tal Charlie al que su voz identifiqué como uno de los guardias de la entrada— Como ese recuerdo que le dejaste a la nueva chofer ¿verdad?

—No tuve tiempo, Gattuso apareció antes de que yo pudiera dejarle una buena marca en la piel, esa puta me las va a pagar por humillarme y hacerme ésta cicatriz —dijo molesto señalándose la herida que le dejé en el pómulo en nuestro primer encuentro— No puedo creer que haya sobrevivido al calvario que le hice pasar en la prisión, ése estúpido alcaide debió encargarse de ella y falló.

Ésto último solo confirmó lo que supuse, Cobra estuvo detrás de todo ese tormento que viví en la prisión, era demasiada coincidencia que ciertas situaciones me sucedieran de forma accidental, si tan solo pudiera cobrarmelas de alguna forma, éste desgraciado había ultimado a Jennifer pero debía resistir mi sed de venganza si quería ganarme la confianza de Gattuso y saber quién mató a mis padres.

—¿A qué hora irás a hacerte cargo del trabajo de Gattuso? —dijo Charlie mientras jugaba con su navaja.

Cobra sonrió y le palmeó el hombro al gordo de Charlie.

—No te preocupes, iré apenas amanezca, ese hombre no se irá de ahí y su dinero tampoco, iré después de darme un gusto con la hija del farmacéutico, ayer me imploró que haría lo que sea si dejaba de golpear a su padre...y estoy dispuesto a  tomarle la palabra —dijo entre risas mientras se sujetaba la entrepierna— Te veré luego estúpido cerdo.

Ambos se dividieron entre risas, un patán mas grande que el otro, pero fué ahí cuando me dí cuenta que tenía una oportunidad, sólo tenía que esperar unos minutos a que llegara la medianoche, así que me quedé cerca de la entrada principal alrededor de la hora pactada, el paquete jamás llegó, regresé a mi habitación de inmediato y tomé el arma y cuchillo de cargo.

GattusoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora