Tulio se encontraba en el mismo lugar, meneando suavemente la copa de vino tinto que tenía en su mano derecha mientras que la izquierda servía de apoyo para su cabeza. Estaba pensativo, aquello que había ocurrido minutos antes le había dejado un mal sabor de boca, ahora sentía que ese horrible sentimiento de culpa volvía a golpearlo pero con más fuerza, como si de una patada en la entrepierna se tratara.
—Oye, ¿qué le hiciste a tu amigo?
—Aaaah... —suspiró— supongo que estamos peleados —dijo con la mirada perdida en la copa de vino.
—¿Y no crees que deberías hablar con él y arreglarlo en lugar de dejar que huya de ti?
—¡¿Pero, cómo?! ¡Lo arruiné todo! ¡Ay, soy un tonto, tonto, tonto! —contestó dándose golpes con la palma abierta en su frente.
—No todo está arruinado, al menos deberías intentarlo. Si estuviera enojado contigo te hubiera gritado y ya se habría ido de la fiesta.
—Oye, es cierto. ¡Tal vez no todo está arruinad-...! ¿Y tú quién eres?
—Soy Guaripolo, el personaje favorito de los niños de 31 Minutos. Aaaah~
—¡¿Y qué haces aquí? En esta fiesta sólo están invitados mis compañeros de trabajo!
—Aaaaah~ Yo soy parte del equipo de 31 Minutos, soy un compañero de trabajo.
—¡No, no lo eres! Argh... Bueno no importa, puedes quedarte sólo porque me devolviste la esperanza. Iré a disculparme con Bodoque —dicho esto, dió un último trago a su copa, la dejó en la mesa y se levantó en busca de su amigo.
—Oye, ¿qué haces aquí, y qué le dijiste a Tulio para que saliera corriendo de esa manera? —interrogó Juanín acercándose al de cabellos naranjas.
—¿Tulio? ¿Quién es Tulio?
—... Olvídalo.
°•°•°•°
Dentro de aquella habitación fría y revestida de finas losetas blancas con detalles de claveles dorados, se encontraba Juan Carlos sentado sobre la tapa del váter, con la cabeza entre las manos y los codos apoyados en las rodillas.
Su vista comenzaba a tornarse nublada por el líquido salado en sus ojos, no podía creerlo, estaba apunto de llorar. Maldijo una y otra vez mientras contenía las lágrimas.
Se pensó loco al considerar su llanto una consecuencia del accionar de su insensato amigo. Así que atribuyó sus conflictivas emociones a su estado de embriaguez. Después de todo no era nada nuevo que el alcohol lo dominara haciendo que, en ocasiones, perdiera el control.Tulio era un idiota, siempre lo fue, tal vez el usar ese calificativo constantemente para etiquetar al presentador hizo que su idiotez se acentuara. O quién sabe.
Tulio y él habían sido los mejores amigos desde hace muchos años, desde que eran pequeños siempre habían sido inseparables y, a pesar de las repetidas metidas de pata de Tulio, Juan Carlos siempre lo sabía perdonar, probablemente debido a que su enojo le duraba poco y porque quería evitar a toda costa el rompimiento de su amistad. Bodoque no lo decía abiertamente pero, él siempre consideró a Tulio alguien importante en su vida, era en definitiva su mejor amigo. Y a pesar de que sus conflictos son constantes, él podía estar tranquilo porque sabía que en algún punto se reconciliarían, usualmente, sólo tenía que esperar a que al presentador se le pase el enojo y todo volvería a ser como antes. Pero, ¿cómo será ahora cuando el resentido es él? Pensó que si ese sentimiento doloroso se debía al alcohol, tendría que esperar hasta el día siguiente y después de la resaca volvería a ser el mismo Juan Carlos Bodoque de siempre y ya no se sentiría tan patético.
Suspiró profundamente quitándose algo de la pesadez emocional que traía encima, decidió que no le daría muchas vueltas al asunto. Se paró de un impulso y se dispuso a caminar hasta el lavamanos, tarde o temprano tendría que salir de ese baño y no quería que lo vean con los ojos rojizos.
Su vista se topó con el espejo, el cual reflejaba su abatido estado emocional— Mírate, qué patético eres, Juan Carlos —se dijo así mismo frunciendo el ceño. Abrió el grifo del caño y justo en ese momento, llaman a la puerta de una forma un tanto brusca y desesperada.—Ay, no puede ser... —musitó entre dientes.
—¡Juan Carlos, respeto tu privacidad tocando la puerta pero reafirmo mi autoridad como dueño de la casa entrando de todos modos! —Y de un golpe, el castaño entró en el baño con una brutal determinación.
—¿¡Qué te pasa, animal!? —esclamó ligeramente alterado mientras cerraba el grifo.
—Juan Carlos Bodoque, tenemos que hablar—dijo con una expresión de seriedad en el rostro, cerrando la puerta a su atrás.
—No quiero hablar ahora, gracias.
—¡Pues yo sí!
—Claro, lo único que importa aquí es lo que tú quieres, como siempre.
—Ay, Juan Carlos, no te pongas así —dijo con ese típico tonito de desesperación en su voz—. Oye... ¿estuviste llorando?
—Por su puesto que no.
—¿Entonces por qué tus ojos están rojos?
—Me drogué.
—¡Ay, por favor, Juan Carlos! —rió con nerviosismo— N-no hablarás en serio... ¿o sí?
El pelirrojo lo miró con una expresión de póker en el rostro, un poco harto de él, suspiró y dijo:
—¿Podrías irte, por favor?
—¡No! ¡Dije que quiero hablar contigo y no me iré hasta hacerlo!
—Nos vemos, Tulio —se despidió dirigiéndose a la puerta detrás del más alto, pasando de él.
Tomó la cerradura de la puerta pero, en cuanto hizo el primer movimiento, la mano de Triviño tomó la suya impidiendo que logre abrir la puerta. Volteó alzando la mirada topándose con la mirada más seria que pudo haber visto en Tulio.
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Este capítulo fue desarrollado y escrito por su Servilleta.
Nota de autor: ¡Holandaaaa! Sé que han pasado unos días desde la última actualización PERO para compensar eso posiblemente hoy en unas horas actualice el Capítulo 4, osiosi uwu.
Bueno también se debe a que me mamé al escribir este capítulo y me salió demasiado largo así que lo dividí en dos xdxd.
Besos en la cola~
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Rumores || 31 Minutos ⟨⟨Bodoque x Tulio⟩⟩
FanficCuando los rumores se vuelven una realidad, y la realidad es una completa mentira. [Basado en el final del capítulo "El funeral de Tulio"] ~~~~~~~~~~~~~~~~ ✓Personajes humanizados. ✓Aclaraciones, notas y avisos al final de cada capítu...