Capítulo 2: Contratiempos

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Clara ya había cumplido mes y medio cuando la Mari apareció por sorpresa. Yo pensaba que iba a venir antes cuando me llamó el día que fuimos a pasear al parque de al lado de casa. Tocó el timbre y cuando abrí la puerta de casa me dio una sorpresa inmensa. Me hizo tanta ilusión que cuando la vi me abalancé sobre ella. Ella me cogió y me dio un beso en la mejilla mientras sonreía. Le dije que entrase y que se acomodase en la habitación que teníamos de invitados. Para ello, moví la cuna de Clara a mi habitación dejándole a ella la habitación completa.

Empecé a hablar con ella. Hace tiempo que no nos veíamos, aunque seguíamos hablando por chat. En realidad, sólo fueron mes y medio de la última vez que nos vimos, pero con la vida que llevaba últimamente me pareció eterno. Le expliqué cómo iba todo. Le dije cómo me miraba la gente cuando salía con Clara a la calle a pasear, también hablamos de la relación que tenía con Nat desde que nació Clara, de sus exámenes, de lo poco que dormía, de que sentía que no tenía ningún apoyo a causa de que la morena tenía que estudiar mucho, ...

Tras decir todo esto Mari me dio un abrazo y sólo me dijo – Alba, te conozco desde siempre y sabía que eras una guerrera, pero nunca he pensado que fueses tan fuerte –. Entonces me abrazó. Yo no supe qué contestar a aquello, pero sentí que acababa de llegar mi gran apoyo en aquel momento. Seguimos hablando y Mari me dijo que pensaba quedarse un par de semanas allí con nosotras, que le habían dado fiesta y que quería desconectar de su entorno. Lo que le dije en aquel momento ni siquiera le hizo que pensar - Mari, para desconectar no has venido al lugar adecuado; tengo una hija de mes y medio a la que tengo que cuidar las veinticuatro horas del día y lo que se dice descansar, mucho no se hace en esta casa – me miró y me sonrió mientras decía – Albita, yo vengo a estar contigo y a ayudarte en lo que pueda, nada más –. Tras decir esto la abracé con todas mis fuerzas y le di las gracias por lo que iba a hacer.

Después de comer llegó Nat y vi que no traía buena cara cuando le pregunté por cómo había ido en clase. Me miró con cara de enfado y me dijo que había suspendido los últimos dos exámenes que había hecho hace tres semanas. Se dirigió hacia la habitación y yo la seguí tras decirle a María que me esperase allí.

Se sentó en el borde de la cama y yo me senté a su lado. La miré y le dije – Nat, amor, no pasa nada, ya los recuperarás; ¿sabes cuál ha podido ser el problema para que hayas suspendido? – entonces ella me miró y dijo decepcionada – Sí, claro que lo sé, pero no quiero que haya sido ese porque si no... – le insistí para que me lo dijera, ya que igual la podía ayudar en aquello; pero ella lo negaba mientras se iba enfadando más poco a poco. Se lo repetí una última vez – Nat, venga dímelo anda, que igual podemos solucionar ese problema – entonces respondió alterada – ¿Quieres que te diga cuál es el problema?, venga pues te lo voy a decir – añadió – ¡El problema es que tuviste al bebé y ahora con todo esto no soy capaz de estudiar, ni de descansar, ni de vivir igual que antes! –.

Me quedé callada y con cara de imbécil cuando escuché aquello salir de la boca de Natalia. No me creía que me hubiese dicho aquello cuando yo intentaba que no afectase a sus estudios de ningún modo nuestra nueva vida. Me intentaba encargar de todo para que ella sólo se dedicase a estudiar y no le pedía ayuda para nada, aunque supiese que con su ayuda tardaría tres horas menos en hacer algo.

Iba a decirle algo cuando ella siguió – Me puedes explicar ¿por qué motivo tuviste a la niña?, no puedo más con tu hija, no puedo más con todo esto – entonces le dije medio llorando – ¿Tú te crees que esto es fácil para mí?, ¿te crees que encargarme de cuidar a mi hija sola, sin querer molestarte ni un segundo para que estudies es fácil?, ni siquiera pienso en mí a lo largo del día para que vosotras dos estéis a gusto mientras pueda seguir con todo esto – seguí – Nat, ¿tú te crees que todo esto no me causa ansiedad?, ¿sabes por todo lo que estoy pasando únicamente por salir a la calle con Clara?, ¿sabes los comentarios que tengo que aguantar todos los días?, no sé si eres consciente, pero a "MI" hija no puedo devolverla y aunque pudiese, tampoco lo haría – añadí – Además, quiero recordarte que, si ya no quieres todo esto, toda esta locura que se ha creado aquí, puedes marcharte por la misma puerta por la que entraste –.

Nuevas sensaciones - ALBALIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora