adiós | HopeKook |

05

Recuerdo haber recibido un mensaje tuyo, querías que te respondiera una pregunta muy extraña, que no muchas personas suelen hacer. Y sí Hoseok, respondiendo a tu pregunta, habías cambiado mucho. Eras una persona completamente diferente, una que se expresaba tan bonito de su novia, cuando antes de eso decía que no quería absolutamente nada. Sonreías más, de una manera muy sincera y también te veías mucho más cómodo que antes. Pero también descubrí ese mismo día, que tenías mucho miedo.

El mismo miedo que yo había sentido cuando acepté que me gustabas.

(...)

Era la una de la madrugada. ¿Qué hacía mandándole mensaje a esa hora si desde hace cuatro meses solo lo veía en la escuela sin cruzar ni una sola palabra?

JungKook miraba muy feliz a Hoseok.

Estaba contento, ¿Cómo no podría estarlo si su amigo se encontraba feliz? Hoseok le habló de ella por primera vez esa misma noche, donde parecía estar desesperado.

JungKook se prometió a sí mismo no volver a caer en las redes del amor, que se alejaría lo más que pudiera de él si es necesario, porque su corazón está seguro de que no quiere sufrir más. Pero ahora que su amigo llega desesperado, pidiendo ayuda porque siente cosas que jamás había sentido antes, arruinó todo su plan.

No podía ser egoísta, ¿Cómo sería capaz de quitarle esa felicidad? Hoseok merecía ser feliz, incluso si eso significaba arriesgarse a perder su cordura nuevamente. Además nadie tenía porqué saber que aún tenía sentimientos por el castaño, eso es un secreto que está dispuesto a guardar para hacerlo feliz. Incluso trata de engañarse a sí mismo, diciendo que solo eran amigos. Lo único que debieron ser desde un inicio.

Prometió ayudarle, aunque siendo sinceros, no sabía qué hacer.

<<La amo, en serio la amo. Quisiera estar con ella todo el tiempo, a todas horas, abrazándola, haciéndole ver lo mucho que me importa. Pero tengo miedo de perderla. De solo pensar en eso me pongo muy mal, ¡Y no sé qué mierda me pasa! Cuando algo trata sobre ella me desconozco, es asqueroso...>>

Oh Hoseok... Hoseok estaba enamorado.

¿En verdad era tan difícil aceptarlo? JungKook quería golpearlo por ser un tonto. Un tonto experimentado, como esos que salen en películas. Los chicos malos y libres que terminan encontrando a una persona especial que les cambia por completo su manera tan cerrada de ver las cosas. Por fin había llegado la persona especial de Hoseok. Pero no era JungKook.

¿Eso estaba mal? ¿Por qué su corazón no dolía? O quizás dolía muchísimo y su mismo ser trató de ocultarlo de todas las formas posibles. ¡Pero no podía dolerle! Se prometió no volver a caer en manos de su amigo. ¿Acaso no le había quedado claro que su amor no es correspondido? Nunca le quiso, nunca lo hará. No era difícil de comprender, pero aún así tenía esa pequeña esperanza que mantenía un sentimiento vivo.

Su corazón podría romperse en diez mil pedazos, pero todos seguirían latiendo por él.

¡No!

Está siendo un mal amigo, ¿Cómo se ponía a pensar en él cuando Hoseok era el que estaba sufriendo? Basta, tenía que apoyarlo, ser esa persona que le hubiera gustado tener cuando todo eso le pasó a él. JungKook está decidido a hacer lo correcto, a dar sin esperar nada a cambio. ¿Qué clase de persona sería si deja al chico a su suerte? ¡No sería difícil hacerle ver que el amor es bonito si es correspondido! Ella seguro que lo ama también, es Hoseok. ¿Quién no podría amar a Hoseok?

¡Era pan comido!

Esto terminaría rápido.

¿No?

Después podrá irse si quiere, con la satisfacción de que cumplió la promesa de estar en las buenas y en las malas. Además, estar tan cerca suyo no significaría nada. Solo son amigos después de todo. Claro...

(...)

¿Qué se supone que debía decirte? ¿Cómo podía ayudarte si ni si quiera yo sabía qué hacer con ese sentimiento de vulnerabilidad? No podía no decirte nada, necesitabas palabras coherentes para sentirte mejor. Porque era tu amigo, yo era el único al que le contabas ese tipo de cosas. Era en quien confiabas, y lo dijiste. ¿Cómo decirte que sabía muy bien cómo te sentías? Fue una respuesta muy complicada de formular, pero al final logré hacerte sentir un poco mejor, o eso creo...

Después de aquel mensaje hablamos muchísimo. Decías que extrañabas mi amistad y yo también lo hacía. Aunque fuera peligroso para mí estar tan cerca tuya, no podía dejarte solo. Estabas pasándola mal por un sentimiento y sería muy egoísta de mi parte alejarme solamente porque no podría controlarme después. Yo era la persona en la que podías confiar, no le contarías a nadie más si me iba y dejarías de sonreír. Prometí acompañarte hasta que supieras exactamente qué hacer. Eras muy listo, muy fuerte. Sería rápido.