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Todas mis ilusiones cayeron desde el décimo piso. ¿En verdad habías preferido hablar con ella antes que conmigo? Te odié, te odié como no tienes una idea. Lloré, me permití gritar y hasta golpeé un par de cosas porque de verdad creí que harías más por mí. Era un idiota, merecía todo lo que estaba pasando, merecía sentirme mal porque yo solo me lo había buscado.

"Prometo hablar contigo después"

(...)

Pasaron semanas desde aquella llamada. Hoseok jamás mostró interés en saber qué era lo que le atormentaba a su amigo. Y JungKook no pudo decirle lo mucho que le dolía su indiferencia, hasta el día de hoy.

Calculó todo perfectamente bien. Sabía la hora en la que Hoseok tomaría ese autobús, que prácticamente estaría vacío y que todo sería pan comido porque ya estaba harto de siempre pensar en otros primero. Ya era hora de decirle lo mucho que le ha estado atormentando tenerle en su cabeza todo el tiempo. Por fin le diría la verdad.

—No puedo encontrar la manera de decirlo. Pero creo que es lo correcto. Creo que lo mejor que puedo hacer ahora es confesar que me gustas. —Dijo exhausto, con la mirada baja, jugando con sus manos en su regazo como si su vida dependiera de ello. Hoseok le miraba atento, ambos con un gran camino por delante. Quizás unos quince minutos más encerrados en ese camión. El más bajito intentó detenerlo, iba a decir algo que seguramente  terminaría con la inspiración de JungKook, pero como el chico se veía tan decidido, continuó.—Antes que nada, yo... yo solo quiero dejar en claro que lo que te estoy diciendo no es con la intención de que termines con tu novia. Si no, todo lo contrario. Te lo digo porque quiero que tú elijas si quieres alejarte de mí. Porque ella tenía razón y su instinto le decía la verdad. Nunca me has dejado de gustar, y aunque no hablemos sigo pensando en ti a cada minuto... yo estaré bien con lo que decidas. Yo de verdad quiero que seas feliz

Y como por arte de magia, el peso en sus hombros había disminuido. Por fin, podía vivir en paz.

YoonGi estaba no tan alejado de ambos. Lo suficiente como para dejarles privacidad, pero tan cerca por sí algo llega a salirse de control y los llantos descontrolados de JungKook empiecen a asustar a los pocos pasajeros.

—Kookie, yo...

—¡No quiero presionarte tampoco! De verdad que solo quiero que seas feliz. Por eso lo digo hasta ahora, porque yo soy tu amigo, no se supone que debería sentir esto.

—Kook, no pasa nad...

—Tú mismo me has dicho que soy la persona en la que puedes confiar. ¿Qué clase de ser humano sería yo si de repente te digo lo mucho que me encantas? Me odiaría para siempre si llegabas a sentirte solo en un momento tan vulnerable como en el que te encontrabas. Pero ahora... yo ya no puedo ocultarlo, me estaba comiendo la cabeza. No estaba siendo honesto ni contigo, ni conmigo.

Por supuesto que no. La honestidad era de lo que más carecía esa amistad. Ninguno dijo la verdad, ambos mintieron para conveniencia. No necesariamente propia en uno de los casos, pero las verdades fingidas eran abundantes.

Muy abundantes.

Perplejo, Hoseok se queda unos segundos en silencio, analizando con furor cada una de las palabras que su amigo había dicho. Formulando en él una respuesta coherente para hacer de este momento uno menos incómodo. Mientras tanto, JungKook luchaba internamente para que las lágrimas que sentía subir desde su corazón no salieran a flote.

Por fin se había atrevido a decir lo que tuvo que haber dicho desde un inicio, y en todo ese momento no podía dejar de pensar en lo mucho que se lastimó.

¿En serio dejó que su corazón duela solo por expresar el amor que siente por alguien más? ¿Tanto se odiaba?

El mismo Jeon JungKook le permitió a su subconsciente acabarse a sí mismo. Dejó que su autoestima bajara, no le importaba verse vulnerable la mayor parte del tiempo e incluso que otra persona le quite el puesto de prioridad en su vida. Y eso era lo que más le dolía.

Que descuidó tanto de sí mismo que ahora no puede ni reconocerse.

Así que silenciosamente, una a una, lágrimas empezaron a salir de sus ojos. Ya ni si quiera le importaba si más personas le veían. Hoseok lo mira, su amigo jamás se había mostrado de esa manera y francamente no sabía cómo actuar.

—Ey... Kookie, no llores por favor.

YoonGi miraba hacia atrás cada cierto tiempo. Todo se veía extraño, ¿Por qué JungKook lloraba si los ojos de Hoseok mostraban un brillo que jamás había visto antes? Como si nadie en ese autobús mereciera la pena más que él, como si de verdad JungKook jugara un papel muy importante en esos momentos. Incluso parecía entrar en pánico porque no sabía cómo actuar ante un Kookie completamente diferente.

Hoseok lo miraba como si fuera la joya más preciada del mundo.

—Solo dime lo que sea que tengas que decirme, Hoseok. Dime la verdad aunque creas que dolerá. Necesito saberl...

—Ya lo sabía, JungKook.

(...)

Pasaron semanas y seguía igual. Yo seguía sintiendo que de alguna manera tenía que liberarme, pero ¿Cómo mierda hacía eso si apenas y notabas mi existencia? Ya no acudías a mí, ya no hablabas, ya no me contabas nada, ya no me acompañabas a mi casa, ya éramos casi dos completos extraños. ¿Ahora era tiempo de resignarme? No dejaría que nuestra amistad muriera tan fácil.

Te enfrenté, te dije lo que sentía en el trayecto de la escuela a tu casa, en un bus escolar. No era buena idea, te tenía en un pedestal tan alto que si caías no solo me lastimarías a mí, si no que serías completamente roto y tu imagen cambiaría por completo.

No fue buena idea.

adiós | HopeKook |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora