5. Mala suerte

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Hayoung estaba acostumbrado a que la mala suerte lo acompañara a dónde quiera que iba. Siempre, sin excepción alguna, cometía errores debido a su torpeza o falta de atención a su alrededor cuando se perdía en el infinito espacio que era su mente, lo cual el 90% de las veces concluía en él tomando decisiones estúpidas con consecuencias que le hacían replantearse su vida entera y le hacían sentirse miserable.

Por ende, el que las cosas con Wooyeop estuviesen yendo demasiado bien, le asustaba un poco. Se preguntaba cuándo se cansaría de él y lo botaría, pero todos esos pensamientos se esfumaban en cuanto Wooyeop le sonreía de esa forma tan brillante que le hacía sentir querido.

Sus primeros pasos en lo que estaban intentando fueron lentos. La inexperiencia de ambos no era realmente un problema porque estaban descubriendo por primera vez muchas cosas juntos.

El verano estaba en todo su esplendor. La estación favorita de Hayoung. Le encantaba sentir el cálido sol abrazarle desde las mañanas hasta el atardecer. Beber una coca-cola helada mientras comía una enorme hamburguesa y papas, también devorar unos cuantos conos de nieve. Refrescarse por las tardes con un buen chapuzón en la piscina del patio y tomar el sol de vez en cuando.

Ese día en especial el calor solo no los sofocaba gracias al viento que soplaba al atardecer que parecía llevarse todo lo malo de la vida. Wooyeop permanecía quieto, sentado en el pasto leyendo un pequeño libro mientras tarareaba alguna melodía que había escuchado antes. Hayoung se acercó y besó la mejilla de su compañero para luego quitarle los lentes de sol que llevaba y acomodarlos en su rostro.

Hey, son míos —se quejó Wooyeop cerrando su libro y dejándolo a un lado dando por terminada su lectura.

—Pero se me ven lindos, ¿no crees? —Hayoung mordió sus labios y pasó sus manos por su cabello de forma sensual según él.

—Por supuesto, como digas —respondió el contrario tomando un sorbo de su limonada.

—Wooyeop, mírame —pidió el castaño dorado—. Gracias por estar conmigo.

El recién mencionado sonrió con timidez y terminó por sonrojarse debido a esa única frase que hizo revolotear todo en su interior y hacer saltar a su corazón como nunca.

—No es nada... Me gusta estar contigo de todos modos —Wooyeop sonrió y sus ojos se encontraron con los de Hayoung cuando acomodó las gafas de sol en el cabello del chico.

Sus miradas se conectaban y trataban de decirse todo lo que sentían el uno por el otro. Sus corazones se aceleraban de la alegría y sus mentes se olvidaban de todo a su alrededor en un milisegundo siendo solo ellos dos los protagonistas del momento.

Hayoung acarició con suavidad la mejilla derecha ajena. No quería forzar nada y le ponía feliz el notar como Wooyeop no tenía ninguna intención de pararlo. Sus narices se tocaron luego de unos momentos y comenzaron a acariciarse con suavidad sacándoles sonrisas bobaliconas.

La mano de Hayoung bajó con delicadeza por la mejilla de Wooyeop hasta su cuello, acariciando un poco la piel descubierta, siguiendo su camino por la fina tela de la remera hasta descansar ambas manos en la estrecha cintura. Las manos de Wooyeop en su cuello eran frías comparadas a las suyas y le provocaban pequeños escalofríos que intentaba disimular, aunque por la pequeña risa que vio en el rostro del contrario supo que no lo había logrado.

Sus cálidas respiraciones comenzaban a mezclarse gracias a la cercanía de sus rostros. El suave aire de aquella tarde les revolvía el cabello con suavidad y les hacía sentir realmente cómodos porque así el sol no era una molestia a pesar de tenerlo brillando en todo su esplendor en aquel hermoso cielo azul claro con ligeras nubes esponjosas que caminaban lentamente a su alrededor.

Canciones para ti [ TRCNG ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora