SEXTO

14 2 0
                                    

—Con permiso~

Lee Jeongmin entró a la habitación como Pedro por su casa, habían pasado cerca de seis años desde que entró por primera vez para hacer un trabajo de inglés. En esa época sus mejillas eran como las de una ardilla y su piel era algo más amarillenta, era muy bajito y algo relleno; pero actualmente, sus ojos de claro parecido asiático brillaban con ilusión, su esbelta figura hacía un gran acto de presencia en la habitación, con una sudadera que se pegaba a su cuerpo y marca su figura, seguro que lo había hecho a posta.

La puerta de la habitación seguía abierta y pegada a la pared delante de esta, Laura miraba desde afuera haciendo un gesto de aprobación hacia el amigo de su hermano. Lucas mientras tanto observaba aún a su amigo con los labios mínimamente entreabiertos.

—Ya para, se te va a caer la baba.— le guiñó un ojo y se mordió el labio recibiendo a cambio un cojinazo en la cara.

Laira soltó una pequeña risa y entró a la habitación por la espalda de Liam y le abrazó.

—Oppa~— soltó la pelirroja enterrando la cabeza del asiático que no se resistió al contacto.

—Aún me impresiona que sea tan cariñosa.— entrelazó las manos con las de la joven que rodeaban su cintura. —¿Acaso te gustan menores?

Notó un leve asentimiento con la cabeza en su espalda y soltó una leve carcajada dándose la vuelta y tomando a la chica para colocarla con las piernas alrededor de su cintura cargándola como un koala. La diferencia de tamaño entre Laira y Liam era muy gran, igual con Lucas. Los hermanos medían cerca de 1'70 mientras que el asiático medía 1'80 o más.

—Uhum.— el castaño se aclaró la garganta y miró a su amigo con cara de desaprobación, este que se había perdido en la mirada jade de la pelirroja.

—Tío relájate, solo estaba siendo cordial.

—Cordial mi pie.

Tomó el brazo de su hermana y se sentó en la cama haciendo que ella se colocara sobre sus piernas también sentada. El chico asiático cerró la puerta mientras se quitaba el gorro que de lana que tapaba su pelo castaño y rizado y lo soltó en el escritorio mientras se sentaba en la silla del mismo. Observó a los dos hermanos y sonrió.

—Entonces Melody...— comenzó la mayor llamando la atención del chico de pelo rizado.

—¿A ti si te contó?— preguntó mirando mal a su mejor amigo. —Yo tuve que adivinar quién es, solo por esa foto.

Lucas quiso levantarse pero no pudo, tenía a su hermana sentada encima. Liam tomó la fotografía y la mostró a la chica.

El plano era suave, con los rayos de luz entrando poco a poco por la ventana e iluminando la cara de la joven, o al menos lo que se veía de ella. El rostro de Melody era relajado, parecía pensativa, quizás más allá de su música, como si quisiera saber más de lo que podría, preguntádose cada cosa dentro de su cabeza. Sus ojos negro brillaban un poco por el reflejo del sol y se veían más cálidos, no tan fríos y distantes como lo hacían normalmente. Y Lucas admiró cada rasgo de la chica, la piel perfecta que mostraba vagamente, la delicadeza con la que una de sus manos de posaba sobre la mesa y la otra aguantaba su cabeza. Esa fotografía era perfecta.

—Se ve linda.— señaló Laira tomando la imagen de las manos del chico. —Pero también es algo extravagante.

—Lo es, es jodidamente rara.— agregó Lucas sin poder ocultar su grado de admiración.

Y es que, aunque al principio le parecía una chica extraña sin explicación ni motivo y que ahora, era un poco más cercana. Porque eran cercanos, ¿verdad?

Break The DistanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora