𝙏𝙁𝘼𝙏𝘽 | Los días normales en el instituto comenzaron a desaparecer cuando las flores se hicieron presentes en la taquilla de Kim Yein.
El club de música, una pelea con su amigo de infancia y el misterio del dueño de los regalos diarios, darían...
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No tengo muy claro qué sucedió después de eso. Había visto que pasaron muchas cosas, pero todo se sintió lento.
Abracé con más fuerza el brazo de Mingi, pegando mi mejilla en su hombro, y él giro para darme un beso en el cabello antes de recostar su cabeza de nuevo en la mía. Subí los ojos, preguntándome ya dónde íbamos, pero apenas podía ver las calles afuera del vidrio delantero. Solo pude fijarme en como Yeosang parecía darle indicaciones a mi hermano quien le escuchaba atentamente sin soltar el volante y sin quitar la mirada de enfrente.
Al cabo de un rato, siento como poco a poco nos detenemos, y nuevamente la voz del castaño llega a mis oídos. Se está despidiendo de todos mientras que al mismo tiempo agradece a Dein por haberlo traído, a lo que él le responde que no se preocupara con el tono relajado que siempre tiene.
Yeosang se quita el cinturón de seguridad y sale del asiento de copiloto, rodea el auto por enfrente siendo alumbrado por las luces altas y veo como abre la puerta a mi lado. Alzo la cabeza para mirarlo y él se inclina para dejarme un beso en la frente antes de pedirme que le escribiera cuando llegara. Asiento como puedo y lo escucho despedirse del resto una vez más antes de cerrar y correr a la puerta de su edificio. Cuando desaparece en la entrada, mi hermano arranca de nuevo, supongo que esta vez directo a casa de Mingi.
Oigo a Sunha contestar su celular en voz baja, y por lo que entiendo es su madre preguntando dónde estaba. Mientras ella le responde que ya iba de camino yo siento vibrar mi móvil, el cual tenía en las manos. Lo desbloqueo sin moverme mucho para no molestar al pelinegro a mi lado y abro la única notificación de mensaje que hay.
"Ya voy saliendo con Yunho" y "Avísame cuando llegues a casa, vamos hacia allá" es lo que me escribe Choi San.
Bloqueo y guardo el móvil, y suspiro cerrando de nuevos los ojos que sentía doler, quizás por el cansancio, o por haber llorado, no estoy segura.
No sé cuánto tiempo pasa, pero el auto frena otra vez. Siento a Mingi removerse en su asiento y cuando abro los ojos me despeina con suavidad el cabello a lo que espera que Sunha se baje para él poder salir. Se despide de los tres y al igual que Yeo agradece a Dein por traerlo. Antes de que la castaña volviera a entrar, alcanzo a ver la bolsita con la caja de medicamentos que había comprado en posesión del alto. Sunha se pega más a mí luego de cerrar la puerta, y tomando mis manos me hace recostar la cabeza en su hombro tal y como estaba con Mingi antes.
Siento como Dein me mira por el espejo retrovisor, seguro tratando de adivinar qué era lo que había sucedido ---si es que ninguno de los chicos se lo había hecho saber---, pero evito hacer lo mismo. Aun así, soy incapaz de volver a cerrar los ojos, así que solo me dedico a observar las oscuras y desoladas calles de Seúl por la ventana. Pronto reconozco nuestra calle, el auto pierde velocidad y se estaciona justo frente a nuestra casa. Sunha y yo salimos en silencio, siendo golpeadas por el frío.
