'Sensaciones'

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Cual bestia que era rodeó el pozo analizando cada una de sus ángulos y grietas, cada hierba y maleza enroscada que asomaba por dentro y por fuera. El aura extraña que emanaba y ese pulso que le llamaba constante.

Sus orbes teñidos del más puro carmín los cuales encerraban en pleno mar de sangre unas cuentas esmeralda brillantes y fieras, a cada lado de sus pómulos sus marcas, símbolo de su fuerza y señal absoluta de peligro estaban más anchas al tiempo de que el hermoso rostro masculino perdía belleza para ganar deformidad debido al ceño marcadamente fruncido y la mandíbula encajada.

El gruñido bajo y profundo ahuyentaba a todo ser que amara su vida, el despliegue de poder demoníaco era avasallador y se hubiese podido sentir de no haber sido por una barrera azulada invisible para el Lord Cardinal, dicha kekkai emanaba del pozo. Ese artefacto extraño lo llamaba solo a él y negaba otro ser en sus alrededores.

-¡Salta! –Gruñó en voz gruesa y baja mostrando los fieros caninos en dirección al pozo.

-No –Respuesta tajante desde sus adentros.

Yako había tomado posesión del cuerpo más no completamente, Sesshomaru se debatía entre saltar y no, su orgullo alzaba la voz negando el paso, mientras que la gran mayoría de su ser tomaba riendas en el asunto, aceptando la invitación del devorahuesos.

-¡Maldita sea, salta! Quiero ver que oculta esa porquería ¡Busca a la sacerdotisa! –Rugió exasperada la bestia sintiendo todos los músculos de su cuerpo tensarse cada vez que daba un paso más cerca del pozo – ¡Dámela, la quiero!

-Guarda silencio, esa mujer tiene por dueño al híbrido.

-¡MIENTES! Ese ha tomado a otra asquerosidad por hembra ¡La miko no tiene marca ni mancha! –Escupió furibundo –Huele a pureza, bastardo.

-Es una humana –Quiso debatir Sesshomaru en el interior de su mente, pero ni ese argumento lo llenaba, Yako tenía razón y eso le molestaba, aún más al saber que su bestia deseaba a la miko; volviendo a tomar el control relajando cada fibra muscular y arrimando su ser hasta el borde del pozo, sin más y olvidando su orgullo en alguna parte de su ser dio un brinco cargado de elegancia entrando en el pozo esperando caer al fondo del mismo.

Yako deseaba a esa hembra desde hacía tanto y a pesar del que al principio no le gustó en lo absoluto, Sesshomaru se rindió sin saber a los encantos envueltos de misterio de la mujer. Desde sus ropas, sus costumbres y su inusual valentía que en un principio llamo estupidez.

Al saltar dentro del pozo esperaba cualquier cosa menos la sensación de estar dentro del agua, un mar de colores azulados en todas sus gamas le abrazaba sin ahogarlo ni mojarlo, se sentía en la nada

¿Dónde estaba?

Miró a todos lados viendo a demás de los colores que le recordaban los orbes de la miko, la tremenda oscuridad. Luego el aroma de ella inundó el lugar mezclado con su tristeza y otros no reconocidos por él.

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Gracias por leer.

Sin FronterasWhere stories live. Discover now