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Cuando la nostalgia lo ataca, Vlad se sienta junto a Daniel en el jardín, o bien descansa ahí y Daniel lo acompaña poco después.

No dicen mucho, se sientan en la banca de madera frente al hermoso sauce que se alza majestuoso.

A veces abrazados, otras sólo hombro con hombro. A veces Danielle también se une, regreso con ellos unos años después de abandonar el nido para conocer el mundo,  aunque le parece raro como se desempeñaron las cosas, ahora después de casi cien años de la muerte de Danny, no puede quejarse.

Vlad no está seguro si Danielle también tendrá esa inmortalidad extraña, pero parece que sí.

Ella parecía sólo un poco menor que Daniel, cuando salen en público ahora la gente asume que ambos son sus hijos.

No le molesta, sabe bien guardar las apariencias y Daniel piensa igual.

Se han unido en medio del dolor, se tomaron su tiempo pues lo tienen de sobra. Sus sentimientos nacieron de la cotidianidad, cuando formalmente iniciaron a vivir juntos se ajustaron tan fácilmente, con tanta naturalidad que Daniel se pregunto en algún momento del pasado ¿que habría sido si se hubiera rendido ante alguna de las ofertas de Vlad antes?, ese día de la reunión en Wisconsin, cuando a los 15 sus padres se enteraron de su condición de medio fantasma, pensaron lo peor y tuvo que refugiarse con él. ¿Quizás 8 meses antes de descubrir la clonación, cuando Vlad le propuso entrenarlo después de terminar mal herido en una pelea contra una banda de fantasmas?

Han sido amantes más tiempo del que fueron enemigos, ahora aquellos años son una anécdota de la que pueden reír.

Despues de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora