Quizá no era momento para pensar en ello, quizá de todas las situaciones en las que podría ponerse a reflexionar sobre su catastrófica vida, esta sería la menos indicada, sin embargo se encontraba frustrado, casi enojado. De no ser por el calor del momento seguramente su rostro estaría ardiente en cólera.
"Tan idiota." Recriminó incluso si no sabía sí era para él mismo o para su contrario. Sus manos picaban por cerrarse y golpear el bonito rostro, e incluso jalar del cabello de quién ahora se encargaba de besar su cuello.
Esos labios que se sentían suaves, se paseaban calmos de arriba hacia abajo dándose a la tarea de marcar toda la piel que ya conocían. De vez en cuando los dientes de su contrario se asomaban para morderle, arrancándole suspiros que, más que expresar su disfrute, eran una forma no irónica de sacar el coraje dentro de su pecho.
Sería una noche de sexo rudo, pensó. De ese que se volvía agresivo y poco meditado. Aquel que no buscaba más allá de la liberación propia, aquel que no importaba si dolía. Aquel que con otra persona se sentiría incorrecto. Algo malo, detestable. Pero con él era diferente.
Eso era lo que le frustraba pensándolo bien; durante su carrera Jimin había tenido la oportunidad de estar entre las piernas o debajo de quién se le diera gana. No hacía falta más allá de una sonrisa y una mirada, nadie se resistía, absolutamente nadie, y su mayor ventaja era ser consciente de ello.
No estaba orgulloso, incluso se lo negaba a sí mismo cuando el pensamiento surcaba su mente; su estómago se revolvía cuando recordaba haber decidido probar suerte seduciendo a un CEO importante del entrenamiento.
Un reto personal, dijo en su momento sin creer llegar tan lejos. Jamás imaginó verse en un camerino sentado sobre las piernas de aquel hombre mientras éste peleaba por desabrocharle el pantalón. Fue suerte tal vez, Jimin no creía en eso, pero agradeció con todo su ser cuando toques a la puerta les interrumpieron y llamaron por él, avisando que en menos de un minuto debía estar en el escenario junto a los otros chicos para grabar el programa de música que se transmitiría más tarde.
Después de ese día se obligó a sí mismo a cambiar de celular incluso si eso significaba votar el que recién había adquirido, no quería meterse en problemas ni escándalos, no los necesitaba, era más que suficiente soportar toda la carga de trabajo que ya tenían sobre ellos por aquel entonces. Encima les debía todo a sus compañeros, a sus amigos; su apetito sexual no tenía porque involucrarlos hasta el punto de echar por la borda todo el trabajo duro que había estado provocando que dejaran la sala de ensayos a horas no prudentes de la madrugada. Se estableció parámetros, parámetros inquebrantables donde se especificaba estrictamente no volver a tentar la edad de aquel hombre y mucho menos el puesto que tenía. Por seguridad propia, dijo convencido de que incluso podría volverse contraproducente.
- ¿Estás bien? - Preguntó su contrario dándose cuenta de la expresión que tenía en el rostro.
- Sí.
Pero no lo estaba, por supuesto que no. No cuando la imagen de Lee Taemin se había colado en sus pensamientos y le había hecho retroceder en el tiempo cuando cayó en amor por primera vez.
Otros idols estaban bien, se lo permitía, había coqueteado por lo menos con un miembro de cada grupo al que se le podía acercar, analizaba a sus posibles candidatos y cuando tenía los resultados de sus patéticos esfuerzos matemáticos, entonces ahí entraba, pero Jimin odiaba aquella experiencia en particular, se odiaba a sí mismo cuando se creyó enamorado de ese malditamente encantador chico.
Le encantaba todo de, en aquel entonces, el rubio muchacho. El somosperonosomos había sido cuestión de días, llamadas a altas horas de la noche y mensajes de texto alrededor del día, prontamente comenzaron a tener citas casuales donde se reunían en secreto dentro de algún bar sin nombre reconocido. Las copas de vino y charlas en doble sentido llevaron a una cosa y esa cosa llevó a la otra.
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Flirty Boy ‹ ✨ Yoonmin ✨ ›
Hayran Kurgu"No hacían falta las palabras, no eran necesarias las preguntas. Se tenían el uno al otro y eso debía bastar, sin embargo la incertidumbre estaba carcomiendo el interior de Jimin. Todo el tiempo, todos los días había comenzado a despertar con la inq...