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En poco tiempo llegamos. En un claro entre los árboles, hay una casita con una fachada muy adorable. Uwaa, se parece a las casas de los libros de cuentos.

¿Esta es la casa de Jimin? Pues no parece que alguien como él fuera a vivir en un lugar así, desde luego, me guardo ese comentario.

-Mm... Adelante, adelante.

El interior es del mismo estilo que la parte de afuera, todo muy bonito. No se ve muy diferente de una casa del mundo humano. Su atmósfera cálida me hace olvidar todo mi recelo. Junto con sentir alivio, comienzo también a sentir hambre. Mi estómago comienza a hacer ruidos vergonzosos, así que hago todo lo que puedo por cubrirlo.

-¿Tienes hambre?

-S-Sí...

-Ya veo... Bueno, voy a prepararte algo. Ah... Pero ¿qué comerán los humanos? Qué lío, que lío... -Casi digo "cualquier cosa está bien" pero me detengo. Si en el makai comieran lagartijas asadas o estofado de murciélago, claro que no me gustaría. –A ver... Voy a traer algo, así que espera. -Jimin desaparece en el cuarto del fondo. Yo me siento a esperar a que regrese.

Vaya. Hay un olor muy rico. Un olor que he sentido antes, fresco y suave, que calma el corazón. ¿Qué aroma será éste?

Al mirar el marco de la ventana, veo una sola flor decorando un florero.

-¿Una rosa azul? –Al estirar una mano hacia ella, recuerdo las palabras de Eunwoo. Seguro estas también están pintadas. Porque se supone que no existe un azul así, tan radiante. Por eso se le llama "milagro".

-Perdón por la espera. -Jimin regresa de lo que debe ser la cocina. ¿Ya preparó lago? Qué rápido. –Ya, por favor, sírvete. –Pero no hay nada sobre la mesa. Miro hacia todos lados, y veo que Jimin está en cunclillas en el suelo. –Aquí, siéntate, siéntate.

-¿En el piso?

-Si, en el piso. –Confundido, me siento en el piso. Entonces pone un plato frente a mi cara. En él hay un líquido blanco meciéndose, reflejando una imagen distorsionada de mi cara.

-¿Qué es?

-Leche, seguro que los humanos crecen mucho con la leche. -¡Pero si no soy ningún gatito!

Tengo tanta hambre que no me importa tomar sólo leche, pero... no puedo lamerla del plato. Observo a Jimin. Él también me observa, al parecer esperando que me tome la leche.

¿Es en serio? ¿O intenta aprovecharse de mí?

-¿Te vas a poner a llorar? –Al verme con ganas de llorar, Jimin se alarma y me atrae con cuidado hacia él, dejándome sentado entre sus piernas. –Perdóname, todavía no sabes comer solo, ¿verdad?

-¿Eh?

-Ya, ya, yo te la doy. Así que, ya no llores, no llores. –Algo cálido fluye entre mis labios. Un líquido que llena mi boca. Una leve dulzura se extiende en mi boca. Al tragar, llega al fondo de mi cuerpo una sensación parecida a un escalofrío. –Mm... ¿Está buena? –La cabeza me da vueltas. Sin entender mucho, asiento levemente. –Claro, claro. Bueno, bebe un poco más... -¡Me dio leche con la boca, o en otras palabras, me besó!

Empujo a Jimin y me levanto muy alterado. Doy un grito sin voz, abriendo y cerrando la boca como un pez. Al parecer, Jimin me malentiende y sonríe muy feliz.

-Mm... Estaba delicioso, que bien, que bien. -¿Qué? No creo estar poniendo cara de felicidad, ¿o si? –Bueno... ¿Quieres más?

-E-Está bien, no quiero más. -¡No quiero que me vuelva a besar!

Negándome con energía, retrocedo uno o dos pasos.

-¿Ya estás lleno?

-S-Sí. –Más que estar lleno mi estómago... Diría que mi cabeza está llena...

En sueño y vigilia /JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora