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-Ya... Ya me cambié... -Asomo mi cabeza por el borde de la pared y veo la cara de Jimin. Probármelo no tiene nada de malo, pero es vergonzoso mostrar a otros un traje como éste.

-Wa... ¡Déjame ver, déjame ver!

-Va-Vale... -Jimin me observa impaciente titubear sin decidirme a entrar.

-¿Qué pasa?

-Qué me pasa...

-Rápido, déjame ver. -De repente me agarra del brazo y me arrastra hasta el centro del cuarto. -Uwaa... Te queda bien, te queda bien... Qué lindo, qué maravilloso...

-¿Ah, sí?

-Sí, sí, te queda muy bien, muy bien. Me alegro de habértelo dado.

-Gracias... -Bueno, si lo dice así... Supongo que puedo creer que me queda bien, ¿no? Nunca había usado algo así. Pensé que no me vería bien, pero eso estaba muy incómodo. Pero como al parecer a Jimin la he gustado... supongo que no está tan mal creerme un poco el cuento, ¿verdad? -Oye, pero... ¿Por qué un traje de sirviente?

-¿Sirviente?

-Sí, este traje. ¿No es lo que usan los sirvientes de las mansiones?

-¿Las mansiones? ¿Los sirvientes? Mm... ¿Ah, sí? -Así que Jimin compró este traje sin saber en realidad qué significaba. De todas maneras, me preguntó por qué eligió este traje y no otro.

-¿Lo elegiste porque era adorable?

-Mm... ¿Por qué era adorable? Jimin inclina la cabeza hacia un lado.

-¿No fue eso?

-¡Sí! ¡Eso! Por qué era adorable, porque era adorable, lo compré. -Una sonrisa radiante se dibuja en su rostro, como si de pronto hubiera recordado algo. Muy contento, me toma de las manos. -Cuando lo vi, pensé "Qué adorable" "Le quedaría bien" Eso pesé...

-Ya veo... Yo también creo que es muy adorable. Gracias. -Al volver a agradecerle, él vuelve a sonreír. Luego me toma de las manos y se pone a dar vueltas conmigo.

-Que adorable, que bien te queda, qué felicidad.

-¡Jimin, la cabeza me da vueltas!

-Cuando te diviertes, la cabeza te da vueltas.

-¡No tengo idea de lo que estás diciendo! -Sin embargo, yo también me divierto al girar y girar. Termino riendo con ganas mientras doy vueltas con Jimin.

Vueltas y vueltas.

Si seguimos girando así, quizá nos convertiremos en mantequilla.

Me pregunto qué clase de dulces podría preparar con una mantequilla como ésa. Seguro serían esponjosos y tendrían un sabor muy dulce.

Como la felicidad.

Estoy tan mareado que no puedo ni estar en pie. Jimin me sujeta y luego los dos caemos de espaldas al piso.

-Mm... La cabeza me da vueltas...

-¿Jimin, estás bien? -Pero a mí también me da vueltas la cabeza así que me quedo con la mejilla pegada al pecho de Jimin, sin poder levantarme.

-¿Tú estás bien? ¿No te dolió?

-No, tú quedaste debajo de mí, así que no me dolió.

-Ya veo... Qué bueno. Pero, estás mareado, ¿no?

-Sí, todavía estoy mareado. -De la nada comenzamos a reír. No sé qué es tan gracioso, pero de todas formas nos reímos con ganas. El hecho mismo de reírnos de nada es gracioso sólo reír es divertido. Por eso no podemos parar de reírnos.

En sueño y vigilia /JikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora