Profecía

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Los días pasaron, Harry y Melanie iban al castigo que Umbrige les había impuesto, haciéndoles escribir "No debo decir mentiras" con su propia sangre, un castigo demasiado extremo, sin embargo no querían molestar a Dumbledore con eso.

Las clases pasaron, y Defensa Contra las Artes Oscuras era casi más aburrida que Historia de la Magia. Ya en la clase de adivinación, Melanie se sentó junto a otras chicas de Gryffindor, obviamente Harry, Ron y Hermione habían renunciado a esta clase, ella por otro lado prefería sentarse a ver hojas de té, a traducir ruinas viejas.

-Muy bien, mis niños. Hoy verán con más detalle las profecías -dijo la profesora Trelawney observándolos a todos a través de sus lentes de fondo de botella que asemejaban más un par de lupas- ¿Por qué no lo intentan? Han hecho un buen progreso.

-Chicas, ¿me dejarían intentar primero? -les preguntó Melanie, al fin y al cabo quería terminar lo más pronto posible.

-Amm, seguro. -le contestó una.

Melanie, se acercó a la profecía. Desde que empezó a tomar las clases, a ella le iba bastante bien era la primera clase en la que destacaba más que Hermione. Observó la esfera, tratando de ver algo, hasta que lo consiguió... 

El asombro fue tal, que ella no quería creer que fuese cierto, simplemente no podía significar nada bueno ¿Porque las profecías siempre mostraban cosas así? Trataba de procesar lo que recién había visto, pero los murmullos de sus compañeros, y el aroma de las velas de la profesora no la dejaban concentrarse, al contrario, la mareaban más. Así que alzó el brazo y preguntó:

-Profesora ¿puedo ir al baño? 

-Claro, mi niña.

En cuanto cerró la puerta del salón, Melanie comenzó a correr hacia un lugar tranquilo y vacío, casi se cae de lo rápido que iba. Llegó directo a un salón vacío, las mesas estaban acomodadas frente a una pared y las sillas sobre estas bocabajo. Cerró la puerta tras de sí y se recargó en ella, analizando. 

La profecía era impactante. Al poco rato del que ella había estado viendo la esfera, esta se volvió negra ante sus ojos y un anillo salía de la nada junto con 3 joyas, de diferente color cada una, y una voz grave decía:

"El anillo en unión con las joyas, traerá desastre. El niño que vivió deberá alejarse, y el anillo tendrá que desaparecer. A través del anillo haz de ver, para el peligro detener."

-No lo entiendo. ¿Qué anillo? ¿Cuáles joyas? ¿Dónde están? -se preguntaba la chica.

Tampoco entendía cómo es que ella pudo ver lo que decía y los demás no, la voz era demasiado potente para que media clase la escuchara, y aún así, nadie se inmutó en ella, ni siquiera la profesora. Era bastante extraño.

-Tal vez estoy imaginándome cosas...

~~*~~ 

Al terminar las clases todos fueron a sus habitaciones. La sala común estaba completamente vacía, a excepción de Melanie que estaba pensativa en uno de los sillones de la sala. En ese momento el sonido de unos pasos apresurados bajando por las escaleras, la sacó de sus pensamientos.

-¡Mel! ¡Mel! -una voz la llamaba.

-¿Qué ocurre, Harry?

-Mira -le dijo al tiempo que le mostraba un anillo negro con 3 huecos en la parte de arriba, era igual al que vio en la profecía.

Melanie se paralizó, preocupada. Harry tiene el anillo, eso quiere decir que... ¿La profecía es real?

-¿Qué? ¿Qué es? ¿Qué pasa? -le preguntaba el chico.

-¿De dónde has sacado eso?

-Estaba en mi almohada... ¿Qué sucede?

-Ve a través de el. -pidió Mel.

Harry lo hizo, en ese momento apareció una puerta de color negro opaco. Melanie se acercó a ella y con la mano en la perilla, se volteó a  ver a Harry y le dijo:

-Harry, será mejor que te quedes.

-¿Estás loca? Yo voy contigo. Dios sabe lo que hay adentro. 

-Precisamente por eso. Por favor, quédate, puede ser peligroso. 

-Exactamente, esa es la razón por la que voy contigo. No... no quiero que te pase nada -dijo casi en un susurro- ¿Por qué no quieres que te acompañe?

Melanie no quería asustarlo contándole lo que había visto en la esfera de cristal, pero por otro lado, Harry merecía saberlo.

-La verdad es... que hoy, en la clase de Adivinación, vi una... ahm... profecía. La verdad no estaba segura si era cierta, pero ahora que veo el anillo... y la puerta... Harry, la profecía decía que te tenías que mantener alejado. -Harry se quedo callado unos momentos y después dijo:

-Entiendo, pero no puedo dejarte entrar ahí tu sola ¿Qué tal si te pasa algo?

-¿Y qué tal si te pasa algo a TI?

-Estarás tu ahí para evitarlo.

-Pero...

-Por favor.

-Ah... Está bien.

Ambos entraron por la puerta, dispuestos a enfrentar cualquier cosa que estuviera dentro. 

Aquel lugar era un pueblo oscuro y triste; en cuanto Harry puso un pie sobre el frío y seco suelo unas alarmas se activaron, causando un pánico inmediato, las personas que estaban en las calles se metieron corriendo a sus casas, los niños lloraban por sus madres, y los vendedores cerraban sus negocios de un portazo.

-¿Qué pasa? -preguntó alarmado Harry.

-No sé -contestó Melanie de igual forma.

El alboroto no tardó en terminar, y ya no se podía escuchar ni un solo ruido, ni una sola alma, pero el silencio al igual que el ruido de hace unos segundos, no duró mucho. A lo lejos, el sonido de pasos apresurados se fue haciendo cada vez más notorio, hasta que quedó a la vista un grupo de magos, probablemente aurores, dirigidos por una chica, de entre ellos, un gritó de un hombre sobresalió:

-¡Potter!

Harry se quedó boquiabierto, lo estaban buscando a ÉL.


A través del Anillo #PremiosLion2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora