¿Enamorada? Completamente (Senku y tu)

•C A P 4: El comienzo de la era de piedra•

No sabía cuánto tiempo había pasado desde que la oscuridad se había adueñado de mi cuerpo, no tenía ni la más mínima idea, de que era lo que me estaba pasando. Pero de algo estaba segura, no estaba muerta, algo en mi me decía que no podía ser así.

Las primeras horas consciente trate de pensar en varias cosas que pudieron haber causado aquella luz; una bomba nuclear; un desastre natural que nunca antes había sucedido; un virus; un ataque terrorista; el Apocalipsis que todos los religiosos decían que llegaría; Un experimento fallido. Pero de nada me servía tener una hipótesis si no podía moverme para comprobarla. •Agh esto es tan frustrante•
De vez en cuando mi mente amenazaba con ahogarse en esa oscuridad, pero obligarme a mantenerme consciente tampoco era de mis mejores opciones, en realidad era un infierno.
Los malos recuerdos de mi infancia que con tanto esfuerzo había bloqueado, inundaban mi mente a cada segundo.

Mi infancia no fue la mejor del mundo, de hecho apestaba.
Antes de que mi mamá se convirtiera en una persona soltera y promiscua, éra parte de una familia. Solo éramos tres, mi madre, mi padre y su pequeña hija no deseada, que claramente odiaban por arruinar sus vidas. Por esa misma razón yo nunca pude gozar de una familia amorosa y protectora, más bien nuestra relación era de miedo y violencia y mi padre era el encargado de que fuera así. Lo que recuerdo de el es que era un hombre fuerte con poca paciencia, descargaba su enojo en mi mamá, y si no la encontraba en mi, solo que peor, ya que agredirme le enojaba mas de lo normal. Recuerdo que tenía que usar chamarras incluso en verano para esconder los moretones y cortadas, de esa forma no le causaría problemas a mamá, también me esforzaba en sacar las mejores calificaciones, jamás le pedi ayuda a mis papás en lo que no entendía, y la tarea sólo podía hacerla en tiempos libres de la escuela. En casa no era mejor, tenía que hacer lo posible para fingir que no existía.

Cuando tenía 12 mi mamá por fin decidió separarse de mi padre. Pero la separación le causó depresión, para sentirse mejor comenzó a salir a fiestas para olvidarlo, las salidas se volvieron más seguidas, hasta que en un momento se convirtió en su nuevo estilo de vida. En toda la secundaria no recuerdo haber platicado con ella ni una sola vez.
Cuando entre a preparatoria fue cuando recapacitó un poco y trato de cambiar, o bueno eso creía hasta que le quito el esposo a mi maestra de matemáticas.
Pero no la juzgo, supongo que si eso le da la felicidad que yo nunca le pude dar, entonces para mi esta bien. Pero aún con el cambio, yo nunca le llegue a importar, desde que tengo memoria es como si viviera sola, yo hago mi comida, lavo mi ropa, recojo la casa y me encargo de los gastos para mantenerme con dos trabajos por la tarde y noche. Mi madre literal solo me dio un cuarto para no dormir en la calle. Pero en parte le agradezco, ya que por ella me esforcé tanto en encajar en la escuela. Si no podía ser amada por mi propia sangre, por lo menos quería que alguien más lo hiciera. Todos los anti valores que me habían enseñado los cambié por valores, trate de cambiar mi actitud, ser amable y positiva, todo eso lo aplicaba en la escuela, me convertía en una persona completamente diferente, les demostraba el amor que siempre quise recibir. Pero gracias a mi cambio drástico me volví popular en poco tiempo, hice buenos amigos e incluso me enamoré. Pero a las que les debo mucho, son mis amigas, ellas eran el pilar que me mantenía estable, si no las hubiera conocido, no tengo idea de que me habría pasado. Quería despertar y verlas, quería despertar ya.

Mientras pensaba en todo aquello escuché como si algo se quebrara •¿Que fue eso?• La oscuridad fue consumida por la luz, y nuevamente podía moverme. Me levante con cuidado y observe a mi alrededor. Estaba en un bosque. Y parecía que era tarde•¿Porque?...¿Bosque?...•

-Estoy...viva...-. Dije con una voz ronca mientras sujetaba mi cuello. El no haber hablado por tanto tiempo se hacía notar por el horrible dolor en mi garganta al sacar mi voz.