One Shots 》Naruto Couples

62. ¿Quién eres tú? 《Obirin》

Nota: hechos totalmente apartados de lo sucedido en el manga y/o anime.

**********

-Mañana quiero que todos cumplan con su misión en Konoha tal como acordamos, ¿entendido?

Todos los miembros de Akatsuki asintieron y desalojaron el área de juntas de la asociación. "Madara" se retiró hasta el último a la habitación donde descansaba e ideaba planes o estrategias nuevas, pero al llegar se encontró con el Uchiha.

-Itachi... -dijo intentando ocultar su sorpresa- ¿Qué haces aqui?

Como siempre, Itachi no dijo nada o al menos no en un principio. Simplememte le miraba analíticamente, meticuloso y con cuidado de cualquier movimiento que pudiera hacer en forma de ataque.

-Vengo a pedirte por la buenas por última vez que dejes a Konoha en paz.

-Ja, ¿qué te hace creer que esta vez sí te haré caso? -preguntó con altanería- Sabes perfectamente que si te atreves a interferir iré por tu querido hermanito.

-No quiero ser agresivo. Después de todo somos familia. -soltò el Uchiha totalmente tranquilo.

-Entonces continúa sin meterte en mis cosas y todo estará bien.

Ambos sabían que las amenazas hacia Itachi eran inútiles, pero Obito era el único o de los pocos que se atrevían a desafiarlo confiado en que con el chantaje de Sasuke lo mantendría al margen de sus decisiones sobre Akatsuki.

-Bien, me iré. -dijo el menor avanzando a la salida- Pero antes... alguien quiere verte.

-¿Qué diab... -cuando se giró para darle la cara a Itachi se descuidó, le miró a los ojos y de inmediato quedó atrapado en su Genjutsu.

Todo se había vuelto oscuridad ante sus ojos. Sentía sus extremidades, escuchaba sus pensamientos y prácticamente sabía que estaba vivo. Cuando su vista se aclaró pudo verse en medio de un pastizal, rodeado de árboles, arbustos, flores y el cantar de pájaros como ambiente.

-Solo espera a que salga de este lugar y me las pagarás, Itachi Uchiha. -dijo entre dientes apretando la mandíbula y los puños.

Caminó un poco. Eran escasas las veces en las que salía de día, por lo que la luz del Sol le resultaba molesta, pero le daba una sensación buena.

A lo lejos pudo ver la silueta de una niña, tal vez de 12 años, mirando hacia donde se mostraba el Sol y en contracorriente del aire. Obito abrió y cerró sus ojos. No era posible que se tratara de ella.

Apresuró el paso sin perder de vista a aquella niñita que parecía no percatarse de su presencia. Al llegar, a tan solo unos metros de ella. Su atuendo negro, sus detalles y accesorios morados, su cabello hasta los hombros color café. Era ella.

-Rin. -llamó casi sin aliento causando que la pequeña volteara con una expresión de confusión.

-¿Le conozco? -preguntó con mucho respeto.

-S-soy yo, Rin. ¡Obito! -dijo sin poder retener mucho el temblar de su voz.

La castaña se acercó a él con pasos cortos y sus manos aún detrás de su espalda. Le miró el rostro cubierto por una máscara naranja, por lo que toda su atención se centró en el único ojo que podía ver.

-¿Obito? -él asintió- Claro que no. -dijo con obviedad. Obito es un chico dulce, un poco torpe, pero encantador y tierno. -la mirada que ahora le dedicaba al hombre era de rechazo- No hay chance de que usted sea ese Obito.

En medio de la desesperación se despojó de su máscara, dejando ver en totalidad su rostro un poco deformado pero aún reconocible. Se acercó un poco más a Rin para que ella examinara su cara y pudiera comprobar que era él.

-Mírame bien, Rin. Por favor, soy yo. Soy Obito Uchiha, el chico que siempre ha estado enamorado de ti y que siempre ha estado a tu lado.

La castaña torció un poco los labios y pasó con cuidado sus dedos por el rostro y cabello del Uchiha,

-Pus ciertamente te pareces mucho a él... -el hombre esbozó una sonrisa- Pero Obito jamás le haría daño a nadie. -soltó con repudio- Él jamás desearía el mal a Konoha, ni a nuestros compatriotas, ni a nuestro sensei, ni a nuestro amigo Kakashi, ni a su propio clan. Él jamás lastimaría a nadie.

Las palabras de la chica llegaban como espinas al corazón del Uchiha. ¿Cómo negar todo eso cuando es cierto?

-Pero, yo lo hice por ti, Rin. -las lágrimas comenzaban a asomarse- No pude con la idea de perderte por culpa de... ese miserable de Kakashi. -las últimas palabras salieron con dificultad de sus labios- Tú eras la única persona que jamás me hizo a un lado, que jamás me trató mal. Yo te amaba mucho y al saber de tu muerte juré por mi vida vengarla.

Las manos a las que antes sujetaba Obito se soltaron con delicadeza. Rin tenía lágrimas en los ojos.

-¿Quién eres tú? -la voz que emitía la chica denotaba terror- ¿Qué clase de monstruo somete a tantas personas inocentes por algo que fue totalmente mi decisión?

-¿T-tú decisión? -preguntó confundido- ¡Kakashi te asesinó a sangre fría!

-¡Deja de decir eso de Kakashi! -gritó aún más enojada que él- Yo provoqué mi muerte, ¿entiendes? Fui utilizada, si seguía con vida yo terminaría lastimando a todos aquellos a los que tú has herido. Jamás me lo hubiera perdonado. -dijo con la voz entrecortada- ¿Cómo puedes con tanta carga? Con tanta sangre en tus manos...

-Pero... Rin...

-Vete. ¡Déjame en paz! Y no vuelvas a manchar el nombre de mi amigo, porque yo sé que él jamás haría nada de eso.

Y al ver cómo Rin se marchaba y se desvanecía entre los rayos de Sol, Obito despertaba de aquel trance con lágrimas en los ojos y con las ideas y propósitos que antes tenía hechas un lío.