Helado de piña. A las tres con quince de la mañana. ¿De dónde sacaría uno? Tenía dos opciones, llegar con el helado de piña o llegar con el helado de piña si no quería encontrarme a una Poche furiosa. Mujeres embarazadas y sus antojos. Cuando tenía dieciocho años, tuve que lidiar con mi tía embarazada, recuerdo que se encapricho con hacer panqueques a las una de la madrugada, mi tío le dijo que era muy tarde para comer eso y que mejor lo dejarán para otro día, a lo que mi tía le arrojó el saco de harina y casi le parte la cabeza en dos. Desde aquel día no volví a ser la misma y debía hacer hasta lo imposible por cumplir el deseo de Poche si no quería sufrir el mismo destino que mi tío.
Gracias al cielo, al cruzar en la esquina de la calle central, logré encontrar un minimarket atendiendo. Les agradecí a todos los santos y Dioses existentes en el mundo y baje del coche para entrar e ir directo al sector de helados. Una vez que lo conseguí, suspiré profundamente. Estaba salvada.
Fui hasta la caja, donde había un hombre pagando unas galletas, suponía que venía por el mismo caso que yo y no me equivoqué. En la conversación que mantenía con el chico, le confesó que a su mujer le quedaban solo unas semanas para dar a luz, por lo que estaba insoportable y debía hacer todo lo que quería, de lo contrario, se volvía desquiciada y lo culpaba por estar en ese estado. Pero una parte llamó más mi atención que todo lo demás y fue la declaración del chico.
"Dejé a mi novia embarazada y la abandoné. Traté de comunicarme con ella pero no contesta mis llamadas y me ha bloqueado de cuanta red social exista, la entiendo completamente, fui un capullo, pero estoy arrepentido. Lo único que quiero es una oportunidad con mi bebé, quiero hacer las cosas bien y no cometer los mismos errores que con su mamá. Por eso tengo dos trabajos, estoy reuniendo todo el dinero posible para darle un buen futuro a mi bebé."
"Lo lamento chico, todos merecemos segundas oportunidades."
"Espero que Poche lo pueda entender algún día." Me tensé inmediatamente. Mi mente se nubló completamente a causa de la ira y lo único que recuerdo, fue que el señor se retiró del lugar, di dos pasos adelante, vi el nombre de la plaqueta y mis sospechas fueron aclaradas. Lo último que hice fue dar un puñetazo directo en su rostro.
Calle: Ni primeras ni segundas oportunidades, no mereces una mierda. (Removí mi mano a causa del dolor en mis nudillos por el golpe, mis manos eran finas y sufrí las consecuencias. Saqué dinero de mi bolsillo, porque debía pagar si o si, de cualquier forma. No importa que tan gilipollas sea el que me está atendiendo. Y abandone el lugar)
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Enamorándose de Mamá {CACHE}
Ficción General{ADAPTACION} «Lo siento, pero creo que te has equivocado de número, de todas formas, tienes razón, ese tipo no vale la pena. Con tus palabras, estoy segura que ese bebé tendrá a una buena mamá, mucha suerte»