Hazel

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Me tumbe en el colchón de mi cama con Poche a horcajadas en mi regazo. Sus labios no habían soltado en ningún segundo los míos y si lo hacía era solo para coger aire, lo cual agradecía, porque yo definitivamente no quería despegar mis labios de los suyos. Su mano ahueco mi mejilla juntando más aún, si era posible, nuestras bocas. Mordí su labio inferior y tiré de él con una sonrisa traviesa pidiendo permiso para que mi lengua recorriera su cavidad bucal como si un dulce se hubiera perdido allí.

Gemí en su boca cuando empujó su cadera contra la mía y sus labios pronto descendieron a mi cuello dejando un camino descuidado de besos. Pronto el bulto de mis pantalones creció. Tragué saliva con dificultad produciendo gemidos profundos que salian de mi boca Poche presionó su boca allí y en un costado la sentí chupar profundamente mi cuello.

Calle: ¿No me estarás marcando otra vez, ¿verdad? (Susurre con mi respiración pesada y sin dejar de estimular aquel lugar, asintió y sin verla, sabía que estaba sonriendo. Si ella quería jugar, entonces yo tampoco me quedaría atrás.)

Mis manos descendieron hasta sus caderas y termine por ahuecar su trasero entre ellas. Chilló y tomé la oportunidad para besarla nuevamente. Sus dedos tiraron del dobladillo de mi camiseta a lo que acaté su silenciosa petición arrebatándomela rápidamente y lanzándola a un punto ciego de la habitación. Sus manos acariciaron mis pechos pasando por mi collar, donde se detuvo unos segundos para apreciarlo y está vez fui yo quien me despojé de su vestido sintiendo su pecho junto al mío. Nuestros corazones latiendo juntos.

Pasé mis manos detrás de su espalda, lo cual de vez en cuando Poche se estremecía debido al frío de mis manos. Me alejé levemente para observarla y juro por Dios que esa imagen jamás se borrara de mi mente. Su cabello caía en cascada sobre su pecho, sus labios hinchados a causa de la presión ejercida por nuestros besos y su tórax subiendo y bajando a costa de su respiración.

Calle: Poche... (Balbuce mientras sus dedos acariciaban mi cabello. Me miró con curiosidad y lamí mis labios para hablar.) Si no nos detenemos ahora, yo... Es muy poco probable que tenga la valentía para parar después. (Admití sin dejar de mirar a esos ojos verdosos que me volvían loca. No quería presionarla a nada, menos en su estado. Pero simplemente no podía retractarme cuando ella descontrolaba todo mi interior con un solo roce. Maldición, la deseaba, pero también la respetaba como para esperarla.)

Poche: Continuemos con esto. (Musitó sonriendo antes llevar sus manos al sujetador y soltarlo. Madre mía. Estaba en el jodido paraíso. Sus mejillas se tiñeron de rojo exquisitamente ante su exposición.) Sé que no tengo un cuerpo demasiado atractivo, digo... Estoy embarazada, estoy llena de estrías y...

Calle: ¿Qué tonterías estás diciendo? Joder, estás perfecta, eres preciosa Poche. (Miré sus ojos tratando de descubrir que era lo que pasaba por esa cabeza suya. Acaricie el costado de sus caderas con la punta de mis dedos, siendo delicado con la atención que le estaba propinando a su suave piel.) Te amo tanto gordis. (Sus labios se curvaron en una perfecta sonrisa y descendió a mi altura, juntando su frente con la mía.)

Poche: Te amo también Daniela Calle, mucho. (Susurró dejando un casto beso en mi nariz. Enredé mis dedos en su cabello y empujando desde su nuca, acerqué su rostro al mío fundiéndonos en un beso apasionado, que demostraba cada una de las palabras que queríamos decirnos pero que quedaba más que claro con nuestras acciones.)

Minutos después, cambie nuestra postura cuidando de no aplastar a Poche ni su vientre. Me despojé de cualquier rastro de prenda entre nosotras y me encargué de recorrer con mis labios cada centímetro de su piel descubierta. Una vez mencioné que haría que se quisiera a ella misma y que si bastaba, besaría toda su piel para demostrárselo. Así lo hice y en mi memoria estaban cada uno de sus lunares y lugares sensibles, donde cada vez que posaba mis labios, ella respondía con un estremecimiento y un suave gemido desde su garganta.

Regresé a la altura de su rostro y besé el lóbulo de su oreja, lamí su cuello y dejé un rastro de besos hasta su clavícula bajando hasta sus pechos. Mi mano izquierda descendió hasta su centro, donde introduje un dedo dentro de ella tomándola por sorpresa.

Poche: Calle... (Sollozó y cubrí su boca con la mía.)

Calle: Estás húmeda, cariño.

Musite entre besos y soltó una pequeña risa vergonzosa. Comencé a mover en círculos mi dedo en su interior, emitió susurros inteligibles que callé con mis besos. Introduzco otro dedo con suave presión dentro y fuera jugando con su clítoris, su cuerpo da una sacudida, donde chilla sobre la piel de mi cuello.

Calle: Shh...

Doy un beso en su frente y conduzco mis dedos a una mayor velocidad, donde Poche se retuerce y muerde su labio inferior para callar sus gemidos hasta que retiro mis dedos de su interior. Me acomodo en medio de sus muslos y siento su respiración sobre mi cuello produciéndome cosquillas.

Calle: No quiero hacerte daño.

La miró aun mordiendo su boca, donde paso mi dedo pulgar para que lo suelte antes que se haga daño. Sus ojos están completamente nublados de pura lujuria, sus mejillas sonrosadas y para que hablar de su cabello.

Poche: Jamás lo harías.

Deja un beso en mi mejilla.

Calle:¿Eres virgen?

Ella Preguntó en broma para aligerar el ambiente, a lo que poche ríe tirando su cabeza hacia atrás. Nos gira sobre la cama quedando ella en el mando y tomándome de sorpresa, nos unimos en una sola. Dios mío, esto era muchísimo mejor de como lo había imaginado. Veo sus ojos cerrarse y entrelazo mi mano con la suya dejando un beso en su palma. Ninguna sensación se comparaba a esta. Ningún momento podría igualarse. Poche mueve sus caderas y ubico mis manos en sus costados para ayudarla y empujarla contra mí.

Calle: Joder...

Sus manos sueltan las mías y entierra sus uñas en mi pecho, ni siquiera siento dolor a causa de la nube en la que me encuentro. Solo quiero disfrutar el momento. Una gota de sudor resbala desde mi frente y muerdo mi labio inferior al sentir sus paredes ceñirse ante mi miembro. Poche disminuye la velocidad y hunde su rostro en el hueco de mi cuello, a lo que está vez guío yo el ritmo. Lento. Suave. Perfecto para ambas. Acaricio sus curvas y dejó besos en su cuello sin dejar de pronunciarle lo mucho que la quería.

Poche: Te amo tanto.

Musitó en mi oído y mi corazón no deja de acelerarse cada vez que la oigo decir aquello. Minutos después siento nuestro fin cerca, me siento atosigada con todas las sensaciones que estaba viviendo, pero de un modo positivo. Esta es posiblemente la mejor experiencia que había vivido. Era más que placer sexual, estaba haciéndole el amor a mi chica. Era esa emoción de sentir su pecho contra mio, nuestras pieles en una sola y nuestras respiraciones mezcladas y sincronizadas entre sí.

Sólo hizo falta unos movimientos más para correrme junto a Poche. Su inhalación es rápida, siento su corazón bombear junto al mio rápidamente. Pasó mi mano por su cabello peinando aquellos mechones que se han salido de control y nos cubro con la sábana abrazándola de costado y apoyando mi mentón en su cabeza mientras ella dibuja garabatos en mi brazo derecho. No decimos nada, supongo que no había que hacerlo porqué el momento hablaba por sí solo. Mi hálito se calma y la escucho reír.

Calle: ¿Qué?

Poche: Nada... Sólo me imagino que Semillita debe estar preguntándose por que tanto movimiento aquí afuera. (Me rio ante su ocurrencia y niego con la cabeza. Bajo hasta la altura de su vientre y acaricio con la yema de mis dedos su vientre, otorgando un casto beso allí.)

Calle: Solo eran sus madres demostrándose amor, ¿verdad? (Digo y Poche me da la razón con una sonrisa en su rostro.) Lo siento por interrumpir allí dentro, cariño. Esta vez hablo para semillita y apoyo mi rostro, sin presionar demasiado, en su abultado estómago.

Poche: Ya tengo el nombre para ella... (Balbuceo y eleve mi rostro nuevamente para mirarla con curiosidad.) Hazel. Es avellana en ingles, como de esos ojos que tienes calle, de los cual me enamore.

Enamorándose de Mamá {CACHE}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora