Capítulo 29

92 5 0
                                    

Cami

¡Felicidades, Cami! ¡Tu fuerza de voluntad desaparece cuando se trata de Ethan!

¡Demonios! ¡¿Cómo se puede ser tan estúpido?! ¿Cómo puedo mandar todo al carajo cuando se trata de Ethan? ¿Por qué tiene ese poder sobre mí? ¿Por qué lo dejo entrar a mi corazón cuando quiera?

Tal vez porque lo amas. La vocecilla en mi cabeza me cae como balde de agua fría. ¿Es posible? Claro está que siento algo por Ethan y no es sólo afecto. Sí, tuvimos una relación en el pasado - que duró menos de un mes - si se puede llamar así. Y ahora estamos juntos de nuevo, como si el último año estuviera en pausa de solo algunos días. Estuve a su merced en el momento exacto en el que puso sus labios en los míos. Me fue imposible detener sus besos porque quería siempre más Y ahora me encuentro en mi cama - desnuda - con el hombre - desnudo - que tuvo mi mente ocupada en los últimos trescientos sesenta y cinco días. Suspiro, aferrándome aún más a Ethan, juntando a al perfección nuestros cuerpos y disfrutando su abrazo.
Me encuentro en conflicto porque no sé que hacer. Por una parte quisiera sacar a Ethan de mi cama, pero por otra parte quisiera que durara para siempre. Tal vez cuando estoy junto a él desarrollo una extraña dependencia de la cuál es imposible curarme. Suspiro de nuevo y Ethan pone un dedo bajo mi mentón para girarme hacia él.

«¿Todo  bien?» pregunta.

«Todo está bien cuando estoy junto a ti» suelto.

«¿Y entonces por qué suspiras como si mi presencia te fastidiara?».

«Porque tu presencia me fastidia» suspiro.

Afortunadamente Ethan no se lo toma a pecho, suelta una carcajada y me levanta por lo que me encuentro arriba de él una vez más. El cabello se me viene enfrente y me los pone de lado, permitiéndome verlo bien. Luego se levanta, para sentarse bajo mi y me besa en los labios ligeramente. «Extrañaba tus incoherencias. Y tu boca y tu cuerpo, tu perfume. Todo» sigue besándome en el cuello.
Estoy por entregarme a él cuando escuchamos la puerta abrirse para después cerrarse.

«¡Diablos!» maldecimos al mismo momento.

Nos separamos de golpe y, como en una maldita película, mando a Ethan al armario, con solo las sábanas alrededor de la cintura. Me apresuro así a recoger mi cabello en una cola alta y me pongo mi bata, para ir a ver quien sea que ha llegado.

Recupero la respiración cuando veo a Haley. 

«¿Estás sola?» me apresuro a preguntar.

«Mmmh, sí. Y tú estás extraña» afirma, observándome con precaución.

«¿Qué? ¿Cómo que "extraña?».

«En el sentido de que estás escondiendo algo».

«¡Tonterías!» digo, disimulando. «¿Qué podría esconder?».

Haley rompe a carcajadas y señala las maletas en la entrada. «Sabía que Ethan regresaría, y sus maletas están ahí... Sumando uno más uno... » dice. «Y tienes marcas rojas en tu cuello. Justo aquí» dice acercándose y señalando mi cuello que apresuro a esconder soltándome el cabello.

¡Maldita sea! Pienso en mi cabeza. ¡¿Me tuve que peinar justo ahora?!

«Entonces, ¿está aquí?» pregunta contenta.

Ya descubierto mi pequeño secreto y extremamente avergonzada, asiento mordiéndome el labio. Toco la puerta de mi recámara y digo: «Ethan, ve acá».

Siendo todo un imbécil, Ethan sale con solo la sábana en su cintura. «Hola» saludo.

«Pudiste haberte vestido» digo, cansada.

«Te abrazaría porque hace meses que no te veo, pero deberías vestirte. Elia estará aquí en cualquier momento».

Unos minutos más tarde, después de que Ethan se vistió y Elia regresó a casa, salgo para arreglar mi cabeza. Así que tomo la moto y voy al campus con Emily.

«Ethan está aquí» es lo primero que digo.

«Oh» comenta «¿Qué te inventarás esta vez para alejarte de él».

«Esta vez nada».

«Me da gusto que con el tiempo haya madurado tu cerebro» juega conmigo.

Nunca le gustaron mis "excusas", sabe que Ethan me gusta y sabe que mi forma de ser es infantil y egoísta. Y tal vez lo reconozco yo también. Pasar tiempo lejos de él, no verlo o tocarlo o simplemente pasar tiempo junto a él, me hizo entender cuánto me hizo falta su presencia, sea como amigo o como algo más.

«Se irá de nuevo» digo. «Y me fui a la cama con él».

«¡Oh por Dios, Cami!».

«Lo sé. Fue algo estúpido, Pero él estaba ahí, más bello que nunca y me provocaba con sus besos y no supe resistirme» escupo frustrada, cubriéndome el rostro con las manos. «Lo extrañé tanto y lo único en que pensaba cuando lo vi fue en besarlo y hacerle tantas cosas sucias. Y terminamos haciéndolo».

«Wow».

«Sí. ¡Fue wow!» suspiro. «No hice más que pensar en él y ahora que se va estoy en la misma situación de hace un año. ¿Qué hago?».

«Puedes comenzar por no hacer el mismo error, Cami. Sbes que dejarlo no está bien».

«No quiero dejarlo. Aunque técnicamente no estamos juntos».

«¿Qué es lo que realmente quieres tú?».

«Lo quiero a él».

«Y el te quiere a ti. Nadie les impide estar juntos. Y no tomes a Elia como excusa. Parece ser que en el último año se relajó bastante».

«Claro, no me acerqué a nadie. No le permití hacerse el hermano celoso».

«¡Menos mal!» dice Emily. «Porque Elia celoso es enserio cansado».

«¡Ni me lo digas! ¡Vivo con él desde que nací!».

Emily suelta una carcajada y luego se pone seria. «Lo digo enserio, Cami. Dejarlo ir ahora es como echarle sal a una herida. Las dos sabemos como fue la última vez y no queremos que no queremos que pase de nuevo, ¿cierto?».

«Cierto» concuerdo.

«Tendrás que sufrir la lejanía por solo uno o dos años. Después las cosas se arreglarán solas con el tiempo» me asegura.

«Espero que así sea, Emily. Pero sobre todo que él no haya cambiado de idea».

© TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR Y TRADUCCIÓN RESERVADOS

Sin mirar atrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora