6: PERFECTAMENTE LEAL

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En aquel momento hubo un gran silencio por todos los ciudadanos.
Nadie entendía a lo que se referían con aquellas palabras. ¿Pero cómo saberlo si ni siquiera en la biblioteca de Aiden existen respuestas? ¿Existirían acaso? ¿O todo solo es una simple excusa para destruirlos a todos por parte de esa entidad?
Lo que era más extraño es que si esa cosa tenía que ver con el animus, significa que también tiene relación con el incendio de su casa, y con Araziel.
Ella no comprendía nada en absoluto.
—¿Qué es lo que vamos a hacer? —preguntó Aiden con miedo, Kaline sentía los nervios de él pese a la distancia, ni siquiera ocupaba ver su rostro para entenderlo: todos podrían morir hoy, o mañana o posiblemente ayer.
Ahora con el tiempo, el tiempo podría manipularlos a su gusto, podrían ser viejos en minutos, ser jóvenes y nuevamente niños; los segundos podrían convertirse en años. El espacio era un problema aún mayor: sin protección la ciudad está libre de ser manipulada físicamente, el Gran Edificio podría tener una montaña o algún volcán en cualquier momento.
—Tenemos tiempo —repuso ella tratando de ser lo más fuerte posible. Ambos poseían una protección gracias a los brazaletes.
—Nosotros sí, pero mira —hizo una seña con su rostro dirigido hacia la ciudad—. Ellos no. Nosotros estaremos a salvo mientras vemos a los demás tratando de sobrevivir.
—Tenemos que buscar a tu padre.
Aiden negó con la cabeza.
—Él no está aquí —dijo tranquilamente, como si fuera la cosa más normal del mundo—. Y no creo que llegue en al menos dos días.
—¿Dos días? —gritó ella sorprendida—. ¿A dónde va? No creo que exista otra comunidad de Inmortals por aquí.
—En eso te equivocas. Aquí existen muchas pero él no fue a ninguna de esas, de hecho ni yo sé a dónde va —dijo él sin prestarle importancia.
—¿Entonces cómo sabes que no tu padre no va a ninguna de esas otras? —preguntó ella.
—Bueno, digamos que una vez mi padre me contó que fue a una de esas otras comunidades de Inmortals y digamos que no le fue muy bien. Al parecer muchas de ellas no se llevan bien entre sí, ¿Es raro no crees, que sean de la misma especie pero se dividen por diferentes clases?
—Lo es —afirmó ella—. Pero creo que debemos ver cómo arreglamos esto.
—No podemos hacer nada.
Kaline frunció el ceño.
—¿Por qué lo dices?
—¿Por qué lo digo, dices? —exclamó Aiden—. Kaline, no tenemos ninguna información acerca de ese tal Animus o la Espina blanca.
—Podríamos ir a mi casa.
—A tu ca… —antes de que ella terminara Aiden continuaba negando con la cabeza.
Al parecer todo era una mala idea.
—Me habías contado que hay anyas por allá y apenas saliste con vida. Tuviste mucha suerte de que pudiste evadir ese xaellach —el ataque que hacen las anyas cuando abren su boca.
En eso tenía razón.
Si esa vez hubo cientos de ellos Kaline no quería imaginar cuántos habría ahora.
—Supongo que lo que no debemos hacer ahora tú y yo es separarnos. Necesitamos la protección del uno del otro de los brazaletes, al menos que desees que te lo devolviera.
Aiden hizo una débil sonrisa —los dientes caninos se veían un poco más largos y filosos como los de un vampiro, y le daban un toque sexy— mientras negaba con su cabeza.
—Kaline, tú al parecer no sabes lo qué es un regalo —comentó él—. Vamos adentro.

Con las luces apagadas, Aiden había sacado unas velas y con ellas empezaron a analizar el mapa que Gwen le había dado a Kaline.
En una esquina mantenía una rosa del viento para señalar los puntos cardinales, lo más curioso es que tenía algo que daba la impresión de que era falso.
Kaline sentía que algo faltaba al mapa para que estuviera completo, pero no supo qué.
—¿Por qué crees que es falso? —preguntó Aiden incrédulo—. Es un mapa, no tiene nada roto, la vela se veía completa, creo que está todo perfecto.
—Veamos nuevamente.
El mapa señalaba la ciudad con unas palabras escritas delicadas, decía claramente «Espejo» y el camino llevaba a un bosque donde  se encontraba dos montañas y seguido de esta se encontraba la corte de las hadas.
Tan simple y sencillo.
—Es eso: se ve muy fácil —repuso Kaline—. Ese es el error.
—¿No lo ves? —dijo Aiden con un tono alegre—. Creo que tu amigo solo hace las cosas simples para ti.
—¿No lo entiendes, verdad? —dijo ella con una risita de aburrimiento—. El mapa es sencillo, no nos muestra los saltos de tiempo o espacio, solo se mantiene ahí.
—Ah… —Aiden se puso pensativo, era claro que lo dejó como un tonto—. No había pensado en eso, créeme, soy alguien de pensar mucho. Pero tienes razón. ¿Entonces qué deberíamos hacer?
—Espera… ¿Estás pensando lo mismo que yo? —preguntó ella pensando.
—Si estás pensando cuántos amanecerán envejecidos en unas pocas horas, pues sí, estamos en la misma sinfonía.
—No, idiota.
—Lo siento, pero no dejo de preguntarme eso, mucha gente podría morir mañana, por esta noche nadie se debe preocupar, las torres se apagaron pero deben de seguir emitiendo poca energía.
—No debemos pedir tiempo al tiempo —dijo ella fríamente.
Después de un breve, Aiden dijo tomando iniciativa:
—Deberíamos dormir, lo más seguro es que mañana haya una junta para todos los ciudadanos.
—Pero tu padre no está.
—¿Nunca has venido a una reunión, verdad?
Ella negó con la cabeza.
—Mi padre es el líder, pero junto a él tiene a un consejo, varios líderes de cada zona.
—Honestamente no sabía eso, yo solo conozco la existencia del Gran Edificio y el Mercado.
—Oh, sí… El mercado.
Unos momentos después, ambos decidieron dormir juntos en la habitación de él, por si las dudas. Pusieron demasiadas mantas para no sentir el duro suelo y poder compartir.
Y antes de eso comieron algo ligero: algo de fruta picada con algo de aderezo de moras, en su boca sentía el sabor de las moras ácidas con la dulzura de las frutas combinada en su boca, realmente era algo delicioso.
—Nunca me has contado: dime, ¿cómo es el mercado? —preguntó Aiden con curiosidad.
—Realmente es hermoso. —Al decir eso, Kaline juró que Aiden estaba dudando de lo que ella estaba diciendo pero lo ignoró—. La magia ahí es demasiado densa, más que en la plaza o cualquier otro lugar. Tengo varios amigos ahí —con eso solo se refería a una mujer que le compra todo objeto que ella trae.
—Nunca he visitado aquel lugar; mi padre me lo prohíbe —aclaró—. Nunca me explicó el porqué. Solo me decía que era ilegal.
—Yo extraño ir allá —susurró ella.
—¿Mi padre te lo prohibió, no?
—Sí, aunque yo realmente no entiendo el porqué, mis tías eran muy estrictas en cuanto se referían que no hablara con extraños, sé que era por protegerme pero ellas se lo tomaban muy a fondo eso.
—Bueno, cuando amas a alguien lo qué más quieres es que esté bien sin importar el qué —susurró Aiden—, supongo que hay veces en las que uno no se da cuenta si tanta protección le hace daño.
Kaline miró hacia el techo y cerró los ojos.

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⏰ Última actualización: Jan 14, 2020 ⏰

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