5

406 45 2
                                    

Cuando Jackson ingresó a la casa, un delicioso olor a estofado de carne invadió su nariz, y sintió como su estómago rugía por el hambre.

Parpadeó sorprendido, porque no recordaba cuándo fue la última vez que Mark decició cocinar estofado. Los últimos meses, debido a la cantidad de trabajo que ambos tenían, solían comer fuera o pedir algo para llevar, dejando de lado las comidas caseras, los almuerzos en conjunto, las conversaciones tontas pero bonitas que solían tener.

-- Bienvenido Jackson --le gritó Mark desde la cocina, y de forma inevitable, se dirigió a ella como solía hacer antes, sólo que en lugar de abrazarlo por la cintura para hacerlo reír, dándole después un par de besos en el cuello y los labios, se limitó a quedarse de pie bajo el marco de la puerta, viendo su rostro colorado por el calor en el lugar,su expresión relajada y el mandil de girasoles atado a su cintura--. Te extrañe mucho, ¿cómo te fue hoy?

No podía quitar sus ojos de Mark.

No podía desviarlos, no podía dejar de ver esa mirada tan brillante, esa sonrisa de corazón hermosa que poseía, esos hoyuelos que quería tocar todo el tiempo.

Por un breve instante, quiso abrazar a Mark, enterrar su rostro en el pecho de él y acurrucarse en sus brazos, como hacía meses atrás, cuando las cosas parecían ir bien, cuando Bambam era sólo un asistente y no algo  más.

Kunpimook Bhuwakul.

El pobre de Kunpimook mirándolo con pena y molestia por la decisión de aceptar la propuesta de Mark, hablándose sólo lo necesario, sin querer tener una conversación privada con él.

--Bien --repondió con tono lejano, comenzando a quitarse el saco--, cerré un nuevo trato, voy a dedicarme a deseñar un nuevo centro comercial.

--Felicitaciones --dijo Mark  girándose, dándole la espalda--, te lo merecer, Jack, trabajas duro.

y tú, Mark, te mereces a alguien mejor, pensó Jackson caminando hacia el cuarto para cambiarse de ropa.

De forma inevitable, recordó a Mark dentro del auto de ese desconocido a quien llamó uno de sus pacientes, mirándolo contanta adoración y ternura que su estómago se esncogió por algún motivo que no podía comprender, y la desesperada necesidad de alejarlo de él, de impedirle que lo besara, llegó de forma inevitable obligándolo a actuar.

Sonaba como un maldito hijo de puta egoísta, losabía, pero no se trataba de eso. Mark podía ilusionarse con facilidad, y si ese desconocido sólo lo quería para un momento, ¿no le estaba evitando entonces más sufrimiento?.

Era eso. Sólo eso, lo juraba.

Mark, entanto, suspiraba mientras apagaba la cocina, el estofado y listo, las papas salteadas preparadas. Ese día había salido más temprano porque su último paciente canceló la hora, así que aprovechó para llegar antes a casa y poner sus habilidades culinarias en acción.

Recordaba que antes, cuando lo dos tenían tiempo, podían estar todo el día cocinando nuevas recetas, muchas veces terminando con una intoxicación porque no solían preocuparse demasiado de lo que hacían. Sin ir más lejos, mientras algo se cocía o freía o hervía. hacían el amor sobre la mesita de la cocina sin importarles si lo que cocinaban terminaba quemado.

No pudo evitar ruborizarse al pensar en esas ocaciones en las que no resistían para llegar a su habitación, haciendo el amor donde se encontraran. Toda esa casa estaba marcada.

Así que, al salir, pensó que podía cocinar algo para la cena de esa noche. Después de todo, llevaban una semana desde que Jackson aceptó ceder a sus treninta días, y si bien no habían peleado, tampoco es como si hubiera tenido grandes avances.

Las cosas estaban... estaban igual que siempre. Sí Jackson lo iba a buscar luego del trabajo, conversaban de cómo les había ido en el día, cenaban juntos, y luego se iban a dormir.

Mark quería intentar algo más arriesgado, tal vez hacer el amor con Jackson, hacerle ver que ellos seguían conectados, sin embargo, tenían miedo de que Jackson lo rechazara.

Y ese rechazo Mark no se veía capaz de manejarlo.

Sirvió la comida, llevándola al comedor donde Jackson estaba llevando las copas con vino, y se quitó el mandil que se compró cuando recién se mudaron a esa casa.

--¿Cómo te fue a ti en el trabajo? --tranquilidad mientras se sentaba.

Mark se encogió de hombros.

--Lo mismo de siempre, niños enfermos y padres asustados --sonrió suavemente--. Sohyun estaba mucho mejor. Hoy Jaebum y Youngjae la acompañaron, me contaron que estaban pensando en adoptar para que Sohyun no esté tan solita.

--Es un trámite largo --respondió Jackson indiferente.

La sonrisa de Mark se volvió algo trsite y apenada.

--Sí..

Jackson dejó salir el aire de sus pulmones, notando una punzada de dolor en su corazón al ver la expresión lejana, afectada de Mark, y luego mordió su labio inferior.

--Tengo dos entradas para el cine mañana --ledijo entonces, notando como sus ojos se iluminaban--, ¿quieres ir? luego podemos cenar fuera, Markie.

Mark asintió, contento de ver que Jackson estaba invitándolo a salir. Había pensado en hacerlo él sin embargo, no se le había ocurrido dónde ir. Eso de planificar citas normalmente no le salía nunca bien.

--¿Qué película es? --preguntó entusiasmado.

Jackson sonrió de lado.

--Es una de terror --dijo con cierto tono burlón en su voz.

Su esposo lo miró con incredulidad.

--¡Jackson, sabes que esas no me gustan! --reclamó como un niño pequeño.

--Vamos, Markie-ah, tienes veinticoho años --se quejó Jackson--, además, no tienes porqué tener miedo. Hyung estará allí para protegerte.

Su boca no pudo liberar sonido alguno cuando Jackson dijo esa última frase como si nada, aunque había  toda una historia detrás: a los diecisiete años, cuando ambos fueron al parque de diversiones, Mark comenzó a sollozar al momento de subirse a una montaña rusa. Jackson le tomó la mano como si nada, llamando su atención, diciéndole aquella frase para que no tuviera miedo, y el juego comenzó.

Por supuesto, Mark salió llotando también, prometiendo que nunca más iba a subirse allí, pero esa frase quedó grabada en la mente de ambos como una promesa secreta entre los dos.

--Si tengo pesadillas será tu culpa --dijo Mark con voz débil.

Jackson asintió.

--Es una fortuna que durmamos juntos entonces, Markie --replicó Jackson.

Mark se sentía feliz de ver a Jackson intentarlo, aunque Jackson estuviera todavía confundido e indeciso. Anque le hubiera hecho daño y le hubiera roto el corazón.

Pero prefería verlo intentando a verlo rendido.

Si Jackson se rendía, entonces Mark podía darse por perdido.

PERDÓN SI ESTA ALGO MAL ESCRITO, SI ALGÚN NOMBRE NO COINCIDE CON LA HISTORIA, MALA PUNTUACIÓN O TILDES.

Apego;; MarkSonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora