Los muelles

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Al llegar,  me di cuenta que en el sobre no ponía en que sección estarían, así que me tocaría revisarlo de arriba a abajo. Era una noche tranquila, bien iluminada por la luz de la luna que se reflejaba en el mar. Un suave aroma a agua salada cubría el ambiente, y el ligero ruido de las olas del mar chocando contra las rocas  daba una sensación de calma absoluta, una que no me gustaba un pelo.''La cala siempre precede a la tormenta, ¿o era al revés? da igual, algo malo va a pasar pronto, estoy seguro'' cavilaba mientras andaba por los hangares. De pronto, un ruido, el sonido de madera cayéndose al suelo detrás de me erizó los pelos de la nuca y me hizo girarme bruscamente, para divisar de dónde provenía. Unas cuantas cajas se habían caído, pero no parecía que una mala colocación fuera la causa. Alguien o algo las había tirado, y no me iba a quedar quieto descubriendo el que. Salí rápidamente de allí, oyendo más cajas caerse detrás de mi. Fuese lo que fuese, me perseguía, y no creo que quisiera darme un regalo. Seguí corriendo, yendo entre hangares y cajas, intentando que me perdiera de vista. En las pocas cosas que pude ver en la oscuridad, era algo grande, con garras en una mano, y lo que parecía un tentáculo en la otra, ¿qué clase de abominación era aquella? Llegué a un hangar con una de las puertas cerradas, y supe que era mi oportunidad. Tras dar un par de vueltas, conseguí salir, cerrar la otra puerta, y dejar a aquel ser dentro, que dio un par de golpes en la puerta de hierro, haciéndola moverse unos centímetros, pero no conseguiría abrirla. Me tomé un breve descanso para recuperarme de la carrera, y retomé mi búsqueda de la reunión.

Nocturnis tenebrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora