La puerta

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Tras un rato buscando, estaba llegando a la última parte del muelle. Si de verdad había algo, tenía que estar allí. La luna estaba ya en el punto más alto, solo esperaba que la reunión no hubiera empezado todavía. La noche volvía a ser preciosa tras la persecución de aquella cosa. En mi cabeza, iba repasando las imágenes que había visto de lo que me perseguía. ''Puede que haya visto mal, pero juraría que he visto bien, pero ahora no estoy seguro, y ni muerto le abro la puerta a esa cosa, que lo haga otro''. Mientras pensaba en mis cosas, una capa de nubes comenzó a cubrir el cielo, obligándome a sacar la linterna para ver. Cuándo pensaba haber revisado el lugar de arriba a abajo, vi un dibujo en una pared. Era una flecha, dibujada con las manos, pero no era pintura, era algo más siniestro. Era sangre, y fresca. Por el suelo y las paredes había rastros de ella, algunas formando flechas, otras simples rastros, cómo si hubieran arrastrado un cuerpo por el suelo y su sangre por las paredes. Seguí andando, tristemente sabiendo que aquel camino me llevaría a mi destino. Llegué al final, delante, una puerta de madera antigua y, de nuevo, aquel símbolo que había guiado mi búsqueda. Allí acabaría todo, detrás de esa puerta estaba el final del caso más complicado de mi carrera. Pero no abrí la puerta. En aquel momento me di cuenta: aquel caso me superaba, y no estaba dispuesto a arriesgar mi vida por saber cómo murió otra. Después de todo lo que había pasado, tomé la decisión correcta: volví a mi coche y regresé a mi despacho.

Nocturnis tenebrisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora