Hinata miraba de reojo al ojiazul, era bastante atractivo con su cabello rubio y rebelde, su piel ligeramente bronceada y aquellos hermosos ojos azules que eran como dos zafiros. Además se sentía bastante a gusto cuando estaba con él, le recordaba mucho a su mejor amigo del instituto, con el que por cosas de la vida había acabado perdiendo el contacto. De alguna manera Kiba y el rubio se parecían, tal vez en lo habladores que eran.
—Muchas gracias por llevarme Uzumaki-san—dijo Hinata.
—No me digas así, solo llámame Naruto y a cambio yo te llamaré Hinata-chan—dijo el blondo haciendo que ella asintiera.
—Está bien Naruto-kun.
—Eso está mejor—dijo él riendo consiguiendo que nuevamente ella riera, le encantaba la hermosa melodía que su risa producía. —Por cierto Hinata-chan, tu... ¿sales con alguien? —preguntó haciendo que el rostro de la ojiblanca se viera ensombrecido al recordar lo sucedido con el Otsutsuki.
—No—contestó algo seria, dejándolo todo en un silencio incómodo que fue interrumpido por la voz del GPS indicando que ya habían llegado a su destino. —De nuevo muchas gracias por todo—dijo la peliazul abriendo la puerta del coche haciendo que Naruto se apresurara a salir también.
—Gracias a ti, me he divertido mucho—dijo él haciendo que ella sonriera.
—Adiós—se despidió dispuesta a ir a su apartamento pero de repente se vio frenada por la mano del Uzumaki, que en rápido movimiento la tuvo entre sus brazos para luego darle un pasional beso.
El Uzumaki había querido probar esos suaves y rosáceos labios desde la primera vez que la había visto. Había algo en ella que lo volvía totalmente loco y que no le había pasado con ninguna otra chica, siempre había sido cauto con sus acciones, pero con la ojiperla no se había podido controlar, se sentía como si de nuevo fuera un adolescente con las hormonas revoloteadas.
Hinata al sentir como la lengua del rubio invadía su boca se alejó y le hizo una llave de judo haciendo que la espalda del ojiazul se diera con fuerza contra el suelo para que después ella saliera despavorida sin mirar atrás. Aquel beso la había tomado totalmente desprevenida, y no es como si hubiera sido horrible, pero no quería que le volvieran a romper el corazón, y aunque tal vez el rubio no parecía un mal chico Toneri o los otros tampoco se lo habían parecido, por lo que esta vez había actuado instintivamente.
La ojiperla se sentó en su butaca y se tocó los labios, aún los sentía bastante hinchados, de verdad que el chico le había besado con fuerza. Se sentía mal por lo que había hecho la noche anterior, pero es que de verdad que la había tomado por sorpresa y no se atrevía a darle la cara a Naruto, por lo que le había dado sus disculpas a Sasuke, aunque sabía que no era lo adecuado, en algún momento tendría que darle la cara. Soltó un largo suspiro, ya se encargaría de eso cuando llegara el momento, ahora tenía que centrarse en su trabajo.
Poco a poco fueron pasando las horas, pronto sería la hora de irse así que la Hyuga alistó sus cosas, pero cuando estaba por salir de su oficina se topó con la masculina figura del Uchiha que le tapaba la salida.
—¿Qué ocurrió ayer con Naruto? —preguntó directo como solo él lo podía hacer. Pero es que le había estado dando vueltas toda la tarde, necesitaba saber que era lo que había pasado entre su mejor amigo y la peliazul, tenía que saberlo.
Ante la pregunta las mejillas de la chica adquirieron un fuerte rojo, y empezó a mirar a los lados tratando de encontrar una salida a esa incómoda pregunta. Después de todo Naruto era amigo del pelinegro, por lo que contarle algo así era complicado, incluso podía pensar que había actuado exageradamente.
—Hyuga—la llamó impacientemente logrando que ella temblara.
—¿Se puede saber qué es lo que Uchiha necesita de Hinata? —intervino Temari en tono protector y desafiante logrando poner aún más nerviosa a Hinata, ya que conocía lo impulsiva que a veces podía ser la rubia.
—E-está bien Temari-chan—dijo ella. —Uchiha-san solo me estaba comentando sobre un caso, me está ayudando—mintió.
La Sabaku no miró a su amiga con escepticismo, pero decidió no decir nada, parecía que no necesitaba ayuda y se las podía arreglar sola.
—Entiendo, igual si necesitas algo sabes que me puedes comentar—dijo para luego mirar al pelinegro.
—Gracias—dijo la peliazul para que luego la rubia se fuera a su oficina.
La negra mirada del morocho la penetraba por completo, parecía que de verdad que no se iba a mover de allí hasta que le contara lo sucedido con Naruto, y no es como si no confiara en él, después de todo la había ayudado con Toneri, pero esta vez no era un desconocido, sino su amigo. Y, a pesar de que tenía dudas acabó relatándole todo lo sucedido.
Cuando Hinata terminó de explicarle el Uchiha no pudo reprimir una sonora carcajada consiguiendo que la ojiperla lo mirara mal.
—No es por ti—se escusó adoptando ya una pose más seria. —Es por el dobe—explicó. —Cuando todavía estábamos en el instituto él hizo algo parecido y tampoco acabó muy bien, claro que Tayuya no fue tan amable como tú, sino que le rompió el brazo. Creí que había aprendido la lección, pero parece que no—dijo un poco cansado. —Así que no te preocupes, estoy seguro que en estos momentos él debe estar totalmente arrepentido por su comportamiento—después de todo conocía como nadie al rubio.
—Pero fue mi—pero el morocho la detuvo.
—Créeme, conozco a Naruto, ahora mismo debe estar intentando buscar una manera de disculparse contigo, no te preocupes Hyuga—dijo para luego acariciarle delicadamente la cabeza consiguiendo que el pulso de ella se acelerara al ver una ligera sonrisa compresiva por parte de él.
La ojiperla intentaba calmarse, Sasuke era su compañero de trabajo, además de un hombre casado, no podía verlo con otros ojos, pero parecía que su corazón no atendía a razones, el contacto del azabache la hacía sentir muy segura.
—Hablando del rey de roma—dijo Sasuke para luego ver por la ventana de la oficina de la chica la silueta de Naruto con un enorme ramo de rosas rojas. —Será mejor que salgas o comenzará a hacer una escena—dijo cansado, a veces el rubio podía ser exasperante.
—Pero—Hinata aún estaba dudosa.
—Vamos Hyuga, no voy a dejar que te coma, estaré aquí—le susurró en su oído consiguiendo que una corriente atravesara el cuerpo de la chica, aquello no era nada sano para su salud.
Él solo rio internamente al ver la reacción de la chica, le gustaba ver como respondía a su cercanía.
Notasde la autora: Tal como dije aquí esta el siguiente cap, gracias por sus comentarios y votos, espero que les guste.
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Abriendo camino a tu corazón [✔]
FanfictionYa era difícil enamorarse de hombres que siempre le rompían el corazón, pero estaba segura que esta vez iba a quedar más que destrozado. SASUHINA