capitulo 1: El nuevo amigo y la perdida de...

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"debéis ir mas haya. Descubriendo aquello perdido"


Se escuchaba el volar de las aves en los hermosos cielos diurnos, los rayos del sol iluminaban el enorme lago. Donde se apreciaba una monumental estructura a lo lejos, la misma, un arco de piedra que estaba sobre el agua.


El puente unía el castillo con una enorme torre de piedra, se veían las cuatro atalayas de la fortaleza. Sobre las cuales estaban unos banderines con la imagen de un Dragón; cosidos en ellos con delicadeza. Entrando en alguna especie de comedor adoquinado, estaba una joven chica de pelo rubio, sentada en una enorme silla de metal como la mesa que tenía enfrente. Las telas de sus prendas se movían por el fresco viento, llevaba puesto un vestido corto amarillo con unas botas de cuero blancas; eran iluminadas por el sol, a la vez que ponía una cara preocupada—. A ese Dragón le gusta hacer que me preocupe, debe estar en alguna meseta tomando el sol, dormido o cazando algo.

—Así son los Dragones —Aclaró el enorme lobo, el cual estaba caminando con sus cuatro patas por él cuarto, viendo el enorme ventanal. Se apreciaba el marco de madera con un leve movimiento de su cabeza, sus tiernos ojos azulados fueron deslumbrados a la vez que el pelaje blanco de su cuerpo.

—¡Pero Roséis! ¡tus instintos y el de ellos son los mismos! —La joven puso un puchero iracundo, dejando ver sus ojos de iris rosada, mientras veía los muros de ladrillos grises en la habitación y unas colunas del mismo material que sostenían el techo.


El lobo voltea a verla con los ojos iluminados. abrió sus fauces mostrando unos dientes afilados como navajas de gama blanca, poniendo una gran sonrisa, mientras dejaba ver su áspera lengua—. Ha... Te equivocas, porque soy el caballero que la protege su majestad. Mi trabajo es salvar princesas y acabar con las sombras. —Se escuchaban sus respiraciones leves.

—SI claro... Como no. —Suspiró algo indignada frunciendo el ceño, puso su mano en el respaldo metálico de la mesa. Viendo la cola esponjosa del lobo blanco, la cual movía de lado a lado—. ¿Dónde está tu armadura? ¿Te enteras acaso... que estas al descubierto Roséis?


El caballero con cara impresionada. Parpadeaba un poco de inseguridad—. tenéis razón. Se me olvidó —Masculló con un leve rugido, dejando ver un collar en su cuello; tenía como pendiente un enorme colmillo de Dragón, El mismo se inclinó a un lado, miraba con la cola baja a la princesa.

—Y así queréis... Algún día ayudarme o salvarme, típico de los lobos machos. —La joven le lanzó una mirada acusadora mientras tomaba un té de manzanilla, mirando su taza de porcelana con leve suspiro—. ¿Spyro a donde fuisteis? —Se preguntó un poco asustada y preocupada por el joven Dragón de escamas púrpuras.

—Perdoné mi ignorancia. Katia de Susume XIIV, voy..., a buscar mi armadura en los vestidores del palacio. —Roséis con algunos chirridos atormentados, avanzó hasta la enorme puerta; viendo a los Dragones guardias con expresiones protectoras, estos estaban a los lados del marco empedrado de la salida. Llevaban armaduras de metal que no eran incómodas, porque se ajustaban perfectamente a sus cuerpos robustos y escamosos, junto a unos cascos en sus hocicos, los cuales dejaban ver los cuernos blancos en sus cabezas.


Ambos Dragones extendieron las colas, dejando apreciar las espadas que tenían en sus puntas, estas eran de un metal plateado como el acero; haciendo algunos chirridos y rugidos leves, abrieron las puertas dejando que el lobo de pelaje blanco pasara sin problema. Luego la cerraron con un fuerte estruendo.

Spyro Seiken Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora