Capítulo 2: la voluntad del héroe

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los cálidos rayos del sol. Entraban a los enormes balcones de la sala del trono, dejando apreciar los pisos de losa grisácea; alguno que otro tenía gravada la forma de un Dragón en el centro, las paredes eran del mismo ladrillo de piedra como en todo el palacio.

Katia apoyada en el barandal empedrado, su vestido corto de color amarillo apastelado; se movía levemente por el viento. Detrás de ella estaba una enorme puerta de metal. La misma, era suficientemente grande; como para que un Dragón gigantesco, pudiera pasar sin problema.

—No estoy segura de nada, siento como si algo malo pudiera pasar. —Esbozando una cara preocupada. Apreció las antorchas a los lados de la puerta, estas estaban apagadas y cerca yacían unos banderines de gama rojiza. Ambos poseían cosidos a mano, la imagen de dos Dragones rugiendo con fuerza.


Las puertas se abrieron. Haciendo ruidos como de mecanismos, revelando a un viejo Dragón de escamas rojas como el fuego, placas amarillas; al igual que el cabello de la joven, cuatro pares de cuernos blancos: dos en cada lado de la cabeza. Llevaba su corona de gemas blancas, se acercó levemente a Katia con sus cuatro patas; al ver la tan deplorable—. Calmaos. no pasara nada. Se sobre esas pesadillas que as tenido, todas las noches sin descanso. —Arrimó el hocico para palpar, el hombro de la joven.

—No estoy segura de ello. Son demasiado reales como para poder estar tranquila, ¿Cómo estás seguro de eso Fenir? —Katia con ojos desanimados. Dio la vuelta para tocar la nariz del Dragón de fuego; sintiendo sus cálidas y duras escamas con las palmas, el mismo emitió algunos rugidos de tranquilidad.

—Porque... mientras este aquí, nada ni nadie te hará daño, confiad en mi princesa. —Comentó entre respiraciones leves, las espinas en la cabeza eran de color amarillo oscuro. Estas bajaban por detrás de su cuello; hasta la punta de la cola, donde estaba un largo estoque de hueso blancuzco.


La princesa subió la mirada para ver los ojos de iris verde del rey, los cuales deslumbraban; como el cristal azulado que tenía en el ornamento metálico del cuello—. De todas maneras. Debo revisar una cosa, es parte de mi deber como sacerdotisa. —Pudo ver alguno que otro colmillo del Dragón, porque estaba muy cerca de su gigantesca boca—. Por eso debo salir del Castillo del Alba.

—¡pero princesa Katia! —Fenir abrió más los ojos sorprendido, suspiró un poco de humo inseguro. Emitió algunos chirlidos desanimados, aclaró—: Es muy peligroso fuera del reino, hay monstruos que podían asesinarte, si algo te pasara yo... —Bajo la mirada provocando que se nublara.


La joven chica le regresó el gesto con una sonrisa calmada, levantándole el hocico levemente con los ojos rosados iluminados—. Descuida. No moriré ni nada parecido, Gracias por preocuparte por mí. Rey Dragón. —Acercó su cara para darle un beso en su nariz al viejo Dragón de fuego, el cual movió la cola algo contento.

—Si... Ya me siento mejor. —El rey Dragón subió la mirada para ver el barandal de piedra gravada, alejándose del beso de la joven, Denotando el pueblo en las orillas; estirando sus impresionantes alas, dejando ver los cartílagos blancos por dentro. Dio un par de pasos para apreciar, el leve oleaje del lago—. Ahora, ¿cómo vais a salir, sin que los súbditos sospechen de tu partida?

—Ya había pensado en eso. —Katia esbozó una cara de seguridad, mientras, hacía un gesto con la mano; para indicar que acercara su cabeza. Fenir con las alas pegadas a su robusto cuerpo, estiró el largo cuello para acercarse a la cara de Katia, y escuchar con detenimiento. El plan de la joven de pelo rubio—. Lo que aremos es lo siguiente...

Spyro Seiken Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora