Capítulo 10: Los dos hermanos

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Nabu poniendo una expresión contenta, dejó ver dos colmillos afilados como navajas—. No dudes de eso, a esta quimera le gustó cocinar y si tuviera tiempo, haría el postre sin pensarlo. —Hizo algunos rugidos con respiraciones leves, moviendo sus peludas orejas puntiagudas.

—Si. Exacto. —Vesperada apuntó con la garra índice con un gruñido fastidiado, bajo las orejas; apreciando la tenue iluminación de las antorchas con bases metálicas, las cuales estaban en algunas paredes de la zona de mesas—. No hables de ti mismo como si fueras el mas macho de todo el lugar, eso me fastidia y es irritante.

—Huy... Perdón, pensé que te gustaría más. —Respondió Nabu, abriendo más los ojos de iris azulada, haciéndole ojitos a la loba de pelaje grisáceo.


La serpiente de escamas blancas puso unos ojos amarillentos como platos, dejando ver dos colmillos largos en su boca por el comentario. Vesperada colocó una cara gélida sintiendo el pelaje gris de sus brazos, mientras los cruzaba enojada levantó sus orejas—. Eso quisieras, no me interesa enamorarme de un animal de cuatro patas ni de un semi-humano, pienso que eso, es solo para libros de fantasía. —Miró al muro de ladrillos grises, haciendo una respiración irritada, denotó el florero que estaba decorando el centro de la mesa metálica con sus flores azules.

—Ho. Bueno, por lo menos lo intenté. —Nabu inclinó la cabeza, su melena rubia se ladeo con delicadeza, a la vez que se escuchaban sus respiraciones leves—. Ahora tengo que buscar a mi hermano Garu, para que el equipo diente de espada esté completo de nuevo.

—Si. Ya debemos ir al estadio, seguro nos los encontraremos por el camino. —Kia pego las escamas de su corona de cascabel, asintió con la cabeza de afirmación notando las mesas metálicas del lugar.

—Si. Nos vemos —Dijo la loba de pelaje color grisáceo, sus ropajes blancos de chef se movieron con forme caminaba de vuelta a la cocina; abrió las puertas de madera negra, pasando por ellas con una expresión segura, movió la cola de lado a lado conforme pasaba entre los clientes.


Nabu con una expresión alegre, se dio la vuelta comentando—: pues..., Vamos, aun no puedo creer que mi encanto no sirve con humanos, pues no todas pueden ser ganadoras. —Caminó hasta la puerta de salida, se escuchó la campanilla dorada de la misma, mientras salían del bar de ladrillo empedrado.

—Tiene sentido que no sirva, tu eres un cuadrúpedo y ella es una chica, esas cosas me hacen sentir asqueada —Aclaró la serpiente inquieta. Ajustando su cuerpo escamoso, quedando alineada con la melena de la Quimera; la cual extendió las alas de escamas rojas, como los dos cuernos en su cabeza.


La luz de las estrellas en el cielo deslumbraban los ojos azulados de Nabu, mientras sentía los pisos de losas empedradas del sendero; el cual estaba fuera del basar, donde piedras grises adornaban sus laterales. Se alcanzaba a ver una casa de ladrillos empedrados frente a ellos, la misma tenía una puerta de roble con ventanas a los lados; una antorcha yacía colocada en la pared sobre la puerta, la misma yacía encendida deslumbrando el porche de madera con una luz incandescente.

La Quimera avanzó algunos pasos, apreciando los velones que iluminaban el basto camino, los cuales eran transitados por una gran cantidad de especies semi-humanas y alguno que otro humano. Nabu haciendo un leve rugido movió sus alas de Dragón, para salir volando con una leve sonrisa, tanto su melena rubia; como el pelaje blanco en todo su cuerpo, fueron oscurecidos por la sombra de la noche.

Una vez en el aire, mientras volaba al enorme estadio de piedra negra; pasando las diferentes casas, que poseían techos de tejas y paredes de piedra con ventanas. logro avistar a lo lejos a la Quimera de melena café, su pelaje amarillo deslumbraba con la luz azul de las tres lunas en el cielo; la misma era perseguida por un Dragón de escamas púrpuras y placas amarillas como sus dos cuernos retorcidos, el cual aleteaba con las de cartílago rojizo para mantener el vuelo. Lo que mas le llamó la atención es que tenía una libélula sentada sobre su cabeza, justo entre los cuernos; emitió un rugido contento por haber llegado, también estaba una Dragona de escamas blancas y placas azuladas, la cual dio una pirueta alrededor del Dragón.

Spyro Seiken Vol. 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora