Capítulo 13: misterio y Perdida.

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Spyro alterado por todo lo que estaba pasando, movía las alas de cartílagos rojos por dentro, conforme pasaba las enormes nubes que se formaron sin motivo en medio del lago. Luego de acabar con algunas sombras que aparecieron de improviso, usando el aliento de fuego; miró a la Dragona de luz esbozar una cara enojada, conforme usaba la punta en forma de corazón en su cola para darles coletazos a los murciélagos, los cuales cayeron salpicando gotas de agua.

—Hay dantes, quiere decir que algo malo está pasando. —Siska tenía una expresión insegura, las escamas blancas como las placas azuladas de la misma, eran iluminada por las tres lunas en el cielo.

—Si. Este lugar se ha vuelto caótico —Aclaró El Dragón de escamas púrpuras, de pronto. Sintió unas respiraciones heladas en las espinas dorsales de su cuello, el mismo se dio la vuelta; al ver a otra de esas enormes criaturas trago saliva, esta lo miraba con sus ojos de serpiente morados mostrando dos colmillos amarillentos, elevó la cola para darle con la daga en forma de hacha, la cual estaba echa de metal color rojizo.

"¡Pun!" Se escuchó fuertemente, cuando el Dragón de fuego le tiró una llamarada al Dante, mandando a volar lejos, mientras movía la pata delantera para despedirse—. Sayonara... bestia idiota, eso les pasa por meterse con mi amigo. —Esbozó una sonrisa de dientes afilados color blancuzco, dejaba iluminar de forma dispareja la enorme cresta amarilla; entre los cuernos blancos de su cabeza—. Debes estar más pila, Spyro.

—Lo sé, pero me asustó de golpe, además, nunca he visto esas cosas.

—Si. Igual yo, esas cosas huelen a muerte —Señaló Sparx con el dedo índice, provocando que Rex pusiera una cara confundida, porque no veía lo que estaba señalando, acercó su enorme ojo azulado para verlo mejor, asustando un poco a la libélula—. No tan cerca, me pones nervioso, aparte que podía herirte con mí dedo.

—Está bien, solo quería saber a qué señalabas —Mencionó Rex, alejando el hocico de la pequeña libélula amarilla; como los cuernos del Dragón púrpura, este levantó la mirada para intentar distinguir el castillo, pero aún no podía por la densa neblina. Solo lo hizo poner más ansioso a Spyro.

—Son unos desastres. Vamos de una al palacio, antes que le pase algo a la princesa o peor, al rey Dragón. —La Dragona de luz asintió con la cabeza de forma afirmativa, tenía los cuernos de carnero deslumbrados de medio lado.

—Tiene razón —Dijo Spyro presintiendo algo malvado, aleteando fuerte para apresurar el vuelo con las alas, las placas amarillas se reflejaban en las aguas calmadas del lago, tanto como sus cuatro patas.

Los tres se habían alejado del alcance de las llamaradas, las cuales seguían cayendo sobre el pueblo; mientras más se acercaban podían sentir que algo andaba mal, todos escucharon un rugido de león, lo que los puso atentos y en sus posiciones de combate. No sabían que más iba a salir de la espesa niebla.

El extraño ser se reveló ante los Dragones, mostrando el pelaje amarillento en todo su cuerpo; junto a la melena frondosa de león. La cola de serpiente de escamas verdosas, dejando ver unos ojos amarillentos pensativo, enseñó dos colmillos afilados de gama blanca—. Amigoss... ¿Qué está pasando? —Preguntó con un siseo al principio de la oración, estirando su largo cuello; poniéndose detrás del cuerpo de la quimera, la cual emitió un gruñido confundido.

—Que suerte, son ustedes Garu y Saku, pensábamos que habías huido del reino. —Spyro suspiró aliviado, denotó la cresta café de la serpiente la cual se ladeaba por el viento, la misma puso una cara pensativa.

—Yo huir. Estas de broma, cuando los vi volar fuera del estadio, decidimos ir con ustedes, tras decirles a Nabu y Kia que ayuden a los habitantes —Explicó la quimera, inclinando el hocico con bigotes negros; los dos cuernos rojos en su cabeza, se iluminaron de forma dispareja conforme rugía.

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