Luego de 24 horas…
No sabía qué hacer, si entregarle aquella carta o quemarla junto con todas esas locuras que había escrito en ella. Hasta que por fin lo decidí. Lo mejor que podía hacer, era guardarla, hasta que reuniera el valor suficiente para dársela. Algo dentro de mí me decía que ese día llegaría, no tenía certeza de cuando, pero sabía que llegaría.
Un viernes cualquiera, me disponía a entrar al salón de clases, me detuve en la entrada de la puerta para atar mis cordones que se habían desatado, de repente alguien me toca la cintura por detrás, y me dice:
- Regálame un permiso chico sexi.
- Este chico sexi tiene nombre.
- Sé cómo te llamas, solo intento ser amable Palomo.
- No me llamo Palomo.
- Lo sé Patricio, solo estoy bromeando…
- Que graciosa, ese tampoco es mi nombre.
- Oh, ¡vaya! Que geniecito te gastas, mejor déjame pasar y así no te molesto con mi presencia.
-¡EXCELENTE! Pasa…
Fui un completo idiota, lo reconozco, pero esa es la forma en la que camuflo mis sentimientos, comportándome déspota y arrogante y así esa persona no se dará cuenta de lo nervioso que estoy.
Sabía que lo mejor que podía hacer era dejar las cosas como estaban, ella odiándome por haber sido un patán, pero yo era así y sentí la necesidad de arreglarlo de inmediato, corrí hacia ella.
- ¡Camila! por favor espera… no fue mi intención ser grosero…
- No pasa nada Ian
- (Omg, sí sabe mi nombre, pero… ¿cómo es posible?, pensé que nadie a excepción de mis amigos me veía, que era invisible para el resto del mundo, pero ella me ve, piensa que soy sexi).
- Entonces… ¿te quedaras ahí sin decir una sola palabra?
- Oh, lo siento, sólo quería decirte que metí la pata, lo que pasa es que no he tenido buena mañana y me la saqué contigo. ¿Me perdonas?
- Vale, pero déjame pasar, vamos tarde a clases. Nos veremos por ahí luego.
- Gracias, y si, nos veremos…
Finalmente entramos a clases.
No podía dejar de mirarla, la forma en que mordía su lápiz me parecía tan sexi, y ni decir sobre la forma en que enrollaba la punta de su cabello, y así me pasé todo el resto de horas, contemplándola, perdiéndome en ella. Es que era tan bella, no parecía de este mundo, y por supuesto no me refiero a su físico, sino a todo en ella, sus gestos, su forma de hablar, su luz…
Al fin salimos de clases, me disponía a ir a mi casa, cuando escuché una voz a lo lejos, “espera chico sexi”. Voltee y era ella, entonces comprendí lo evidente, estaba interesada en mí, aun no sabía de qué forma, pero lo estaba.
Caminamos y hablamos por un buen rato, de todo un poco, me contó que desde hace mucho tiempo quería hablarme, pero no se atrevía porque me veía demasiado reservado, misterioso y hasta algo obstinado y pretencioso, me habló de su gusto por la lectura, la música clásica, yo, simplemente no podía creer lo perfecta que era y me seguía preguntando como es que no la vi antes y todo por estar en mi propio mundo.
Sonó su celular, nos detuvimos, ella contestó…
- “Hola amor… si, ya casi llego, voy con un amigo… yo también te amo…”
De repente sentí como mi corazón se rompía, claro… tanta dicha no podía ser real, ella… tenía novio.
La acompañé hasta su casa, seguimos hablando, y aunque estaba destrozado, supe disimularlo bastante bien, llegamos. Sentía que me ahogaba, tenía que salir de ahí lo más rápido posible y lo hice, caminé, necesitaba pensar, pensar en cómo hacer para alejarme de alguien que ni siquiera estaba cerca, y ahí surgió mi segunda carta, mi segunda despedida…
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CINCO DESPEDIDAS
ChickLitIan, un joven solitario, de pocos amigos y Camila, una chica llena de luz, segura de sí misma, ambos compañeros de clases y aun así sin conocerse en absoluto. Hasta que un día cualquiera sus caminos se cruzan y es inevitable que la chispa surja de i...