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Al día siguiente Lo esperé fuera, para que entrásemos a clases juntos, como siempre, él estaba dispuesto a seguirme.

Pasó un tiempo, y efectivamente nos hicimos muy amigos, hasta el punto de contarnos todo. Lo único que no me atreví a decirle fue sobre la “pequeña” mentira que le hice creer.

Sabía que por algo no se le había contado, pues, era evidente que mis miedos seguían apoderándose de mí.

Esta vez sí tenía que pararlo definitivamente, no podía seguir con eso. Así que planee todo, le invité a  mi casa el 31 de diciembre, inmediatamente aceptó.

Ese día hice algo de lo que me arrepentiré el resto de mi existencia… fue lo más frío, cruel y déspota que he hecho en mi vida.


Le pedí a mi primo que fuese esa noche y se hiciera pasar por mi novio, Ian, ya lo pensaba, pero lo que no se esperaría era que mi supuesto novio estuviese esa noche en mi casa.

Lo vi llegar, lo observé por unos minutos desde mi ventana sin que él lo notara, estaba hablando solo, como ensayando un diálogo, supe enseguida que esa noche por fin se atrevería a dar el paso. Se veía tan bien con traje, lo noté nervioso, otra cosa que alcancé a apreciar fue, la caja de chocolates y el ramo de flores que traía en su mano.

Lo amaba más que a mi vida, y en ese instante comprendí que tenía que acabar con esa farsa, así que corrí para hacérselo saber a mi primo, pero desgraciadamente, ya era tarde, la puerta se encontraba abierta…

Destrozada por haberlo herido una vez más, le volví a mentir descaradamente mirándolo a la cara, y como siempre, él seguía comportándose como un caballero, guardando todo el dolor adentro.


Tomé los chocolates y las flores, se despidió y partió…

No supe nada de él en un par de meses, bueno, quise invitarlo a salir, pero al parecer estaba trabajando o definitivamente me estaba evadiendo, supuse que ahora si lo había alejado, lo único que me quedaba hacer era asumir lo que había hecho y lo hice.

Llegó lo inevitable, debía volver a clases, las vacaciones habían terminado.
En el salón lo ignoré todo el día, me costaba demasiado, dolía en lo más profundo de mí ser, pero ya el daño estaba hecho. Lo evité fuera y dentro de clases, eso hice por días, hasta que…























15 de junio de 2015

Ian sufrió un accidente cuando iba de camino a casa. Creo que lo que sentí ese día, era incluso más intenso que el dolor, era como una mezcla de culpa y dolor, porque evidentemente era mi culpa. Él iba distraído y eso ocasionó el terrible hecho.

Aunque por dentro mi corazón lloraba, seguía siendo la misma, la chica aparentemente segura que fingía estar bien solo para que el resto del mundo la viera. Sí. Sucede que la gente no se fija en si tú sufres, estas enfermo, en si eres tímida, en si no comes porque tu apetito nunca está o aún peor, comes, pero todo lo devuelves, ese tipo de cosas suelen ser invisibles para el mundo y si llegan a verlas, las utilizan en tu contra. Las personas solo miran lo superficial, vago, deshonesto, lo que con el tiempo se marchita. Incluso Ian, estoy segura de que lo que le hizo amarme fue mi inteligencia, mi aparente seguridad al hablar y mi belleza.

No digo que eso esté mal, pero a veces sucede que quieres mucho más que eso, quieres que alguien te note por lo que eres por dentro, quieres que se percaten de esas “pequeñas cosas” que nadie ve, quieres que alguien te ame por lo que eres, no por lo que ve.

No sé, tal vez soy demasiado exigente, siempre quiero más, anhelo lo extraordinario, tal vez lo que deseo es imposible.












Fui a verlo todos los días, pero nunca me atreví a entrar a su habitación y tampoco me dejé ver de nadie conocido.

Me sentía como un monstruo, ya le había hecho demasiado daño, lo mejor que podía hacer por su bien, era mantenerme al margen de su vida, solo quería asegurarme de que estaría bien, así que cuando por fin despertó, no volví al hospital.

Supe por algunos compañeros que poco a poco se estaba recuperando y se veía feliz, eso me reconfortaba, era lo menos que se merecía después de tantas decepciones causadas por mí.

Luego de unos meses por fin pudo volver a la universidad, estaba absolutamente recuperado, se veía tan lleno de vida.

Ese mismo día, para mi gran sorpresa, me llamó y me pidió acompañarlo al patio del recreo, lo hice.

Dijo muchas cosas, recuerdo cada palabra, pero lo cierto es que no tengo el valor de repetirlas, me quedé en silencio solo escuchándolo, no tenía el derecho ni la autoridad moral para decirle nada. Noté en sus ojos una mirada diferente, ya no me veía igual, ya no me amaba…


Después de decir adiós para siempre, dio media vuelta y se fue, y yo, volví a sentirme muerta en vida.



Autora:

No sé si alguien llegarà a leerme, espero que sí, y que sientan cada palabra, igual como la sentí, gracias :)





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⏰ Última actualización: Dec 22, 2019 ⏰

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