23.

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JungKook estaba aburrido, muchísimo.
Era cierto que otra semana de exámenes se aproximaba, y por ende debían estudiar más de lo necesario durante ese periodo.

JiMin se tomaba muy enserio esto, ya que era el último semestre, y no podía reprobar absolutamente nada. Eso quedaba en evidencia con todas las horas que pasó con el libro frente suyo, llevándose la tarde entera en ello, y el menor realmente que trató distraerlo pero nada funcionaba, él le decía que no era el momento.

Jeon no tenía nada que hacer, terminó de estudiar hace horas atrás y eso era más que suficiente para él, pero al parecer para su tonto novio no.

—JiMinieeeee, ya deja de estudiar.— Musitó, apoyando su cabeza en el hombro del mayor en un intento de que le mirase. Cosa que no sucedió, sus ojos permanecían clavados en las hojas del libro de biología.

—Hyunggggie.

Intentó, intentó e intentó, siendo todo un fiasco, incluso lo llamó por apodos ridículamente cariñosos. JungKook ya sintiéndose afectado por el constante rechazo de JiMin, suspiró y se sentó correctamente en la silla.

¿Cómo podría llamar su atención?

—JiMin, deja esos libros de mierda, por favor.— No recibió ni siquiera una breve mirada, y el menor revolvió sus cabellos con frustración.

—¿Puedes hacer silencio, JungKook?— El castaño le dirigió una mirada preguntándole si enserio había acabado decir aquello.

—¿Piidis hicir silincii, jingkiik?— Se burló imitando su voz, rodando los ojos. Ahí fue cuando agradeció que el otro lo estuviese ignorando.

Mirando con recelo al mayor, de repente el foco se prendió en su cabeza, ya encontró la manera para hacer que JiMin le mirase, ¿Cómo no se le pudo haber ocurrido antes?

—Hey, JiMin-Shii, ojalá ser el colchón de tu cama para estar debajo tuyo.— JungKook susurró con un tilde de voz coqueto, subió sus pies descalzos en el espacio que tenía el mayor en su silla, ya que estaba sentado ligeramente inclinado.

El pelirosa abrió sus ojos con perplejidad al escuchar las traviesas palabras de su novio, después de tanto sus neuronas dejaron de funcionar para entender el texto de aquel libro e hicieron un caos cuando miró al menor con una pequeña sonrisa. En cambio, JungKook sólo pensaba en bingo, bingo, bingo.

¿Que dijiste, Kook?— Preguntó lentamente.

—Préstame atención, JiMin-Shii.— El menor abultó sus labios y sus grandes ojos eran similares a los de un cachorro herido. JiMin no pudo resistirse a eso, diablos.

—A la mierda el estudio, ¿Quién quiere ser profesional?

Pocas palabras fueron dichas, JiMin tomó al menor de la muñeca, levantándolo de la silla para después llevarlo hasta la cama, empujándolo ahí. JungKook sonrió en victoria por su cometido, abriendo sus brazos para recibir al contrario.

 JungKook sonrió en victoria por su cometido, abriendo sus brazos para recibir al contrario

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Piropos┃JiKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora