FINAL.

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Los días pasaron con prisa, y cuando menos quisieron darse cuenta, las clases ya se habían acabado. Todo salió como esperaban, JiMin aprobó sin ningún problema y JungKook igualmente con honores, fue un buen año a pesar de todo.

Ninguno del círculo de amigos tuvo que recuperar, y esa era razón suficiente para celebrar como si no hubiera un mañana. Por ello, decidieron que sería una buena idea ir a pasar un fin de semana en la playa, y SeokJin puso a la disposición la casa de playa que tenían sus padres.

Luego de todos los asuntos del permiso, la organización y decisión, los siete amigos se encontraban jugando entre ellos en la playa, con la bonita casa detrás. Ya cuando anocheció, todos entraron y entre risas se pusieron a hacer algo para la cena, quedando más que todo responsables de eso SeokJin, TaeHyung y Hoseok.

Y el resto tal vez vagando por los alrededores.

Entre esos, JiMin y JungKook se escabulleron para observar la casa, y tal vez así pasar tiempo a solas después de todo un día rodeado de los chicos, caminando de aquí para allá se quedaron al patio trasero. Se sentaron en el extenso pasto verde vivo, mirando el cielo nocturno mientras que su compañía era lo único que necesitaban para sentirse bien.

—¿Fue un buen día, cierto?— JiMin pasó su brazo por los hombros del menor, acercándolo a su pecho, quedándose ahí. JungKook lo abrazó por la cintura, entrelazando sus propias manos y apoyando más su mejilla contra el pecho de su JiMinie. Amaba estar así.

—Sin duda lo fue, me divertí mucho.— Respondió el menor en un tono suave, mirando las estrellas que se dejaban ver aún más en este lugar debido a la ausencia de las luces de la ciudad.

—Totalmente.

El pelirosa alejó un poco a JungKook, tomando entre sus manos el rostro del menor, ahora rojizo gracias al sol que recibió en la tarde. Le fue imposible no pensar que él a pesar de todo se seguía viendo tan hermoso, tan precioso y tan encantador. JiMin sonrió con una leve risa escabulléndose cuando vio los ojos brillosos del otro, mirándolo con confusión por sus repentinas acciones.

—¿Qué haces, Minie?

—Solo te veo, eres hermoso, ¿Lo sabías?— Besó sus mejillas coloradas, enterrando sus dedos en los cabellos del menor. Cuando se separó, amó demasiado la forma en que el color rosáceo decoró aún más a sus mejillas.

—Deja de decir cosas así a la ligera.— JungKook abultó sus labios y le dio un suave golpe al mayor en el hombro, ganándose una risa de su parte. Él no pudo resistirse más y se unió en las risas junto con JiMin.

—Pero si quiero decírtelo, bebé.— El pelirosa reprochó con un puchero.

JungKook también tomó las mejillas de JiMin, apretándolas y jugando con ellas entre pequeñas risas que hacían que el mayor muriera de ternura al verlo.

—Hey, Kookie.

—¿Sí, Hyung?

—Te amo.— JiMin dejó salir aquellas palabras en un susurro, deseaba serle sincero desde hace tiempo, diciéndole sus sentimientos. Y supo que era correspondido al momento de ver los ojos de JungKook brillar como las estrellas de esa misma noche, volviendo su corazón un caos.

—También te amo.— Le dio un beso casto, pero muy sentimental, para luego abrazarlo fuertemente, escondiendo su rostro sonriente en el cuello del mayor. Ambos sentían que las típicas mariposas estaban revoloteando en su interior, algo tan cliché, pero no había mejor manera de definir todas las sensaciones que los abrazaba.

JiMin corresponde, sujetándolo por la cintura con una delicadeza que el menor sabía que únicamente encontraría en él.

—Me alegro de haber utilizado los piropos para conquistarte.— El pelirosa besó los cabellos del contrario, oliendo su aroma de frutos rojos en el proceso.

—Y yo me alegro de que los hayas utilizado, por muy idiotas que fueron.— Rodó los ojos, aunque su sonrisa se agrandó más.

Permanecieron mimándose durante varios minutos, abrazados sumergidos en su burbuja de amor y sintiendo la compañía del otro necesaria en cada beso que se daban con fervor. Olvidando que tenían unos amigos maravillosos que podían venir a interrumpirlos en cualquier momento.

—JungKook.

El mencionado hizo un sonido para hacerle saber que lo estaba escuchando.

—Eres un precioso ángel, y aunque el lugar de ellos sea el cielo, si te vas te echaré demasiado de menos.— JiMin susurró en el oído de su novio, afirmando sus manos en la cintura ajena y llevando sus labios al cuello blanquecino del menor.

—¿No podías dejar de hacerlo hasta el último momento, no?— Aunque lo ocultara, le encantaba que JiMin le dijera esas cosas, ocasionaba que su corazón revoloteara sin control, sintiéndose amado.

—Contigo como no hacerlo.

Ambos rieron compartiendo un mismo sentimiento, el menor enlazó sus dedos en el cabello rosa del otro y dejó que hiciera de su cuello lo que quisiera.

—Idiota.

Al escucharlo, JiMin se encargó de callarle con un beso profundo, uno que le derritió cada una de sus neuronas, haciéndolo enloquecer y olvidar porque estaba reprochándolo antes. Luego de ese vinieron muchos más, uno cortos, otros largos, y JungKook recibía con gusto cada uno de ellos.

Porque esa era una de sus tantas formas para demostrarse su extenso amor, algo único, pero al fin de cuentas eso significaba su relación.

Los piropos serían una divertida anécdota que recordar mas adelante.

Los piropos serían una divertida anécdota que recordar mas adelante

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Bueno, aquí termina esta historia. 🤙❤️

Gracias por el apoyo que le han dado, y eso. Se les quiere mucho 💖

FELIZ NAVIDADDDDD, GENTE PRECIOSA.

Piropos┃JiKook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora