Capítulo 9.

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A veces, no importa que tan adulto seas o que tan estudioso, es imposible encontrar las palabras correctas.

Bill y James están de pie, mirándose y mirando objetos a su alrededor como si se trataran de cosas interesantes. Afuera, la tormenta ha cesado y los acompaña un silencio extraño.

Hader carraspea y hace el ademán de comenzar a hablar (sin saber exactamente que es lo que va a decir), pero James le roba sorpresivamente la palabra.

—No tenemos que hablar de ésto— dice, sonando más brusco de lo que deseaba.

Bill parpadea con aturdimiento.

—¿Del beso, dices?

James no entiende como Bill puede decir “El beso” con tanta facilidad.

—Se que no significó nada— aclara Ransone, y le duele decirlo—, olvídalo y evitemos el mal trago.

Hader podría haberse rendido y asentir con la cabeza, pero ya no quería callarse.

—Significa mucho para mí— suelta—. Diablos, claro que sí.

James casi puede escuchar su corazón golpeando fuertemente su pecho.

—¿Qué?

Bill se pasa ambas manos por el cabello, mordiéndose levemente el labio inferior. Ya no hay marcha atrás a nada de ésto, le corresponda Jimmy o no.

—Que estoy enamorado de tí, James, eso es lo que sucede.

Silencio.

....


Ransone siente que flota en una maldita nube.

«Que estoy enamorado de tí, James» esas palabras resuenan como un eco en su cabeza, una y otra vez. Mira a Bill.

—¿Yo?  ¿A tí?— balbucea.

Hader asiente.

—Tú, a mí.

—Pero... Tú nunca me demostraste nada, creía que...

Bill sonríe con cierta resignación.

—Soy actor, ¿qué esperabas? Tengo habilidad para aparentar— dice.

Esa sola frase es suficiente para que James se largue a reír, un poco por el nerviosismo, un poco porque de verdad siente una extraña felicidad recorrerle el cuerpo.

—¿Eh?— Hader lo mira, confundido.

—Lo siento, es que yo... Creo que soy un idiota. No, no creo, es que lo soy— responde Ransone, pero está sonriendo abiertamente.

—Oye, que no tienes que sentirte comprometido con nada— se apresura a aclarar el más alto, pensando en el ése es el problema—, si yo no te...

—No, te equivocas.

—¿Qué?

—Que supongo que te mentiría si te dijera que no he vuelto a pensar en nuestro beso— esta vez, Ransone le sonríe con más suavidad y al mirarlo hay en sus ojos un brillo especial.

—¿Yo? ¿A tí?— pregunta Bill, sintiendo que se le escapa el aliento.

—Si, Bill, me gustas.

Hader se inclina hacia el contrario y toma sus manos en un gesto dulce que Ransone corresponde. Bill aún no puede acabar de procesar que sus sentimientos sean correspondidos.

I'm actor | Hadersone.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora