EPÍLOGO

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EL CHICO DEL CABELLO NARANJA

El radiante amanecer se vio prontamente entre las montañas, ChanYeol y BaekHyun se despertaron al sentir los rayos incipientes de luz picar sobre sus párpados cerrados; incluso en medio del bosque, casi desnudos, las extremidades de sus cuerpos algo adoloridas y con algunas ramas y hojas enredadas en las hebras de sus cabellos, pueden asegurar con toda honestidad que fue uno de los mejores despertares de sus vidas solo por simplemente poder despertar al lado de la persona que sería suya para la eternidad.

Con el alma rebosante de amor, se sonrieron con ternura compartiendo un pequeño beso sobre los labios.

— Buenos días, Cariño. — el mote amoroso que hasta hace algunos meses ChanYeol había comenzado a utilizar para llamarlo, nunca le había sonado tan correcto como en ese preciso momento y mentiría olímpicamente si dijera que no le gustaba. En realidad a BaekHyun le encantaba que el Alfa fuera tan tierno y cariñoso.

Era un maldito bastardo con mucha suerte.

— Buenos.... ¡oh diablos! ¿Cuándo te hiciste ese tatuaje? — definitivamente podría jurar que esa cosa no estuvo ayer por la noche. Se hubiera dado cuenta, porque, bueno... ya saben, tendría que haberse dado cuenta después de lo que hicieron anoche.

Era un trazo grueso en color negro que adornaba el costado de su abdomen. Al principio no pudo discernir que era realmente aquella imagen, pero se dio cuenta de que las líneas gruesas asemejaban a un ave en pleno vuelo, con las alas totalmente extendidas y una larga cola que parecía enredarse por el cuerpo bronceado del lobo.

ChanYeol con la expresión confundida por no saber de qué rayos estaba hablando BaekHyun, siguió la mirada atónita del castaño y llegó a ver su propio abdomen marcado con un tatuaje grande. Quedó estupefacto ante su propio cuerpo luciendo algo que él jamás se había hecho y hasta la noche anterior no existía ni en el más remoto de sus pensamientos.

BaekHyun comenzó a removerse con nerviosismo de un lado a otro, en el momento que se dio la vuelta sosteniéndose la cabeza en clara desesperación por entender lo que estaba pasando, ChanYeol quedó impactado cuando pudo ver que al igual que él, un tatuaje se extendía sobre la pálida piel de BaekHyun; este se encontraba justo debajo de su hombro en la parte de la espalda, cerca de la marca de apareamiento.

Era una elegante estrella, similar a una rosa de los vientos con sus numerosos picos adornados con oscuros círculos en las puntas, se acercó al chico quien temblaba de frustración acumulada y lo sujetó por los hombros para intentar tranquilizarlo.

— Mantén la calma, esto tiene que tener una explicación lógica y razonable. —

— ¿Explicación lógica y razonable? ¡¿Qué en todo esto, tiene jodido sentido?! En realidad nada me parece explicable ¡las bestias asquerosas esas! ¡el extraño fuego que sale de ti cada que pierdes el control y ni idea de cómo! ¡Yo brillando como puto arbolito de navidad! ¡Y ahora ese tonto tatuaje, que puedo asegurarte por mi vida que no estaba ahí anoche! ¡Nada tiene jodido sentido!... maldita sea, mi cabeza va a explotar. — por un segundo se quedó perdido en las palabras de brillar como arbolito de navidad, pero no era momento de preguntarle por eso. Lo haría más tarde.

— Yo sé que esto parece no tener salida; también me siento muy confundido pero tenemos que buscar ayuda para resolverlo. — BaekHyun razonó en que era la mejor opción, así que tomó una profunda respiración para recobrar la calma e irse de allí lo más pronto posible.

Arreglaron las pocas pertenencias que les quedaban dentro de la mochila para emprender su camino de regreso. A pesar de las circunstancias y no tener ni idea de donde se encontraban sus pequeños hermanos, podrían tener la seguridad que los encontrarían más rápido que tarde. Era una cuestión de mero instinto, una corazonada que les rebalsaba el corazón de paz y optimismo; el pequeño Omega había aprendió por las malas que a veces debía confiar en su instinto.

2. Contra instinto [찬백]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora