UNO

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UN RAYO DE LUZ

Un llanto desesperado alertó al joven padre exhausto, que permanecía pendiente en la estancia de su cabaña de cualquier emergencia que les ocurriera a sus bebés. Subió lo más rápido que sus pies le permitieron llegar hasta el segundo piso y presuroso se adentró a la pequeña recámara de color caoba donde descansaban sus dos cachorritos inquietos.

Al ver a los dos niños recostados en su cuna cubiertos por una mantita de un amarillo tan brillante como los girasoles de primavera, recordó la alegría que sintió cuando supo que los esperaba en su vientre, parecía incluso que habían pasado escasos días en los que sus pequeños bebés llegaron a este mundo para traerle dicha y esperanza de una hermosa familia; sus dos mellizos de cinco meses clamaban por sus atenciones con claros llantos tortuosos; bueno al menos solo uno de ellos, BaekHyun, quien era el menor de los dos, con sus hebras castañas tan suavecitas cayendo como cascada sobre su frente, con esas mejillas abultadas color carmín y sus pequeñas manitas estirándose hacia él, viéndolo con sus ojitos brillosos y cristalizados por el llanto que reflejaban una adoración con la que solo un niño ve a sus padres, logrando que el corazón del joven y bello hombre temblara de un amor magnífico y sonriera para el pequeño sol que llevaba entre sus brazos.

Para un padre no había nada más importante que los hijos y Xiao MinKi, quien juro desde el día en que sus cachorros dieron su primer vistazo a los colores de la vida que los protegería hasta la muerte.

🌼🌼🌼

— ¡Bonito! Estoy en casa... — el grito ronco proliferado por el Alfa se pudo escuchar por cada recóndito lugar de la manada, como si todos en esa casa estuvieran sordos y no hubiesen escuchado la puerta de roble ser cerrada.

— Sí, te escuchamos veinte metros antes de que llegarás cariño. — se burló el rubio con su hermosa sonrisa radiante que denotaba un poco cansancio.

— ¿Te sientes bien? Te veo fatigado — clamó preocupado, rodeando la cintura de su esposo para depositar un casto beso en sus labios rosaditos y apetitosos.

— Tranquilo, estoy todo lo cansado que un padre de dos niños, que más bien parecen huracanes y en estado de gestación estaría. — tranquilizo tocándose en vientre apenas abultado que dejaba ver el suéter de lana azul que traía puesto.

— Te ves hermoso —

— ¡Papá! — un grito agudo que venía desde la cocina hizo que esbozaran una sonrisa antes de separarse para saludar a sus dos pequeños traviesos.

— ¿Por qué tan felices hoy mis dos cachorros? — saludo con entusiasmo siendo recibidos por dos pares de bracitos alrededor de su cuello con algarabía y besitos babosos por todo su rostro.

Papi, comió muthas flesas — con sus casi dos años era para lo mucho que su reducido vocabulario pudo formular, así que valiéndose de las señas el pequeño BaekBoem infló sus mejillas y se tocó el estómago con pequeñas palmaditas. JongHyun volteó a ver a su esposo con clara interrogación por lo que niño trataba de decir.

— Los niños vieron mi vientre está mañana y creen que comí muchas fresas y me puse gordo de tanto comer. — aclaró con un puchero y su ceño divertidamente fruncido.

Sacando a su pequeño de la silla donde estaba comiendo, lo elevó en sus brazos viéndolo a los ojitos para aclarar

— Tu papi no comió muchas fresas, Beommie... o tal vez sí. Pero lo que lleva ahí en la pancita es a un bebé. — los ojitos oscuros de BaekBoem se redondearon de sorpresa y su hermano menor puso en palabras por lo que su confundía cabeza pasaba.

2. Contra instinto [찬백]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora