°•Don't give in•°

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Jennie y Mino se retiraron, pero Jennie prácticamente era arrastrada hacia el auto de él.

-¿Qué mierda te pasa?- Dijo Jennie soltándose de su agarre

-¿Quién diablos es ella?- Preguntó con el ceño fruncido.

-¿Qué acaso no lo viste? Es la madre de una de mis niñas- Dijo molesta.

-Pues eso no es lo que parecía- Dijo cruzándose de brazos.

-Es poco relevante para mí lo que te parezca. Y ¿Qué haces aquí? Te dije que estaba ocupada-

-Te voy a llevar a la universidad- Dijo tomándola nuevamente del brazo para llevarla a su auto.

-Tengo mi propio auto, no necesito de tí- Dijo quitando su brazo bruscamente.

-¡Jennie!- Dió un respiro y se calmó -Jennie, yo te llevaré- Dijo acercándose a ella.

-¡Que no Mino! ¡Dije que no!- Dijo dándose media vuelta para encaminarse a su auto.

Llegó a él y se subió, automáticamente puso su cabeza sobre el volante. Su día había empezado perfectamente, su vida había sido relativamente después de alejarse de las personas que le hacían daño ¿Y Lalisa se atreve a meterse de nuevo a su vida como si nada? No tiene el derecho y Mino no tiene derecho a decidir sobre su persona, pero tiene que ayudarla.

Con Mino había pensado que había dejado de querer a Lisa, que la había dejado de amar, pero ¿Por qué diablos cuando la vió su corazón dió un vuelco?, ¿Por qué cuando Lisa tomó su mano sintió ese choque electrizante tal como hace seis años?.

Estaba bastante confundida, estaba agobiada, nuevamente esa mujer había hecho de ella lo que quiso, pero no lo permitiría. No otra vez.

Condujo hasta la universidad y se dirigió a su clase.
Si día continuó con normalidad, la única diferencia es que había evitado a Mino a toda costa, lo que menos quería era verle.

Al terminar su jornada laboral, salió del campus hasta el estacionamiento e iba a esperar a su hermana, pero la vió subir a un auto con vidrios polarizados justo en frente de ella.

-¡Dahyun!- Gritó. Pero ya era demasiado tarde, el auto había partido.

La castaña desesperada, marcó al teléfono de su hermana la cual contestó a penas al segundo tono.

-Hola, Jen- Dijo con total naturalidad.

-¿Hola Jen? ¿Que diablos estás pensando? Te estoy esperando como idiota y sin avisar te subes a un auto que parece de narcotráficantes- Dijo molesta.

-Dios ¿Cuánto hace que no tienes sexo hermanita?- Dijo la muchacha de 18 años.

-¿¡Disculpa¡?- Dijo levantando la voz

-Estás muy intensa. Tranquila vine con... Una vieja amiga-

-¿Y por qué diablos nisiquiera me avisas? ¿Ah?-

-Fue de imprevisto, no sabía que estaría aquí, pero igual no te preocupes, ella me llevará a casa más tarde- Jennie suspiró

-Bien. Me avisas cuando llegues a casa de papá-

-Ok Jen, lo siento, Adiós- Jennie colgó.

La castaña sobó su cien, se subió a su auto y comenzó a conducir hasta su departamento.
Al a penas llegar, se dirigió a su baño y se preparó un baño de sales para relajarse.

Tiró su ropa al piso y ató su pelo en un moño despeinado sobre su cabeza para seguido de ello introducirse al agua caliente.
Al sentarse sobre la bañera gimió por el dolor en su espalda, pues el cargar chiquillos y el tener que cargar mochilitas estaba cobrando cuentas.

»Still Love Me?« »JENLISA« »G!P«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora