Lisa abrió los ojos y con tan solo recordar la noche anterior y ver la espalda de Jennie cubierta de marcianitos verdes, sonrió. Sonrió como tenía mucho no lo hacia. Durmió como nunca junto a su pequeña princesa.Ya había tenido un buen escarmiento y un buen karma por ser una idiota la mayor parte de su vida. Tanto que supo que lo único que había hecho bien, era su pequeño rayito de luz, pues desde pequeña reconocía que era una chica arrogante que le encantaba lo ostentoso y creía que todo se arreglaba con dinero. No se había esforzado por trabajo por qué desde que nació ya estaba destinada a trabajar en aquel casino. Se había casado con Seulgi por nada más que estatus y lo único que pudo haber sido bueno, puro y real desde un principio, se encargó de arruinarlo, aunque no se arrepentía del todo, pues de no haber empujado a su pequeña castaña a aquella mala situación, tal vez nunca hubiera probado sus labios, no se hubiera hecho adicta a ellos y no lucharía hoy por ganarse un lugar a su lado.
Ahora tal vez ya era muy tarde, pero eso poco importaba. Comenzaría a hacer la cosas bien con Jennie y haría hasta lo imposible por recuperar a su hija.
Con una sonrisa y tratando de no despertar a Jennie se levantó de la cama y se dirigió al baño, se lavó la cara, los dientes y cepilló su cabello que parecía un nido de pájaros. Después fue hasta la cocina y se puso manos a la obra. Con la pequeña Lia había agarrado un poco más de experiencia cocinando, tanto que ya se sentía orgullosa.
Preparó unos muffins de leche dulce con una glaseado de queso crema, un plato pequeño de avena, un plato con frutas silvestres y un jugo de naranja. Aquel era el plato favorito de Lia y al recordarlo sonrió nostálgicamente, pues extrañaba mucho a su hija, nunca había estado tanto tiempo alejada de ella. Podrían tacharla de ser una idiota, tal vez hasta un asco de persona, pero jamás había sido una mala madre.
Puso todo el desayuno en una pequeña bandeja y se dirigió a su escritorio de la habitación que ocupaba como despacho, tomó un post-it y una pluma y en donde escribió una pequeña nota y después la pegó en la bandeja.
Estaba por llevarle el desayuno a su morenita, pero antes de aquello decidió llamar a su hija.
Tomó el teléfono y marcó el número de Seulgi. Timbró un par de veces y finalmente contestaron.
-¿Hola?- Preguntó una voz que no era la de Seulgi
-¿Podrías pasarme a Lia?- Dijo sin molestarse en siquiera preguntar con quién estaba hablando.
-Oh, lo siento pero ella se encuentra con su madre- Dijo la voz de la chica.
-¿Y que acaso Seulgi no está ahí?-
-No, Lia se encuentra con su otra madre-
-Habla Lalisa Manoban y mi hija se encuentra ahora con Seulgi, comunícamela por favor- Dijo exasperada.
-¿Quien es, amor?- Se escuchó a lo lejos la voz de Seulgi
-Lalisa- Respondió la chica.
Se escucharon como la chica entregaba el teléfono a la recién nombrada y contestó.
-Hola Lisa-
-¿Dónde está mi hija?-
-Oh, Lia está arriba tomando una ducha- Dijo indiferente
-¿Y por qué la chica acaba de decir que está conmigo?-
-Oh, se debió de haber confundido-
-Hablaré más tarde y si no me contesta mi hija, te atenderás a las consecuencias ¿Oíste?- Dijo colgando el teléfono.
No estaba preocupada, sabía que Seulgi no podría estar tan bien sabiendo que su hija no estaba bien. En conclusión sabía que su hija estaba bien, pero se le hacía extraño que Seulgi no estuviera con ella.
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»Still Love Me?« »JENLISA« »G!P«
Fanfiction»CALL ME DADDY→PARTE DOS← Tenía tiempo que no veía tus ojos. Esos mismos ojos que me cautivaron desde el primer instante en qué nuestras miradas chocaron por primera vez... Me robaste el aliento... Tenía tiempo que no tocaba tu sedoso cabello castañ...