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— ¡Betty, apúrate!

— ¡Casi estoy lista!

— ¡Vamos a llegar tarde!

— ¡Dame un minuto, jughead!

Lo oí resoplar y alejarse de donde había estado gritándome al pie de la escalera. Íbamos a ir a casa de fp y alice por el fin de semana… No habíamos pasado suficiente "Tiempo Familiar", como alice lo llamaba últimamente. Archie, veronica, cheryl y tony también irían. Por mucho que me disgustara empacar y sentarme en un carro para un viaje de cinco horas (especialmente con jughead manejando, su constante exceso de velocidad siempre se convertía en discusión), estaba muy emocionada de verlos a todos. De verdad no nos habíamos visto lo suficiente últimamente. Culpo a los problemas por la distancia.

Saqué mi maleta de la cama de un tirón, ésta abandonó mis manos y aterrizó con un golpe sordo. Era más pesada de lo que pensaba. Empecé a arrastrarla sacándola de la recámara. Estaba demasiado absorta en no tratar de caer con mis dos pies izquierdos y arrastrar mi maleta, que no me había dado cuenta de que jughead estaba recargado en el marco de la puerta, mirándome.

Hasta que tropecé con sus pies.

— ¿Necesitas una mano? —preguntó inocentemente, como si no acabara de casi causar que me rompiera el trasero.

—No —refunfuñé, ni siquiera intentando luchar con mi maleta.

Arqueó una ceja.

—Eso significa sí.

Se rió entre dientes y la cogió.

Con una mano.

¿Cómo? ¿No la encontraba pesada? ¿Para nada?

Hmm… quizás había estado haciendo ejercicio.

—Betty, sé que mi trasero luce bien, pero necesitamos irnos, deja de mirar.

Puse los ojos en blanco, pero no pude evitar que una sonrisa se formara en mi boca y lo seguí. Tenía buen trasero.

Un muy buen trasero.

¿Hacía ejercicio para el trasero?

No había forma de que alguien simplemente tuviera tan buen trasero por naturaleza.

Bueno, se trataba de jughead. Mi propio Adonis, no sólo alguien.

Mantuvo la puerta abierta para que entrara. Siempre caballero. Hmmm… bueno, no siempre. Sonreí.

— ¿Por qué sonríes? —preguntó, entrando al auto y comenzando a partir.

—Por nada —me volví para mirar a los árboles que pasaban volando por la ventana.

Escuché su escéptico "Mm hmm" y reí bajito para mí misma.

Alguien me estaba zarandeando.

—Betty.

Y hablándome.

—Betty.

𝕹𝖚𝖊𝖘𝖙𝖗𝖆 𝖛𝖎𝖉𝖆 𝖘𝖊𝖝𝖚𝖆𝖑(𝖇𝖚𝖌𝖍𝖊𝖆𝖉) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora