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—Acabado. —Cerró la tapa del libro y suspiró recordando cada palabra en él, se dirigió al estante para colocarlo y tomar su teléfono para llamar a su amigo y decirle que le había parecido el nuevo libro publicado—. Sin dudas se ha esmerado. —Tomó su teléfono para marcar el número que se sabía de memoria.
—Vaya, parece que ya leíste mi libro. —Se río por la voz egocéntrica que poseía su amigo.
—Debes estar en un avión camino a Londres ¿Estás seguro que tienes tiempo para hablar. —El chico se encogió de hombros y le sonrió a la nada, sus ojos verdes dieron con los carteles de luz anunciando los viajes.
—Tendrías que haber venido conmigo, quien sabe a lo mejor te hubiera gustado más Londres que París. —Negó con la cabeza y suspiró mirando los cuadros de su apartamento.
—Mi madre enloquecería, solo de pensar que vivo sola ya está perdiendo la cordura Félix. —Él solo dejó que ella escuchara una risa por el altavoz.
—Lo sé Kagami, pero aún así quiero que algún día te liberes. —Ella dejó escapar el aire, miró al vacío y cerró los ojos.
—Deja de escribir metáforas sobre mí ¿Piensas que no me doy cuenta? —A Félix le encantaba hablar con la chica.
—Bueno, algún día te haré saber que en verdad pienso. —Esta vez vez fue ella la que negó con la cabeza—. Ve a ver a Luka cuando puedas, siento que cometerá una locura si no lo vigilamos, él puede que no me consideré su amigo pero a ti sí. —Kagami alzó los hombros.
—Buen viaje Félix. —Le dijo escuchando como ya lo estaban llamando.
—Te llamaré cuando llegue a Londres, adiós Kagami. —Así aquella pequeña y corta conversación había concluido.
Le gustaba demasiado el rubio, pero jamás había tenido el valor para decírselo y más cuando su madre estaba preparando una boda con el primo de este. Kagami solo se dejó caer y cerrar los ojos, su vida iba a la deriva, no tenía a Félix que la apoyará, tenía el bloqueo del artista puesto que sus pinturas sólo reflejaban un agujero negro en su vida. Deseaba que ocurriera un milagro para dejar aquella vida tan planificada por su madre, ser pintora era su manera de rebelión a veces se sentía mal, sentía que era una chica adoptada y que su madre estaba haciendo con ella lo que no pudo. El timbre sonó sacando a la azabache de sus pensamientos, esos que la consumían cuando estaba en soledad, no se imaginaba quien podría ser pero con pereza se levantó de su asiento para abrir la puerta y encontrarse con una cabellera rubio y ojos azules que la observaban con una gran sonrisa.
—Hola Kagami, disculpa si te interrumpo. —La Tsurugi no esperaba aquella visita pero sin dudas la necesitaba, quería alguien para confesarse y quien más que una completa desconocida que buscaba conocerla.
—¿Zoe te dio mi dirección no? —La rubia se rió y asintió levemente con la cabeza—. Adelante pasa, dudo que quieras quedarte hablando en la puerta.
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Etiquetas para un corazón [LukLoe]
FanfictionLas heridas del pasado atormentan a una escritora que ha ganado un premio Nobel, Chloe con su corazón herido busca salvación en uno de sus más grandes hobbie la escritura. Sin culpa a como reaccionó al pasado Luka se obsesiona con la escritora franc...