¿Amistad o Amor? [Luka Couffaine x Reader]

6 | Una canción para ¿Marinette? |

Pasó una semana desde el incidente en la feria, y aún sigo pensando en todo aquello que Luna me dijo en la noria. Sabía que a él le gusta Marinette, es demasiado obvio aunque Marinette no se dé cuenta. Aunque claro, Marinette está embobada con Adrien.

—Hey ______ ¿vienes? Juleka nos invitó a su casa para escuchar la nueva canción de Los gatitos. —Alix me saca de mis pensamientos.

—¿Los gatitos? ¿Que es eso?

—Es la banda que tenemos. —explica Rose— El grupo lo formamos Luka, Juleka, Iván y yo.

—Claro pero ¿dónde hay que ir?

—Tranquila, Marinette y yo te recogemos en tu casa y vamos. —propone Alya.

—Está bien, entonces luego nos vemos.

• • •

Suena el timbre de final de clases. Por fin podremos irnos a casa y comer los deliciosos macarrones que prepara David.

—Entonces pasaremos por ti a las cuatro. Hey ______ ¿me estás escuchando? —Alya mueve su mano frente a mi cara.

—P-perdón, estaba pensando en otras cosas. ¿Qué decías?

—Marinette y yo pasaremos a las cuatro para recogerte.

—Oh, vale, entonces hasta las cuatro. —me despido de ellas y voy junto a David, que ya está esperándome fuera.

—¿Qué tal tu día? —pregunta una vez estoy frente a él.

—Aburrido, como todos los días. —me encogo de hombros.

Él sólo sonríe y me abre la puerta para que pase dentro del coche.

—Sabes que odio que hagas eso.

—Lo siento, siempre es costumbre hacerlo cuando Ágata está. —se rasca la nuca.

—Yo no soy como esa rubia pija polioperada, pero no pasa nada. —le doy un beso en la mejilla y me subo al coche.

David cierra la puerta y nos disponemos a ir a casa. Sé que se esfuerza por hacer su trabajo lo mejor que puede, y sabiendo como es Ágata, le pondrá pegas hasta de como respira, por eso no me gusta ser tratada como una pija malcriada que tenga un montón de caprichos, prefiero ser una persona normal, que pueda abrir la puerta del coche ella sola, o no tener a alguien que cada dos minutos me pregunte si necesito algo.

—Por cierto, Marinette y Alya vendrán por mí a las cuatro.

—Está bien, pero vuelve antes de las nueve. Ya sabes como se pone tu padre cuando no estás antes de esa hora en casa.

—Te lo prometo.

Al llegar, David aparca el coche y yo salgo de él con la mochila en un hombro.

—Por cierto, hoy no hay macarrones para comer.

Me paro en seco y le miro con un aura que ni yo sé de donde la he sacado. Con esas palabras, me acaba de chafar el día. Lo bueno de los miércoles es que hay macarrones para comer, ¿¡Y ahora me está diciendo que no hay!?

—No me mires así, Ágata quería cocinar hoy, no me puedo oponer a esa mujer. —me mira y sonríe de lado.

—No me pongas esa carita, sabes que no me puedo enfadar contigo si la pones. —avanzo a su lado y le revuelvo el pelo— Eso sí, si esa mujer ha hecho su asqueroso puré de pescado, se lo tiraré a la cabeza y no seré responsable.