El Primer Beso //Park Jimin//

💖Capítulo 03💖

- ¡Astrid! -Jimin salta a la vista de la castaña con una radiante sonrisa. Astrid cerró el libro de Bajo la misma estrella que leía dejándolo sobre la mesa y sonrió dejando caer su espalda en el respaldar de la silla mientras se cruzaba de brazos. Conocía a su mejor amigo. Él estaba más feliz de la cuenta y ella podía saber la obvia razón de su alegría. Gina Fisher.

Jimin no recordaba la última vez que ellos estuvieron el jardín, pero debió ser hace mucho como para no recordarlo. Una fresca brisa soplo de repente haciendo que el cabello de Astrid el cual se encontraba recogido en una coleta alta se moviera, además de unas hebras rebeldes que se escaparon por la brisa. A Jimin le gustaba mucho cuando recogía su cabello, ya que siempre lograba resaltar su pequeño y adorable rostro.

- Te ves hermosa hoy -alaga el pelinegro tomando asiento.

- Siempre me veo hermosa -sonríe ladinamente manteniéndose en la misma posición-. Aunque no viste a decirme lo hermosa que estoy, así que habla ya Park, ¿Por qué tan feliz?

- Hable con Gina anoche.

- Lo deduje.

- ¿sabes que mañana es nuestra salida cierto?

Astrid ladeo su cabeza y entrecerró sus ojos marrones. Tenía la impresión de que Jimin le pediría algo.

- Lo sé.

- Bueno, -desvió su mirada a otro lado y habló lo más rápido que pudo-. Quiero que me acompañes mañana.

Silencio. Solo hubo eso por un largo rato.

- Jimin -Astrid busco los ojos del contrario-. Te quiero mucho.

- Yo también te quiero mucho Astrid.

- Por eso te diré esto -agarra su mano y le da un apretón suave-. Adoraría ayudarte, enserio que sí, pero no puedo hacerlo siempre. Es momento de que aprendas hacerlo por tu propia cuenta -su mejor amigo baja su mirada pero ella levanta su barbilla para que la mire-. Eres un chico increíble y estoy segura que Gina también lo sabe. No dejes pasar la oportunidad que tienes de conquistar a la chica que te gusta por tu timidez. Confía en ti hombre.

Jimin sonrió ampliamente.

- Tienes razón -asintió convencido-. Puedo hacerlo.

- Por supuesto que puedes.

- ¿No abrazamos? -jimin extendió sus brazos mientras Astrid negaba riendo-. Yo sé que quieres.

- Claro que no.

- Claro que sí.

Astrid se levantó de un salto al mismo tiempo que vio a jimin hacerlo y antes de que el pelinegro llegara a ella, corrió huyendo de su abrazo. Sin embargo, jimin la persiguió por todo el jardín hasta tenerla entre sus brazos.

Ambos pasaron toda esa tarde juntos, hablando de temas triviales y contando malos chistes que provocaban la risa del otro.