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Amaya.

la puerta de su casa se abrió con Natalia del otro lado, me dio una sonrisa y me dejo pasar.

—hola Nati —bese su mejilla —

—hola flaquita —me da un abrazo rápido —

—vengo a ver a Ignacio —acomode un mechón de mi pelo atrás de mi oreja —

—ayer llegó enojado y no a salido de su pieza —señala al pasillo —anda.

—gracias Nati —ella asintió y entró a la cocina.

seguí caminando por el pasillo hasta llegar a la puerta que tenía una patente de auto y un cartel de stop pegados, golpee la puerta y esperé una respuesta.

—pase —se escuchó —

abri la puerta y lo encontré recién salido de la ducha, con su pelo mojado y una toalla de boca amarrada a su cintura.

inconciente mordi mi labio y los remoje con mi lengua.

—pensé que eras mi vieja —rueda sus ojos y se cruza de brazos  —¿qué quieres ahora?

—venía a hablar—levante mis hombros y baje mi mirada al piso — quiero hablar de lo que pasa, o de lo que me pasa con vos

rascó su nuca y me miro serio.

—Ignacio, vos me gustas enserio, no es un juego —suspiro—nunca fuiste un juego y si te busco es por algo, no quería perder lo que teníamos pero por algo pasan las cosas —me acerco un poco a el — y aunque quisiera estar enamorada de Valentin, no puedo porque al que amó de verdad es a vos.

—yo te tengo que pedir perdón, vos no sos de mi propiedad y sos libre de hacer lo que quieras, con quien quieras y como quieras —calla un segundo y vuelve a hablar — pero no me voy a bancar que me tomes como un juego, duele.

—no es un juego —repito —

—yo lo veo así —levanta los hombros —siento que cuando no estoy lo buscas a el o tal vez es al revés, pero lo que más duele es que te prometí siempre estar para vos y en el segundo que tardó ya estás corriendo a sus brazos y yo sigo como pelotudo estando ahí.

—era urgente ese día —justifique —

—¿y el sábado pasado? —levantó una ceja — nisiquiera fui a la puta joda, me tuve que quedar con mi hermanito porque mi vieja trabajo hasta tarde y después iba a ir para tu casa, pero en ves de dejarme explicar me mandaste a la verga y te quedaste con el.

—¿cómo iba a saber lo? —murmure —

—me cambiaste en la primera oportunidad que tuviste —rasco su nariz —nisiquiera te tomaste la molestia de preguntar que sentía yo.

—¿y que esperabas, Nacho? —tragué saliva — me cortaste el rostro miles de veces, y dolía.—rasque mi brazo —

—anda te —negó con su cabeza —anda te.

mordi mi labio frustrada y me dirigí hasta la puerta pateandome mentalmente y cuándo estaba por salir de la pieza me arrepentí.

—no me voy a ir .

acelere mi paso hasta el para robarle un beso que lo tomó por sorpresa, lo mire una vez más y volví a besarlo mientras dejaba mi mano sobre su pecho desnudo y la otra detrás de su nuca para intensificar el beso. Sus brazos estaban posados sobre mi cintura dejando caer sus manos en cada nalga.

baje mi mano hasta su toallon y lentamente se lo quite, dejándolo completamente desnudo en su pieza. Con su ayuda mis piernas se enredaron en su cintura sin separarnos del beso que manteniamos, avanzó hasta su cama donde me recosto en ella y el encima mío, me separe de el para que pudiera sacar mi remera y tirarla en alguna parte de su pieza, volví a dejar pequeños besos en sus labios y para luego empezar a bajar hasta su cuello, sus manos desabrocharon los botones de mi jeans y empezó a quitar lo mientras atacaba mis labios nuevamente.

enrede nuevamente mis piernas en su cintura para poder tener más contacto físico entre los dos, y cuando pensé que nadie nos podía parar la puerta se abrió y de inmediato me tape con las sábanas al igual que Ignacio.

—perdón —dijo Nati dándonos la espalda —perdón, yo no sabía.

—mierda —murmuró Nacho —toca la puerta vieja —se quejó —

—perdón —volvió a repetir —

me tape la cabeza con las sábanas celestes de la cama, estaba muerta de vergüenza.

—ya comemos,¿te quedas Amaya? —por debajo de las sábanas negué —

—se queda —contestó Ignacio —

—ok —fue lo último que dijo antes de cerrar la puerta.


Esperándote; ECKODonde viven las historias. Descúbrelo ahora